Protesta

Qué hay detrás del incendio en la Legislatura y los incidentes en la marcha para pedir justicia

La marcha para pedir justicia por el femicidio de Florencia Romano fue contundente, pero hubo un grupo que agitó y prendieron fuego tres edificios públicos. Por qué no hubo custodia policial y las dudas.

Pablo Icardi
Pablo Icardi sábado, 19 de diciembre de 2020 · 07:59 hs

"De repente un grupo de unas 20 personas se desprendió del resto y empezó a romper cosas", explican quienes ayer estuvieron en la marcha para pedir justicia por Florencia Romano. Ese grupo terminó prendiendo fuego parte de la Legislatura, cuando la manifestación ya había terminado. Los daños materiales son grandes, pero los simbólicos mucho más.

Se quemó el sitio de mayor pluralidad en la política mendocina, donde desde la derecha a la izquierda tienen representación. Más grave es la distorsión que se produce entre el desesperado reclamo de justicia y la violencia en la manifestación. En Tribunales hubo rotura de vidrios, en casa de Gobierno también, pero en la Casa de las Leyes, cuando ya era de noche, no hubo freno. No hubo heridos ni agresiones a personas. Los disturbios tuvieron que ver con ataque a los edificios icónicos de los tres poderes del Estado. Ninguna de las autoridades que los conducen estaban en el lugar cuando ocurrieron los hechos. La decisión del Gobierno fue no actuar para evitar enfrentamientos y males peores. 

La marcha fue familiar y pacífica en todo su recorrido. El Gobierno decidió que no hubiera custodia policial fuerte porque entendían que no hacía falta. "Era una marcha para pedir justicia por una criatura, no hacia falta custodia", explicó un funcionario. La impericia en responder a los llamados de auxilio que llegaron al 911 por los gritos de Florencia pusieron a la Policía como eje de las protestas y también podía ser un foco de agitación si había mucha custodia. En la marcha había dirigentes políticos de todos los partidos. Solo las fuerzas de izquierdas se identificaron como tales. Desde esos sectores (consultados por MDZ) repudiaron la violencia. 

En el Gobierno aseguran que hubo "grupos de delincuentes" que agitaron. Y creen que la falta de conducción de la movilización atenta contra la organización y pone en riesgo a los propios manifestantes. "La marcha era por una buena causa. El problema es que a quienes cometen delitos nadie los controla, nadie de los organizadores los controla", aseguraron. Al mismo tiempo pidieron prudencia en el abordaje discursivo del tema, sobre todo a la dirigencia política.

Contextos

El contexto social es delicado y por eso, por ejemplo, el gobernador Rodolfo Suarez había postergado algunas decisiones para evitar protestas. Más allá, incluso, el propio Suarez entiende que en Mendoza hay grupos dispuestos a aprovechar situaciones justas para generar disturbios desmesurados. Esa idea es la que le ha hecho retroceder en varias decisiones (desde la minería a la ley de educación). 

El asesinato de Florencia va por otro camino. Es un hecho indignante que trasciende lo policial y angustia a todos. Cuando se detectó que hubo negligencias en el abordaje preventivo y de asistencia en emergencia quedaron bajo la lupa los canales institucionales que tiene el Estado. El llamado al 911 que fue descartado demuestra una pereza en el accionar de la Policía que genera dudas si es estructural o si fue un caso particular. En una organización verticalista como la policía los protocolos están para cumplirse al pie de la letra.

Si hay 1000 llamados falsos, a todos se los contesta igual (explican) y se presupone que los agentes tienen la experiencia para llevar adelante situaciones. En teoría el equipamiento de la esa fuerza de seguridad permite detectar el origen de la llamada; también en teoría se supone que los operadores del 911 tienen la formación para filtrar situaciones. Cada móvil tiene GPS y los operadores debían enviar al más cercano a la zona donde se produjo el llamado.

Hubo un pedido de auxilio, había una dirección. No hubo respuesta. Es difícil saber si el femicidio se hubiera podido evitar. Probablemente no. Pero la presencia de la policía cerca podía ser un elemento disuasivo y al menos se hubiera evitado el ultraje ulterior del cuerpo y la dignidad de Florencia. El Gobierno ahora debe determinar si ese accionar responde a un problema particular de un agente o si es un accionar estructural de esa fuerza de seguridad y existe pereza colectiva para responder a su deber de prevenir y asistir a las víctimas. 

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