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Opinión: "Estoy a favor de la igualdad, pero no soy feminista"

Frases comunes como “Estoy a favor de la igualdad pero no soy feminista” nos dan la pauta de que algunas mujeres sienten la necesidad imperiosa de “desmarcarse” del feminismo ¿qué hay de malo en esta palabra?

domingo, 21 de julio de 2019 · 20:46 hs

Decir que estamos a favor de la igualdad pero no del feminismo, es lo mismo que aseverar que estamos a favor de cuidar el planeta pero en contra del reciclaje. Tan contradictorio como proclamarnos a favor de la libertad, al tiempo que negamos nuestra adhesión ideológica al movimiento antiesclavista o al humanismo.

Según Amelia Valcárcel el feminismo “es la idea radical de que las mujeres somos personas”, ¿cómo es posible que las mujeres no estemos a favor de ella?

En Argentina sabemos mucho de satanizar o estigmatizar a quien no comparte nuestras ideas o no piensa como nos conviene. En efecto, los medios de comunicación y las redes sociales se han encargado de asimilar en nuestros cerebros la palabra feminista a feminazi. Desde Mary Wollstonecraft que fue llamada por sus contemporáneos/as “la hiena con faldas” hasta las sufragistas, las mujeres que han intentado conquistar sus derechos han sido siempre criticadas, estigmatizadas e invisibilizadas. Por otro lado, existen una serie de ideas falsas y actitudes de algunas personas que crean confusión sobre el tema.

Así las cosas, es normal que muchas mujeres no se identifiquen con el feminismo. Pero ¿cuáles son estas creencias o difamaciones que hacen que rechacemos al movimiento que ha hecho posible que hoy seamos consideradas personas con derechos?

Veamos algunas de ellas:

1- No soy feminista ni machista, todos los extremos son malos.

El machismo es la ideología que cree que el hombre es superior a la mujer por naturaleza o por designio divino. Toda nuestra legislación fue hecha en base a esta idea, atribuyendo facultades y privilegios a los hombres sobre las mujeres.

El feminismo es la creencia de que todas las personas debemos ser iguales ante la ley y que tenemos derecho a una vida libre de violencia con las mismas oportunidades.

Los términos no son opuestos ni extremos de la misma idea. El feminismo es el remedio a una sociedad basada en una ideología falsa e injusta.

2- Esas mujeres no me representan. Lo que hace una, lo hacemos todas.

Cuando vemos una noticia en la que un hombre ha matado y descuartizado a su ex pareja, es raro ver que la misma se viralice con frases de otros hombres que digan “ese hombre no me representa”.

¿Por qué conservamos esa creencia ilusa e infantil de que las mujeres deben ser de tal o cual manera, y que si alguna no cumple con esas expectativas necesitamos desmarcarnos de ella para no salirnos de ese modelo?

Cada mujer tiene su propia experiencia, modo de pensar y opresiones con las que lucha. No existe ninguna posibilidad de compararme y por lo tanto identificarme con la lucha o métodos de las mujeres musulmanas o con nuestras hermanas que han sido violadas y asesinadas sin respuesta del Estado o el sistema judicial.

¿Cómo puedo yo pensar que tengo que identificarme y sentirme representada con las acciones y creencias de más de la mitad de la población mundial?

Hay que decirlo ya: no existen “las feministas” como un puñado de personas que piensan y actúan homogéneamente. Tampoco existe ninguna mujer o asociación que se arrogue el monopolio del movimiento feminista. Tenemos que lograr aceptar las distintas manifestaciones de las mujeres y desde allí trabajar y consensuar.

Existen tantos feminismo como mujeres pensándose y experimentándose a sí mismas, y eso no significa que estemos obligadas a identificarnos con cada una de ellas. No entender esto es volver a caer en la trampa de que todas tenemos que ser o pensar igual, y por lo tanto, no pensar.

3- El feminismo es kirchnerista.

Más de una vez hombres y mujeres me han dicho que no simpatizan con la lucha feminista porque la identifican con nuestra expresidenta. El feminismo es un movimiento planetario que tiene más de dos siglos. Tiene por objeto conquistar los derechos de más de la mitad de la población mundial. ¿Cómo podría arrogarse un partido político argentino la invención o propiedad de la causa? El feminismo es por definición a partidario. ¿No militamos mujeres seamos feministas o no en todos los partidos políticos argentinos? ¿Existen mujeres que trabajan para la igualdad y no pertenecen a ningún partido político? ¿Existen mujeres feministas que son anti kirchneristas o dicho de otro modo, que apoyan otro proyecto de país? No hace falta pensar mucho para darnos cuenta de que todas las respuestas son positivas.

4- Las feministas quieren destruir a la familia tradicional.

Si por destruir la familia tradicional entendemos desconstruir los estereotipos de género que establecen a la mujeres como cuidadoras naturales encargadas de los trabajos domésticos en forma gratuita y disfrazados de amor incondicional, o la propuesta de una la corresponsabilidad en la crianza libre de estereotipos propiciando que niños y niñas se desarrollen libremente cumpliendo sus sueños y objetivos; si, puede ser que queramos destruirla. Y hecho esto, nos proponemos construir una familia basada en valores como la igualdad.

5- Las feministas son un puñado de jovencitas de “izquierdas” que no saben lo que quieren.

El feminismo no es un fenómeno actual. Nació como idea, pensamiento y acción allá por la Revolución Francesa cuando la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano excluyo expresamente a las mujeres del acceso a los derechos que instituía. Olympe de Gouges reaccionó ante tal injusticia y redactó la “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana” documento al que por supuesto hicieron caso omiso los hombres de la época.

A partir de esta privación voluntaria, las mujeres nos hemos organizado alrededor del mundo para lograr el reconocimiento de nuestros derechos y con objetivos muy claros. Cada feminismo según la situación histórica, geográfica y social delimitó sus reivindicaciones y trabajó por ellas.

Feministas somos las jóvenes, las viejas, las blancas, las negras, las mestizas, las pobres, las ricas, las cristianas, las musulmanas, las judías, las ateas, las citadinas, las rurales, todas. Feministas fueron Simone de Beauvoir, Virginia Woolf, Alfonsina Storni, Marie Curie, Victoria Ocampo, Alicia Moreau de Justo, Julieta Lanteri, lo son Silvia Lospennato, Victoria Donda, la juventud feminista argentina y tantas otras mujeres que estamos muy lejos de no saber lo que queremos.

6- Las feministas odian a los hombres y el feminismo es contra ellos.

Cuando se dio la lucha por la libertad de vientres en Argentina ¿creía el hombre blanco que el movimiento era contra él? El amo alimentaba al esclavo, le daba techo, y hasta a veces lo trataba gentilmente surgiendo entre ellos una amistad y afecto. ¿Era contra él o contra el privilegio creado artificialmente por las leyes que él mismo legislaba y que le arrogaban el derecho a tener la propiedad de una persona?

En el caso de las mujeres, sin derecho a trabajar y ganar dinero, sin derecho al estudio, a la patria potestad de sus hijas/os, pero ligada con un fuerte lazo afectivo y moral, la situación era bastante parecida (aunque nos duela). Pero como en el caso de la esclavitud, nuestra lucha no es contra los hombres, es contra los privilegios.

En cuanto a algunos memes que circulan con la frase “muerte al macho”, sepamos entender que se refiere a la muerte del machismo o de esa idea basada en la superioridad masculina. ¿Cómo lo sabemos? Hay un dato de la realidad que nos lo confirma: El feminismo es el movimiento social más largo de la historia y no ha matado una sola persona. El feminismo es por definición pacifista.

7- Las cosas cambiaron porque evolucionamos como sociedad, ahora las/os adolescentes vienen con otro chip.

Invisibilizar las luchas y conquistas de las mujeres que cambiaron nuestra historia, también genera que las que hoy gozamos de esos derechos no empaticemos con el feminismo ni agradezcamos lo que ellas sacrificaron por nosotras.

Hasta hace poco en Argentina existían leyes que expresamente nos privaban de derechos, leyes que nos consideraban personas de segunda categoría y nos ponían en la posición de ser “un animal doméstico al servicio del hombre”. Al mismo tiempo nuestro padre o marido era instituido, también por ley, como jefe del hogar.

Todo esto cambió, no con el tiempo, no por chips evolutivos o por bondad de los seres humanos, cambió por la acción y lucha de mujeres feministas que desde la política y las organizaciones sociales trabajaron para lograr esas reformas.

8- Para ser feminista tengo que estar a favor de la legalización del aborto, ir a marchar con mi pañuelo verde, estar en contra de la subrogación de vientres, y todo esto, sin lugar a ninguna duda.

Alfonsina Storni dijo: “El feminismo es el ejercicio del pensamiento por parte de las mujeres”. Ser feminista implica tener un pensamiento crítico y reflexivo sobre la realidad, lo cual implica abandonar el dogma. El feminismo es una construcción y desconstrucción de ideas constante. Muestra de ello es que dentro del feminismo existen opiniones diversas sobre temas centrales como el aborto, el trabajo sexual, la subrogación de vientres, el sistema capitalista etc.

No es un club del que podamos echar a las personas que no piensan como nosotras. Es una forma de vida individual y una lucha colectiva en pos de la libertad a la cual estamos todas invitadas.

9- El feminismo es anti religioso.

Hace un tiempo en una manifestación prendieron una fogata en una iglesia en Argentina. Esto suscitó un imaginario muy bien utilizado por los medios de comunicación que nos hizo pensar que si soy feminista, estoy en contra de la religión. No sólo eso, también estoy a favor de quemar cosas.

Si seguimos cayendo en la trampa del “no me representan”, todas aquellas personas que creen en alguna religión, aunque estén a favor de la igualdad, estarán en contra del feminismo. No podemos asimilar el feminismo a la actitud de algunas personas, estemos de acuerdo o no con ellas.

El feminismo teológico por ejemplo, es un movimiento dentro de la iglesia que entre otras cosas, busca mejorar la posición y calidad de vida de las mujeres dentro de la institución. ¿Tendríamos que decir las mujeres laicas que ellas no nos representan, que no estamos de acuerdo en cómo van vestidas o con las ideas o hábitos que profesan? En este caso tampoco hace falta. Está claro que tenemos la libertad de elegir en qué creer o cómo vivir. Podemos tener ideas ateas o religiosas, lo que no puede pasar es que nos impongamos mutuamente vivir según unas u otras.

10- Estoy a favor de la igualdad pero no de los métodos que usan. ¡Flaco favor le hacen algunos métodos de protesta al feminismo!

Las sufragistas rompieron con todos los estándares de su época. Solo salir a marchar implicaba un desacato a la autoridad de sus maridos. Tanto fue así, que las llevaron presas, estuvieron condenadas por ese delito y perdieron a sus hijos/as.

Las mujeres de los años 20 se cortaron el pelo y usaron sombrero, símbolo de autoridad que sólo estaba permitido a los hombres. Fueron tratadas de prostitutas y libertinas.

Hoy nos alertamos cuando las mujeres realizan un “tetazo” para reivindicar el derecho a amamantar libremente y en reclamo para que se deje de sexualizar nuestro cuerpo. Es un acto de disrupción simbólica.

Este y otros métodos de protesta que implican la apropiación del cuerpo femenino nos choca tanto como en otras épocas lo hicieron las conductas que estaban asociadas a la libertad de la mujer. Pueden gustarnos o no, pero de lo que no podemos dudar, es de su fuerza para poner en agenda temas que nos preocupan a las mujeres. Para ver que esto es así, respondamos esta pregunta: ¿cuántas primeras planas en los diarios tenemos las mujeres vestidas?

11- Estoy a favor de la igualdad pero no soy feminista.

Cuando oigo frases como esta no puedo dejar de sentir algo de pena. Pena de imaginar que son escuchadas por todas las mujeres que arriesgaron sus vidas, sus familias y la subsistencia, saliendo a la calle a reclamar sus derechos sin miedo (o con mucho) de perderlo todo. ¿Por quién? Por nosotras. Por la liberación de todas las mujeres que hoy vivimos con derechos que ellas conquistaron ¿Quienes? Las sufragistas, quizás la primera manifestación social del feminismo.

Emiliana Lilloy-Abogada.

Directora de la Diplomatura en Género e Igualdad (UCH-Fundación Protagonistas)

Directora en IGUALA Consultora