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Diego Casanova, "El Matapresos": el terror de las cárceles mendocinas

Diego Roberto Casanova, mejor conocido como “El Matapresos”, se transformó en un asesino serial de presos. Hoy en día, pasa sus días en total aislamiento.

En las últimas dos décadas, las cárceles de Méndoza se convirtieron en el escenario de una escalofriante cadena de asesinatos. Allí emergió una figura siniestra: Diego Roberto Casanova, conocido como “El Matapresos”, quien se transformó en un asesino serial de internos.

Todo comenzó en 2004, con el asesinato de Mario Quevedo, un jubilado de 67 años que dormía en su casa del barrio México, en Maipú, Méndoza. Casanova y un cómplice irrumpieron en el domicilio con fines de robo. Pero la situación escaló cuando Quevedo se despertó: Casanova lo apuñaló varias veces, y antes de huir, acomodó su cuerpo en un sillón y lo cubrió con una frazada. Fue una niña de 12 años quien descubrió la escena. Por ese crimen, Casanova fue condenado a 20 años de prisión.

Su transformación en “El Matapresos” de Mendoza

Su estadía en el penal de Boulogne Sur Mer marcó el inicio de su leyenda como asesino serial de reos. En 2006, mató a dos internos, Diego Ferranti y Gerardo Gómez, que estaban por declarar en una causa por motín. Ambos fueron apuñalados y sus cuerpos, envueltos en frazadas. El método comenzaba a volverse familiar.

Ese mismo año, “El Matapresos” volvió a atacar. Su víctima fue José Manuel Cruz, a quien apuñaló mientras dormía. El modus operandi se volvió a repetir, envolvió el cadáver en una frazada. Por este asesinato recibió una condena adicional de 12 años.

Luego, en 2010, en el penal de Cacheuta, Casanova y otros dos internos simularon un motín para ejecutar a Darío Vega González, un preso condenado por abuso sexual. Lo apuñalaron diez veces. El crimen le valió a Casanova una nueva condena: esta vez, a prisión perpetua.

Su último asesinato ocurrió en 2016, en la cárcel de Almafuerte. La víctima fue Andrés Peñaloza, su compañero de celda. Casanova lo mató con un caño de la cama, golpeándolo en la cabeza hasta matarlo. Su actitud posterior al hecho fue aún más escalofriante, ya que se mostró molesto porque tenía visitas y su ropa estaba manchada de sangre.

Actualmente, Casanova pasa sus días en total aislamiento. No comparte celda, no tiene contacto con otros internos y apenas lo visitan sus padres. La figura del “Matapresos” representa a un hombre cuya violencia no se detuvo con la reclusión, sino que encontró en ella su máxima expresión.