#Wok

Política mayor: los jubilados quieren voz y ahora también el voto

En el #Wok de hoy: Por lejos, son el sector más castigado. Y no sólo en su magro salario, que los ubica por debajo de la línea de pobreza. En varios países surgen agrupaciones políticas que pretenden lo mismo para la tercera edad: dignidad y respeto. Con el visto bueno de la Junta Electoral de Mendoza, el flamante Partido de los Jubilados ya tiene vía libre para ir a las urnas

sábado, 4 de mayo de 2019 · 10:39 hs

[ Maridaje / Musicaliza esta columna Andy Summers con Triboluminescence ]

Aunque el contexto económico sea distinto en cada país, la necesidad es la misma: los jubilados y pensionados crean sus propios partidos políticos para de una buena vez  tener voz y voto. Cansados de ser ese sector siempre incómodo, molesto, al que se relega de mil maneras diferentes, son muchos los engañosamente “pasivos” que dicen basta y se agrupan para darle forma a un proyecto político que los ayude por sí mismos a transformar su realidad.

Si un ciudadano común, en la medianía de su vida, se queja por la crisis, qué debería sentir entonces un anciano que no sólo cobra unos míseros pesos sino que además debe lidiar con el destrato cotidiano de las obras sociales, los abandonos familiares, las sucesivas pérdidas de afectos y los impactos lógicos en la salud.

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Con la herramienta política

En España, en tan sólo seis meses del 2018 se crearon cinco partidos de jubilados y pensionados con la ferviente meta de transformar su enojo y reclamos en votos y bancas. Algunos de ellos son Tercera Edad en Acción, Plus Ultra Pensiones Dignas (PUPES) y Jubilados Decisivos (JJDD) y ya en sus nombres va implícita buena parte de su consigna política: acción, dignidad y decisión.

Dignidad, es decir respeto a sí mismo y a los demás, es la palabra que más se les escucha decir (reclamar) a estos veteranos dirigentes y no es ninguna casualidad. Saben que los viejos representan ese espejo en el que nadie se quiere ver porque devuelve inexorablemente la imagen de la finitud. Pero precisamente por ser, junto con los niños, el otro extremo de la línea de la vida, los más vulnerables, es que muchos de ellos ven en la política, con todo lo cuestionable que tenga, la única herramienta de transformación.

Estas agrupaciones tienen la particularidad de no contar con miles de militantes, no trabajan su construcción desde el clientelismo ni suelen aliarse con otras fuerzas ya consolidadas. Desconfianza es lo que les sobra. Tienen los suficientes años de experiencia y desencanto como para no regalar nada, mucho menos su exiguo tiempo. No son ingenuos y como no lo son no aventuran expectativas desmesuradas. Les alcanza con instalar al menos públicamente su voz respecto de temas en los que pretenden sentar posición, no siempre los suyos son reclamos vinculados a la salud o lo que cobran. También quieren opinar sobre los servicios públicos, sentar posición acerca de la educación, la minería o el transporte público.

El gen Corzo Gómez

A nivel nacional, fue el Partido Blanco de los Jubilados (PBJ) el que en 1987 sentó una primera base. Fundado por el periodista José Corzo Gómez, a quien se lo apodaba "el Defensor de los Jubilados". En las elecciones presidenciales del '89 presentó al popular comunicador como candidato y Federico Houssay como compañero de fórmula. Quedaron en 5º lugar, obteniendo el 1,88% de los votos. Gorzo Gómez logró su banca como diputado, siendo la única representación parlamentaria del PBJ. Tras la muerte del periodista en 1996, esa fuerza se fue desinflando hasta desaparecer.

A fines del año pasado apareció en escena otra expresión del descontento de los mayores. Ideado entre otros por Christian González D’Alessandro, un abogado especialista en previsión social, se presentaba en sociedad el Sindicato de Trabajadores Pasivos (STP), una organización que apunta a representar los intereses de unos 6 millones de personas de la tercera edad. Otra variante de la praxis política del sector.

La 322 sale a la cancha

En Mendoza hay adultos mayores, ancianos, viejos, abuelos, veteranos, que también se hartaron, que sintieron que un centro de jubilados no era suficiente como caja de resonancia de sus posiciones. El lunes pasado, el Partido de los Jubilados de Mendoza fue aprobado por la Junta Electoral y se transformó así en el primer partido político de los jubilados, pensionados, retirados y discapacitados oficialmente reconocido a nivel nacional.

La flamante pero madura agrupación competirá en las próximas PASO con la lista 322. Nacida del impulso de dos dirigentes sociales muy activos y reconocidos por estos pagos, como Edgardo Civit Evans, presidente de la Federación de Jubilados de Mendoza, y Gloria Dávila, titular de la ONG Asociación Protección al Ciudadano, su objetivo principal, su norte político, es “la defensa de los derechos del sector y una vida con dignidad”.  

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De ahí que este espacio aglutine sin conflicto (al menos por ahora) a personas de ideas políticas diferentes pero con una meta compartida: el respeto a un segmento poblacional doblemente castigado por la realidad del país y los achaques propios de la edad. Y hasta se animan a abrir el juego a otros jubilados y desde su espacio en Facebook, una ventana más que simbólica, les proponen “ayudanos a ayudar”. A cambio, no hay promesas de campaña, empleos para un nieto, ni subsidios salvadores.

Con una jubilación mínima de $10.400, hoy todo jubilado y pensionado argentino es pobre. Muy. Sin embargo, el Partido de los Jubilados pretende ser una vedadera alternativa política (aunque todos los números indiquen a priori que será muy difícil pasar el cedazo de las primarias), para plantear mucho más que la miseria salarial que reciben.

Ellos dicen “son los mismos nombres de siempre” en referencia a los otros candidatos que ya están en plena faena de captación de votos, por lo que proponen “otra forma de hacer política”. Frente a esto, los primeros ecos, sobre todo en las redes sociales, es de apoyo, de una sincera empatía de hombres y mujeres de otras generaciones que confían en su genuina causa. 

Tampoco faltan voces que con cierta lógica inquieren cuál es el plan de gobierno que tienen, como para tantear acaso si lo suyo no se limita al mero pataleo al que somos tan afectos la mayoría de los argentinos. 

Independientemente de esa hoja de ruta de política mayor, los jubilados de acá (y del mundo entero) alguna vez quieren ser escuchados. Y respetados, ante todo.

#Solapa

Aduana. Corrupción y contrabando, de Enrique Vázquez (Planeta, 280 páginas, $619).

  • Desde 1810 y por el lapso de 140 años la Aduana aportó entre el 80 y el 90% de lo recaudado por el Tesoro nacional. La investigación de este libro revela que hoy la Aduana aporta apenas el 1,47% del PBI. Aquí hablan aduaneros, jueces, fiscales, economistas e historiadores. Pero sobre todo hablan las causas judiciales. Enrique Vázquez logra testimonios inéditos, documentos y expedientes judiciales que muestran un modo espeluznante de fagocitar un ingreso legítimo para la economía de un país. Su investigación denuncia la trama de corrupción, negligencia y cinismo y, a la vez, en su recorrido histórico, aporta una reflexión contundente y explosiva.

#ElResaltador

Tratarse no es conocerse

  • "Es el gran mal de las redes, que están trastocando la naturaleza misma de la relación humana, alteran espacio y tiempo: puedes contactar con alguien en cualquier lugar y circunstancia, cuando relacionarse con el otro necesita dedicar un tiempo y un espacio concretos. Es paradójico: las redes sociales están destruyendo las relaciones sociales. La gente debería detectar que no es suficiente lo que nos dan las redes... Las redes deben ser utilizadas para difundir conocimiento y esto se está convirtiendo ya en una utopía educativa porque cada vez estamos más lejos de eso. Utilizamos más las redes para tratarnos que para conocernos y para conocer, es un gran error… Nada puede sustituir el aprendizaje de la palabra ni la relación, física, profesor-alumno y esto es urgente entenderlo ya. Cuanto más se uniformiza la sociedad más se ahonda en las desigualdades".

[ Marc Augé, antropólogo, docente y escritor francés, en El País ]

#LaDataFlora

  • Frutas, verduras, pan y carne tributan una alícuota reducida del IVA, de 10,5%. Mientras que lo hacen con el 21%, galletas, mermeladas, chocolate y arvejas, entre otros.

  • Para los primeros productos, el costo impositivo incluido en el precio al consumidor final es del 38,4%” y para los productos que pagan el IVA general llega al 44%.

  • De cada $100 que se gastan en alimentos, entre $38 y $44 corresponden a impuestos, dependiendo del producto.

Fuente: Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF)