Pandemia

Aislados en democracia: cómo enfrentamos una medida inédita

Se decretó la cuarentena obligatoria, pero sin restricciones constitucionales. Una situación inédita que pone a prueba lo mejor y lo peor de cada uno. La solidaridad y la adolescente y estúpida tendencia a transgredir.

Pablo Icardi
Pablo Icardi viernes, 20 de marzo de 2020 · 08:51 hs
Aislados en democracia: cómo enfrentamos una medida inédita
Foto: ALF PONCE / MDZ

Obligados a encerrarse, con prohibiciones para circular y una aparente restricción a las libertades. La vida cambió drásticamente, sin un enemigo visible y tampoco culpa de las ocurrencias antojadizas de algún gobierno autoritario.

El aislamiento obligatorio ocurre en plena democracia, con la intención de cuidar la salud y el bien común. No hay antecedentes en ese sentido.

En Argentina la piel se eriza al hablar de prohibiciones. Pero esto no tiene nada que ver. La letra del Decreto de Necesidad y Urgencia deja en manos de las fuerzas de seguridad el control y exige rigor. Pero hay detalles que son importantes. No se decretó el Estado de Sitio, que le otorga atribuciones extremas y se puede privar de la libertad a las personas.El artículo 23 de la Constitución determina esos casos extremos cuando haya “conmoción interior” y de esa manera la “ley fundamental” queda de lado.

Es un dato trascendente: estamos obligados a quedarnos en nuestras casas, pero en Argentina están vigentes todas las garantías constitucionales; todos los derechos y obligaciones. Hubo momentos en que en plena democracia se decretó Estado de Sitio (antes de la dictadura y en 2001). Hoy no hay por qué rebelarse ante una restricción a la circulación. 

Las medidas de prevención extremas que se tomaron son para enfrentar un problema que superó incluso a países desarrollados, que aparentemente tienen la vida resuelta. La soberbia fue la peor trampa para Italia; la subestimación fue una gran torpeza para Estados Unidos.

La crisis pone de relieve las miserias y potencialidades. Las de que hicieron tentar a los legisladores que, sin pudor, usan dinero público para hacer "caridad" en su nombre. O el empeño de los trabajadores de la salud que deberán ser el último escudo para cuidar a la población. La carga de responsabilidad es enorme para todos, pero principalmente para quienes tienen la potestad  de tomar decisiones, quienes gobiernan y quienes aspiran a hacerlo, superen sus propias ambiciones para buscar el bien común. También exige un enfoque distinto para los empresarios, sobre todos a los pocos que podrán quedar fortalecidos ante la crisis. Pero principalmente para todas las familias y personas de manera individual. 

 1º.- A fin de proteger la salud pública, lo que constituye una obligación inalienable del Estado nacional, se establece para todas las personas que habitan en el país o se encuentren en él en forma temporaria, la medida de “aislamiento social, preventivo y obligatorio” en los términos indicados en el presente decreto. La misma regirá desde el 20 hasta el 31 de marzo inclusive del corriente año, pudiéndose prorrogar este plazo por el tiempo que se considere necesario en atención a la situación epidemiológica.

 

La picardía criolla

Un velorio plagado de gente. Colas de personas en los supermercados para comprar productos que no necesitan, con plata que no tienen. Vivos que crean falsas noticias para distribuir por redes y generar pánico. 

Las medidas extremas ponen a prueba la idiosincrasia transgresora, la picardía criolla, el sálvese quien pueda; esa adolescente interpretación de la realidad que nos hace primero buscar cómo esquivar la ley antes que cumplirla. Pues si lo hacemos, esta vez corre riesgo nuestra salud. Y si no importa el bienestar propio, pues digamos que ponemos en riesgo a quienes queremos.

A riesgo de caer en la obsecuencia, se puede decir que Alberto Fernández habló con calidez ayer; un tono que generó una enorme empatía. Y desde ese lugar retó a los argentinos que transgreden estúpidamente. Fernández en la Nación y Rodolfo Suarez en la provincia tienen la potestad de conducir, los poderes concentrados para decidir y ahora comienzan a vestir esas atribuciones de la legitimidad para liderar. 

ARTÍCULO 3º.- El MINISTERIO DE SEGURIDAD dispondrá controles permanentes en rutas, vías y espacios públicos, accesos y demás lugares estratégicos que determine, en coordinación y en forma concurrente con sus pares de las jurisdicciones provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para garantizar el cumplimiento del “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, de las normas vigentes dispuestas en el marco de la emergencia sanitaria y de sus normas complementarias.

El Decreto transfiere a los gobernadores el poder de control del aislamiento. "Las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los municipios dictarán las medidas necesarias para implementar lo dispuesto en el presente decreto, como delegados del gobierno federal, conforme lo establece el artículo 128 de la Constitución Nacional, sin perjuicio de otras medidas que deban adoptar tanto las provincias, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como los Municipios, en ejercicio de sus competencias propias", dice la Norma. 

Cuando se constate la existencia de infracción al cumplimiento del “aislamiento social, preventivo y obligatorio” o a otras normas dispuestas para la protección de la salud pública en el marco de la emergencia sanitaria, se procederá de inmediato a hacer cesar la conducta infractora y se dará actuación a la autoridad competente, en el marco de los artículos 205, 239 y concordantes del Código Penal.

 

Lo mejor que puede ocurrir es que ni el Presidente, ni el Gobernador utilicen esas potestades. La situación es dramática y lo será luego para la economía. Pero es un nuevo comienzo.

Archivado en