A la Emergencia vial no le hace falta pasar por el Congreso

{ Maridaje / Musicaliza esta columna Matthew Halsall con Life (taken from Oneness }

Pongamos en claro desde el vamos que frente a la inenarrable experiencia de perder a un ser querido en un accidente de tránsito hablar de números, de dinero, en definitiva del impacto económico que produce la inseguridad vial puede de mínima incomodar y de máxima provocar una humana reacción de enojo y rechazo.

Lo cierto es que, en base a datos oficiales de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, lo que a diario nos conmueve hasta como simples espectadores tiene una lectura estadística que al menos sirve para dimensionar una realidad que conmociona en lo personal pero que a nivel Estado todavía está a mitad de camino. O menos. 

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Modus Operandi

Primavera trágica: cinco jóvenes muertos en un accidente en Lavalle

Por caso, aquí en Mendoza la ley que endurece las sanciones a quienes conduzcan alcoholizados va en el sentido correcto, pero lógicamente no alcanza. No es suficiente si aún no hay conciencia en la sociedad de los peligros de manejar con unas (o muchas) copas de más, hablando por teléfono o sin cinturón de seguridad.

Obviedades tan gruesas que pasan a un segundo plano hasta que se produce la tragedia, la muerte deviene noticia y recién entonces alguien se pregunta por qué seguimos adaptando las normas a nuestra conveniencia cuando los resultados están a la vista.

En menos de una semana, sin ir más lejos y citar casos locales, hubo ocho muertes en incidentes viales en Mendoza, en su mayoría jóvenes: cinco chicos de entre 21 y 23 años en Lavalle, un hombre de 35 años atropellado a la salida de un boliche y otro al cruzar una ruta en Luján, más un joven que se estrelló de frente contra un camión en Malargüe.

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Caso Garay: imputaron al chico que atropelló, mató y se fugó

El último informe de la Agencia Nacional de Seguridad Vial concluye que el costo total de la inseguridad vial en el país asciende a $175.655 millones, esto representa cerca del 1,7% del Producto Bruto Interno. De actualizarse con la inflación que marca el ritmo de la economía argentina, esa cifra que llega hasta el año pasado sumaría unos cuantos millones más.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que las muertes y lesiones producidas por efectos del tránsito producen pérdidas económicas que trepan hasta el 3% del PBI en países de ingresos como el nuestro.

Quien sobrevive milagrosamente a un accidente vial inicia una extensa cadena de gastos más que significativos para el sistema público como también para el bolsillo propio. A la atención médica básica hay que sumarle la pérdida de productividad, las discapacidades temporales o permanentes, el pago a abogados, y el costo de los daños materiales; un largo etcétera que va de la mano de un impacto psicológico nada menor.

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Opinión

Mala praxis vial: los aplazados del volante dan paso a los conductores del futuro

Si multiplican cada uno de los tratamientos de rehabilitación que se deben realizar los accidentados, las cifras son astronómicas. Un solo día de terapia intensiva representa unos $35.000 y el traslado en ambulancia a un prestador público o privado ronda los $5.000.

Para dimensionar lo "habitual" de los incidentes viales sirva el dato de que en promedio los heridos por accidentes de tránsito ocupan el 25% de las camas de los hospitales públicos.

Que la inseguridad vial represente la principal causa de muerte no natural en el país y que la franja de mayor mortalidad vaya de los 20 a los 35 años son dos fuertes argumentos para que quienes tomen el volante de la Argentina a partir del 10 de diciembre consideren a esta suerte de pandemia como una urgente política de Estado.

Está probado que las multas son apenas un paliativo, un sacudón para reaccionar. En cambio fortalecer la educación vial, mejorar las rutas y cumplir con las reglas más elementales pueden ser una buena base para un cambio drástico, similar al que asumió España hace 20 años y la hizo ser hoy un modelo de referencia. Lo demás, como siempre, depende del sentido común y la responsabilidad de cada uno. Ahí es donde todo esto se pone un tanto más difícil, ¿no?

#ElResaltador

Un mundo dentro de otro

• "Lo virtual te permite crear un mundo adentro de otro y respetar cierta racionalidad del marco, a la vez que no hay límites para ese submundo... Esa creación sirve para cuestionar los alcances de nuestra propia realidad. Sin llegar tan lejos, ya hace tiempo empezamos a poblar Internet. Usar las redes sociales es una forma de proyectar nuestra personalidad en la virtualidad, de habitarla. Lo virtual promete liberarnos de las barreras del espacio, y quizás del tiempo... Como un mecanismo de protección, nuestra imaginación se aferra a la experiencia más similar que encuentra en nuestra memoria".

{ Gonzalo Gossweiler, escritor argentino, autor de Los hologramas no hacen compañía }

#Solapa

Los secretos del Congreso, de Gabriel Sued (Ediciones B, 384 páginas, $799)

• Pase VIP para recorrer los pasillos del Palacio, aprender su idioma y descifrar sus reglas. Para entender lo que pasa en la institución más importante de la República y, a la vez, una de las más desprestigiadas. Con información precisa, este libro responde a preguntas siempre presentes en las oleadas de indignación popular: ¿Cuánto trabaja un legislador? ¿Cuánto le pagan? ¿Cuántos empleados tiene a su disposición? Con soporte académico, también intenta establecerse cuánto poder tiene el Congreso. A partir de la reconstrucción de hechos reales, el periodista y politólogo Gabriel Sued muestra la trastienda de debates como la reforma del sistema previsional y la legalización del aborto, entre otros temas de la agenda más intensa del país.

#Tuiteado