ataque a las mezquitas
Los simpáticos nazis de Internet
La extrema derecha gana adeptos mediante la utilización de chistes, memes y figuras que, tal vez sin saberlo, esparcen su mensaje. El caso de Piewdiepie y la masacre de Christchurch.
"Suscríbanse a Pewdiepie". Ese fue el grito del atacante que durante la tarde del viernes neozelandés atacó dos mezquitas y dejó al menos 49 muertos. Para quien no sepa, Pewdiepie es el youtuber más influyente, con 76 millones de suscriptores a su canal. Además de haberse hecho conocido por sus divertidos videos en los que juega videojuegos, Felix Kjellberg también ganó fama por sus guiños a la "alt-right" o "derecha alternativa", como se denominó (primero en internet) el sector ultraconservador con muchas similitudes con el neonazismo-.
Durante las horas siguientes al ataque el foco se puso en diferentes lugares. Finalmente, y sin sorpresas, se posó en las partes más shockeantes del asunto: el hombre había trasmitido la balacera a través de Facebook con una cámara pegada al cuerpo, lo que lo hacía parecer un videojuego de disparos en primera persona. Comprensiblemente, el grito inicial sobre Pewdiepie pasó a un segundo plano, mientras los analistas se lanzaban a discutir sobre si el Fortnite podía transformarte en un asesino despiadado. ¿Será que los videojuegos tienen más influencia sobre el comportamiento de una persona que la pertenencia a una comunidad tóxica a la que se puede acceder desde cualquier parte del mundo y durante las 24 horas?
El problema con Pewdiepie es que, desde su punto de vista, todo es un chiste. Cuando les pagó a dos actores indios para sostener un cartel que decía "muerte a todos los judíos", fue en chiste. Cuando hizo un saludo nazi durante una de sus trasmisiones, fue un chiste. Cuando recomendó a sus millones de seguidores un canal de YouTube conocido por su afinidad con el nazismo, fue un descuido. Ayer, tras conocer las primeras noticias de lo sucedido en Christchurch, tuiteó que se sentía "absolutamente asqueado de escuchar su nombre en la boca de esta persona", pero algunos de sus seguidores no se mostraron tan contritos.
Pero Piewdiepie es sólo una parte minúscula del problema. La parte visible. Por ejemplo, mientras era trasmitido el ataque, el youtuber filo nazi cuyo canal había recomendado Pewdiepie tuiteó "el nivel de simulación es increíble", una broma que comparaba las imágenes de la matanza con un videojuego. Las respuestas a ese tuit fueron más y más chistes, y algunos memes. Esa es la parte grande del problema: la extrema derecha se robó una máscara de simpatía a través de memes y chistes, replicados hasta el cansancio en las cámaras de eco -lugares virtuales en los que sólo existen opiniones iguales a las que el usuario tiene- que los supremacistas se arman. Antes de la existencia de estos foros y subforos era difícil encontrarse con miles de neonazis, pero, como demostró la marcha organizada durante el 2017 en Charlottesville, ahora es tan fácil como hacer dos clicks.
Como ejemplo, algunas comunidades que tienen una fuerte simpatía con la extrema derecha: incels, partes de 4chan, partes de 8chan o qAnon, o seguidores de la página Breitbart o del programa InfoWars. Son sólo los grupos más conocidos, y los más públicamente activos en Internet.
?Uno de los latiguillos de los usuarios de Twitter era decir que algo "era un chiste y quedó". Una frase breve que alertaba sobre los -mínimos- peligros del consumo irónico. Las ideas de extrema derecha parecían, durante algunos años, ser un chiste, pero quedaron. Si bien en Argentina no están extendidas al punto de ser consideradas la nueva grieta -como pasa en Estados Unidos-, no hay que pensar que estamos separados completamente del mundo. No falta tanto para que los simpáticos nazis de internet comiencen a hablarle a nuestros jóvenes (si es que no lo están haciendo ya). Que no nos engañen los memes.
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