Otro estudio rechaza la hidroxicloroquina para tratar la COVID-19

La hidroxicloroquina, un medicamento que ha causado polémica por su uso para tratar el nuevo coronavirus en países como Estados Unidos y Brasil, no reduce el riesgo de muerte o ahogo entre los pacientes de COVID-19, pero sí alarga la estancia en el hospital, según un estudio publicado por la revista Med de Cell Press.

La investigación fue realizada por especialistas de las universidades de Virginia y Carolina del Sur, así como del Sistema de Salud de Columbia (Virginia), en la que se estudiaron los casos de 807 pacientes hospitalizados por coronavirus en centros de salud del Departamento de Asuntos de Veteranos en EE.UU. De esos enfermos, casi la mitad (395) no consumieron este fármaco y el resto fueron tratados con hidroxicloroquina y azitromicina (214) o solamente hidroxicloroquina (198).

Entre los integrantes de este último grupo, se detectó que el riesgo de muerte era superior y se observó un incremento del 33 % en la duración del ingreso; mientras que con la combinación de ambos fármacos no aumentaba el peligro de fallecer, pero sí el tiempo que pasaban en el hospital en un 38 % respecto al que experimentaban los que no habían recibido hidroxicloroquina.

Pese a este hallazgo, los autores alertaron de que la edad y sexo de los participantes, en su mayoría hombres con más de 70 años, podría hacer que estos datos no fueran extrapolables al resto de la población.

Otros estudios también han advertido sobre las consecuencias negativas del uso de la hidroxicloroquina para la COVID-19, pues el pasado 22 de mayo se publicó en la revista The Lancet un estudio que involucró a 90.000 pacientes hospitalizados por coronavirus de todo el mundo y determinó que quienes recibieron hidroxicloroquina o su compuesto derivado cloroquina, tenían un riesgo de muerte significativamente mayor que quienes no recibieron el tratamiento.

Días después de la publicación del estudio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que detenía temporalmente los ensayos clínicos con hidroxicloroquina enmarcados en su programa Solidarity. Sin embargo, poco después, tres de los cuatro autores de dicho estudio decidieron retractarse por las "varias preocupaciones con respecto a la veracidad de los datos y análisis" presentados en el documento.

Tras haberse referido en múltiples ocasiones a la hidroxicloroquina como un posible tratamiento para COVID-19, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió hace unas semanas a los periodistas cuando afirmó que él mismo estaba tomando el medicamento. El gobierno de Brasil, con el ultraderechista Jair Bolsonaro a la cabeza, también defendió los tratamientos basados en este medicamento para combatir la enfermedad. Curiosamente, ambos países son los más afectados por la pandemia.