Energía

YPF rompe el hielo con Mendoza, pero los planes son conservadores

Suarez y Affronti se reunieron y descongelaron la relación. El año que viene será duro para la industria. Aunque esperan una reactivación

Pablo Icardi
Pablo Icardi sábado, 21 de noviembre de 2020 · 08:55 hs
YPF rompe el hielo con Mendoza, pero los planes son conservadores

En una provincia que tiene dificultades para generar riqueza, la esperanza estaba, desde hace décadas, en el subsuelo: los minerales de Potasio Río Colorado, el petróleo de Vaca Muerta. El propio gobernador Rodolfo Suarez lo tenía dentro de su plan de maniobras para gestionar. La realidad mostró un camino mucho más árido. El "sueño energético" al que se arraigaron muchos dirigentes es más complejo de concretar de lo que se esperaba. Por la coyuntura y por las condiciones de Mendoza. 

Por eso, por ejemplo, las proyecciones de inversión en el sector petrolero son más  conservadoras (o realistas) que los grandilocuentes anuncios que vistieron los discursos de los últimos años. Ayer el gobernador Rodolfo Suarez y el CEO de YPF, Sergio Affronti rompieron el hielo. Entre la provincia y la principal petrolera del país había una guerra fría que había generado inmovilidad. No hubo euforia, pero sí algunas señales. "Promesas de inversión". Esa fue la frase escueta que quedó marcada tras el encuentro, más allá de las declaraciones formales. 

Hubo algunos momentos de tensión, cruce de opiniones y reclamos. Pero al menos se concretaron algunos objetivos comunes. No habrá en lo inmediato una explosión de inversión en exploración y explotación. Pero se trazaron dos líneas de posible desarrollo por parte de YPF que generan algún entusiasmo. Ambas tienen que ver con reactivar pozos y yacimientos viejos, más que la búsqueda de nuevos horizontes. 

Mendoza tiene muchos de sus yacimientos en estado maduro, en decadencia de producción. Y buscan exprimirlos al máximo antes de declararlos agotados. Por eso el principal proyecto que tiene YPF para Mendoza es la recuperación terciaria a través de técnicas de estimulación que permitan seguir produciendo petróleo. En ese sentido, ayer Suarez y Affronti mencionaron la posibilidad de que se ejecute el mismo plan que se realiza en Chubut y Santa Cruz para al menos dos yacimientos de Malargüe. Ese proceso se hace con inyección de polímeros, una técnica costosa que permite seguir explotando áreas que están en decadencia de producción. El plan ya estaba en proceso de planificación en Chachahuen sur. La inversión depende también de las condiciones de negociación entre Mendoza y la petrolera.

El otro proyecto del que se habló es más ambicioso y también requiere una pericia política importante. YPF podría instalar una planta industrial de producción de polímeros en Mendoza. En particular en las instalaciones semi abandonadas que dejó la empresa Vale para Potasio Río Colorado. La intención es fabricar en Argentina "poliacrilamida", la base del gel que se usa en la recuperación de yacimientos viejos. Ese material se importa y tiene un alto costo. El área de desarrollo tecnológico y químico de YPF avanza en un plan para producir y Mendoza podría ser una de las sedes. 

Eso depende también de las negociaciones entre el Estado y la empresa nacional. El uso de las instalaciones, la cesión de terrenos, la logística, el acceso a servicios y también las condiciones fiscales serán parte de la negociación. Justamente el Gobierno anunció durante la semana la recuperación de los derechos mineros de Potasio Río Colorado y la transferencia de los activos a manos de la Provincia. Todo luego del fracaso del intento por repensar el proyecto minero y hallar un inversor por parte de la brasileña Vale. 

El Gobierno tendrá a su cargo la gestión de la mina. Primero en manos de EMESA y luego de otra empresa estatal. Pero como sea, hay un problema de escala: las instalaciones que dejó Vale, que hoy parecen un elefante blanco, están pensadas para una mega planta de producción de sales de potasio que no será realidad. Si se reactiva, Potasio será un proyecto mucho más chico y quedará capacidad ociosa. Por eso buscan que el lugar se reconvierta como base logística para la industria energética. Allí podría incluirse la planta de YPF

Esa empresa sí tiene proyectado mantener el ritmo de inversión en la refinería. De hecho hay un paro de planta previsto para optimizar algunos procesos y no se ha frenado el plan de 2 mil millones de dólares de inversión que se inició hace algunos años. En el plan que se está ejecutando ahora se invirtieron 9 millones de dólares de manera intensiva. La planta de Luján de Cuyo tiene, según aseguran desde la empresa, potencial para mejorar y tiene un algo grado de eficiencia. Ello a pesar de los problemas que arrastra desde hace algunas décadas por manejos anteriores en la producción de combustibles. 

Una industria en crisis

La industria petrolera es clave para Mendoza porque en la provincia está toda la cadena de valor de ese sector. Los últimos gobiernos intentaron potenciarlo y que la provincia sea parte del "boom" de la explotación de petróleo no convencional, algo que aún no ocurre. De hecho el único proyecto que estaba en desarrollo se frenó por la falta de demanda y la crisis del sector. 

Ahora antes que anuncios grandilocuentes prefieren, en la industria, ser realistas. El 2021 no será un gran año. Al menos así está plasmado en el Presupuesto provincial. Es que, por ejemplo, para el año que viene se prevé recaudar aún menos que este año por regalías. En 2020 se había pautado 10 mil millones de pesos (que por la pandemia tampoco se lograrán) y para el ejercicio próximo son 9 mil millones de ingresos por esa vía. La caída en la recaudación por regalías es el "mal menor": lo que preocupa es el empleo y las empresas que dependen de la cadena de valor del petróleo. 

En el horizonte hay otro tema clave. El mundo acelera la reconversión de la matriz energética a un paso más acelerado. Mientras Argentina aún no puede desarrollar el potencial energético del "viejo modelo", en Europa se reimpulsa la industria de las energías limpias. "Es ahora o nunca", explicaban al inicio de la década quienes proyectaban cómo había que aprovechar el petróleo y el gas que aún queda almacenado bajo la tierra, siempre pensando que el futuro es más verde. 

 

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