Elecciones 2019

Ay, Lilita

¿Qué rol cumple la única dirigente política que cree ver el futuro mientras todos compiten por un pasado que cada uno ve desde diferentes mangrullos en el campo de batalla? Cuatro puntos de análisis sobre una de las principales protagonistas de la vida política argentina, en medio de una campaña por la presidencia en la que no es candidata a ningún cargo.

domingo, 14 de julio de 2019 · 13:55 hs

La campaña electoral tiene a todos los candidatos contrastando el pasado con el presente, tratando de pintar qué futuro podríamos tener si  llegaran a ganar. uno u otro. Claro, cada uno le pone especial énfasis a su punto de vista que, por cierto, al revisar caso por caso, parecen mirar países diferentes, así plantados como están cada uno en su mangrullo, en este campo de batalla que es la temporada preelectoral.

Sin embargo hay una dirigente política que mientras todos están de espalda, se pone de frente y adivina el futuro. Elisa Carrió no es candidata, ni pitonisa, pero ejerce ambos roles y, con ello, desconcierta a propios y extraños.

¿Quién es Carrió y qué hace? La pregunta es relevante en medio de un proceso en el que se verbalizan y confunden  muchas verdades, mezcladas con muchas mentiras y se revuelven con muchísimas suposiciones. Todo esto, ingredientes del puchero político argentino del que comemos todos, indigesta a algunos, satisface a otros y maldispone al resto. 

Trataremos de analizar su rol y de abrir una discusión en torno a qué aporta el hecho de convertir a la etapa proselitista en una "guerra", porque si así es, si es ese el escenario buscado, la verdad resulta ser siempre la primera baja fatal:

1

La perdedora que ganó

Lilita Carrió no es candidata a nada, pero logró poner más candidatos (proporcionalmente a lo que significan uno y otro en la vida política del país) en las listas que la UCR, principal fuerza aliada del macrismo. De allí que su peso específico lo sostenga no solo su capacidad de fuego contra el adversario, o el riesgo de "fuego amigo" hacia adentro, sino en que controlará un número de legisladores a futuro. De allí que su rol sea activo en la campaña y lo ejerza desde el rol de "no candidata", lo cual le da una capacidad de movimiento y discurso más amplio que a los que sí tienen su nombre en la boleta.

2

Relato que no, relato que sí

Si Cambiemos -ahora transmutada en Juntos para el Cambio- no tolera el relato kirchnerista y lo denuncia, ¿por qué sí le aguanta a la jefa de la Coalición Cívica que construya una idea de la realidad no consensuado en el frente político y la acepta como vocera? Unos sostienen que se le permite "todo" con tal de que no se vaya; otros, que funciona como el "fiel de la balanza" para un contrapeso interno. Y finalmente, aparece otro posible rol: ser la principal defensora, cual "cruzada" y a la vez la primera opositora, para desdibujar a los críticos que están plantados afuera del oficialismo y que le compiten la centralidad del poder

3

Sin pruebas

"Hay que controlar muy bien a la Señora (Cristina) que tiene que ir a ver a su hija pero también tiene reuniones con los rusos en Cuba para el hackeo electoral", dijo Carrió en la semana que terminó para completar: "El problema que hay en Venezuela, Putin lo quiere replicar acá. Está trabajando para el kirchnerismo". Carrió no ofreció ninguna prueba de lo que afirmó. Simplemente lo supuso, encajó en el esquema de la campaña electoral y fue útil a un mundo político que reclama convivencia en sus discursos, pero que juega en este TEG "a matar o morir", como si el día después los que perdieron se tuvieran que ir del país para dejar solo a los acólitos del ganador, como en un típico caso de la época de la Guerra Fría. 
Carrió alimenta la polarización y es funcional a Macri - Pichetto y también a Fernández - Fernández. El miedo como motor. Sin embargo, hay que tener en cuenta que su planteo es grave por tres cosas:
1- Si es verdad y lo que denuncia en programas de TV tiene asidero en la realidad, debería ser mucho más que eso porque estaría hablando -entre otras cosas- de la injerencia extranjera en un proceso electoral de nuestro país, más allá de lo ideológico o del cotillón que acompañe sus afirmaciones televisivas.
2- Si es mentira, está alimentando la irracionalidad con material inflamable y animando a la ciudadanía a tomar partido por uno u otro, en forma peligrosamente maniquea.
3- Si lo soñó y cree que es verdad, ya sería una cuestión patológica que excede cualquier capacidad de análisis periodística.
Lo cierto es que nadie debería poder afirmar denuncias de esta dimensión sin aportar los elementos de prueba que lo confirmen. Carrió no solo ataca de esta forma al kirchnerismo, sino a la inteligencia de la ciudadanía, buscando adhesión fácil de su lado y anulando a quienes buscan una conciencia crítica hacia todos, y no sólo se suman, rendidos intelectualmente, a una u otra facción.

4

La "fiscal de la República"

Carrió es tan importante para el sistema político argentino como Cristina Fernández, Alberto Ídem, Mauricio Macri, Roberto Lavagna, Jorge Bergoglio, Niolás del Caño, Margarita Stolbizer y hasta el inasible Sergio Massa. Ni más ni menos. Puede ser que alguna vez aceptamos sus críticas filosas atribuyéndole el rol de "fiscal de la República". En algunos puntos, sus denuncias contra la corrupción fueron sustanciales para vivir en un país mejor y previsible. Pero vivir en una República y militar el sistema republicano acorde con la Constitución vigente, no admite normas paralelas surgidas de la ilusión propia, el deseo o la imaginación. Tampoco se las aceptamos a otros gobiernos cuando quisieron decirnos que tendríamos una mejor Justicia si respondiera a los mandatos del Poder Ejecutivo, al modo monárquico popular que soñó en algún momento un importante sector político argentino.

5

El "bueno" y el "malo"

Ni muy muy, ni tan tan. El hecho de que a priori se determine que unos son los "malos" entre las opciones del mercado electoral no implica que los otros sean precisamente los "buenos", Eso lo tienen que definir con cada acto, gesto, acción. El pasado como testigo del tiempo, el presente como elemento a contrastar y el futuro como esperanza a construir.