China: la erosión social acorrala a Xi Jinping

En el terrible hecho, las víctimas quedaron atrapadas a merced de las llamas debido a que los bomberos estaban impedidos de acercarse a menos de diez metros del lugar en donde ocurrió el siniestro.

El último congreso del Partido Comunista Chino elevó a Xi Jinping a la categoría de máximo líder por tercer período, rompiendo la postura de permitir un máximo de dos mandatos consecutivos. Nada mejor que un líder único, reconocido por todas las facciones internas del PC.

Sin embargo, la realidad comienza a imponerse por debajo de la burbuja del palacio de gobierno: como los antiguos mandarines, aislados de la realidad, Xi encarcela a su pueblo aplicando la política más restrictiva de las libertades públicas que existe hoy en el planeta.

Lo curioso es que, al inicio de la pandemia, los gobiernos occidentales tomaron estas acciones del gobierno chino como el “modelo” a seguir en nombre del cuidado de la vida y como estrategia para combatir la muerte. Hoy, en las calles de las ciudades chinas, la sociedad se enfrenta a la policía del régimen y pide un parate a las restricciones, al grito pedestre de “queremos comer”.

La expansión del gigante chino, que ya no puede mostrar tasas de crecimiento que tripliquen o cuadripliquen a las del resto de las economías del mundo, está agrietando la realidad social de este país que es, al mismo tiempo, el más vigilado a nivel global.

Las protestas en Shanghái, Beijing y —cuando menos— otras diez ciudades más, según los videos que han sido publicados en las redes eludiendo el fuerte control de la censura china, llegan incluso a pedir la renuncia de Xi y claman por la libertad y el fin de la estricta política del Covid Cero.

En las últimas horas, se verificó el primer retroceso del régimen, cuando se levantaron las medidas restrictivas en Shanghái. El malestar social se extiende y a los eventos de protesta en la fábrica de Foxcon —el mayor fabricante de equipos marca Apple— por las malas condiciones de trabajo, se suma el creciente malestar por la quiebra de los grandes grupos vinculados al negocio de la construcción, que han caído en default.

Ensimismados en sumar poder, la dirigencia se ha olvidado de sus deberes para con la sociedad, y el efecto de rechazo al Partido Comunista aparece por primera vez de manera clara desde los eventos en Tiananmén en 1989, cuando las manifestaciones por parte de estudiantes y otros civiles contra la corrupción y las restricciones a la libertad se llevaron la vida de, cuando menos, 2000 personas.