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Más viejas que las de Egipto: revelan el secreto detrás de las primeras momias del mundo

Una investigación arqueológica en Asia permitió comprender cómo comunidades ancestrales preservaban a sus muertos miles de años antes que en Egipto.

Restos hallados en el sudeste asiático cambiaron la visión sobre los orígenes de la momificación.

Restos hallados en el sudeste asiático cambiaron la visión sobre los orígenes de la momificación.

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Durante mucho tiempo se creyó que las momias más antiguas eran las envueltas en vendas de Egipto. Sin embargo, una nueva investigación demuestra que esta práctica comenzó miles de años antes en Asia, con un método muy distinto: el ahumado de los cuerpos.

El estudio señala que comunidades de cazadores-recolectores en el sudeste asiático y en China ya preservaban a sus muertos hace unos 10.000 años mediante fuego y humo, mucho antes que las técnicas empleadas en Egipto o en el norte de Chile.

El trabajo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), examinó decenas de entierros hallados en China, Filipinas, Laos, Tailandia, Malasia e Indonesia. Allí se encontraron esqueletos en posiciones fuertemente flexionadas, lo que llevó a los especialistas a investigar qué tratamiento habían recibido los cuerpos antes de ser sepultados.

Las momias de Asia cambian el paradigma

Los resultados indican que los difuntos fueron expuestos durante largos periodos al humo de hogueras controladas. Las señales de hollín en los huesos y la ausencia de restos de combustión en las tumbas sugieren que se aplicaba un ritual de ahumado antes del entierro. Esa práctica permitía retardar la descomposición y, al mismo tiempo, poseía un fuerte valor simbólico. "El ahumado probablemente tenía significados espirituales, religiosos o culturales que iban mucho más allá de simplemente ralentizar la descomposición", explicó Hsiao-chun Hung, investigadora de la Universidad Nacional de Australia y autora principal del estudio.

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Restos de una momia de 9 años descubierta en China

Restos de una momia de 9 años descubierta en China

Los arqueólogos venían intrigados por la alta cantidad de entierros "hiperflexionados" en la región, algunos de hasta 12.000 años de antigüedad. Un esqueleto hallado en Portugal en 2022 ya había sido interpretado como evidencia de momificación por su posición forzada, lo que llevó a comparar ambos hallazgos. En el caso asiático, la diferencia es que los huesos muestran señales inequívocas de calor leve y oscurecimiento por humo.

Para comprobarlo, se emplearon técnicas de difracción de rayos X y espectroscopía infrarroja. Estas herramientas demostraron que los restos no fueron cremados, sino expuestos a temperaturas bajas y constantes. De este modo, los investigadores concluyeron que las comunidades preagrícolas del sur de China y el sudeste asiático practicaban un método funerario especializado: el ahumado de cadáveres.

La costumbre, de hecho, aún se conserva en algunas culturas. Durante una expedición a Papúa en 2019, los investigadores observaron a los pueblos Dani y Pumo preparar momias de sus ancestros. Los cuerpos eran atados con firmeza, colocados sobre el fuego y expuestos al humo hasta adquirir un tono negro. Este procedimiento habría servido de modelo comparativo para interpretar lo que sucedía hace milenios en la misma región.

Aunque en los entierros estudiados no se conservaron tejidos blandos, los especialistas sostienen que se trata de momias, ya que existió una intención deliberada de preservar los cuerpos. La diferencia con las momias egipcias o sudamericanas es que los restos asiáticos no eran sellados en contenedores, lo que limitaba la duración de la conservación a unas pocas décadas o, como máximo, algunos siglos. En un ambiente cálido y húmedo, el humo resultaba la técnica más efectiva.

Hung destacó que el origen de este descubrimiento sigue siendo un interrogante. "No podemos afirmar con certeza si ahumar el cuerpo se concibió inicialmente como una forma de preservarlo", señaló. Es posible que se tratara de un hallazgo accidental, quizá derivado de prácticas rituales o de la observación de cómo el ahumado prolongaba la conservación de la carne animal.

Más allá de las incógnitas, los investigadores coinciden en que la práctica tenía una función social. "Lo que está claro es que la práctica prolongaba la presencia visible del difunto, permitiendo que los antepasados permanecieran entre los vivos de forma tangible, un reflejo conmovedor del amor, la memoria y la devoción humanos perdurables", sostuvo Hung.

El estudio plantea que si los entierros hiperflexionados en el sudeste asiático corresponden a momias ahumadas, la tradición de la momificación se habría originado antes y con mayor extensión de lo que muestran los registros arqueológicos actuales. Incluso, el procedimiento podría rastrearse hasta la llegada del Homo sapiens a la región hace unos 42.000 años, lo que evidenciaría una continuidad cultural profunda en el vínculo entre la vida y la muerte.