Vitivinicultura

Exportar, claro: ¿pero a granel o en botella?

Con un mercado interno en franca contracción, una parte importante del sector vitivinícola apuesta a vender al mundo y no se equivoca, según las últimas estadísticas. La cuestión es: ¿es sostenible un modelo de “vino-commodity”?

sábado, 2 de marzo de 2019 · 10:00 hs

El balance de 2018 fue positivo para el mundo del vino... pero solo fronteras afuera. Las estadísticas del INV señalan que los envíos crecieron tanto en volumen como en facturación, aunque mucho más en lo primero que en lo segundo: mientras la cantidad de litros despachados treparon un elogiable 23% el valor en dólares subió un modesto 2%. Como contracara, el mercado interno cayó casi un 6% y por el momento no muestra signos de recuperación.

Por eso gran parte del sector tiene mirada puesta en la exportación ya que, a decir por los números a nivel global, el mundo sí demanda cada vez más vino, solo que no en Argentina, que le da la espalda a la “bebida nacional” sin pudor.

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El propio gobernador Alfredo Cornejo, quien en mendocino sencillo les cantó “la posta” -en su visión- a un sector de la producción local. “Los pequeños productores de Mendoza piensan en el consumo interno; aún no se convencen de que el camino es la exportación, como sí lo hacen los grandes líderes del sector”, comentó en público durante la visita de representantes de la región francesa de Nueva Aquitania, meca del vino en Francia con su capital, Burdeos, como estrella.

El filoso mensaje llegó en la misma semana en la que su Gobierno logró aval legislativo para un multimillonario paquete de asistencia para un sector en eterna crisis.

Vender, vender, vender... ¿como sea?

Un dato que destaca en el informe de exportaciones es el extraordinario crecimiento de los envíos a granel, que arrojaron una suba del 184% que contrasta con una caída del 3% en los despachos en botella. En la cresta de la ola, representantes del sector del “vino-commodity” sacaron pecho este año y comentaron su éxito en reuniones con el sector público en busca de mayor respaldo. De hecho su resultado positivo en volumen (47% con un total de 67 millones de litros) evitó el rojo general, tras la caída del 1% de las ventas en botella. Con el trampolín de 2018 el vino “al por mayor” representó el 32% del volumen total exportado, pero representan menos del 9% en la facturación total.

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Ante este panorama resultaría necio dar la espalda al vino a granel (de hecho representa ya la mitad de la exportación de España), pero los analistas aclaran que el tema no es tan blanco ni tan tinto, ya que volcarse al mercado del “commodity” puede implicar riesgos en años de sobreoferta de parte de los gigantes del viejo y nuevo mundo del vino, o de la aplicación de medidas económicas que potencien las ventajas competitivas en otros países productores.

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Por ello un sector amplio de bodegueros y enólogos insiste en que Argentina debe ratificar el modelo de calidad con el que viene trabajando desde hace más de 20 años. Esto, sin embargo, implica un trabajo no menor que es el de, primero, hacerse conocido, y luego conquistar el paladar en el mercado de destino.

Sea cual sea la estrategia a la que se apueste, al menos por el momento y mientras le “encuentra la vuelta” al mercado interno, el mundo vitivinícola argentino tiene más oportunidades con pasaporte que con DNI.

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