¿Crisis política?

El verdadero motivo por el que Alberto Fernández sólo decide por Buenos Aires

Ayer el Presidente anunció restricciones sólo para el AMBA. El analista político Enrique Zuleta Puceiro opinó sobre los motivos ocultos que esconde esa decisión que deja a los gobernadores de las provincias la potestad para aplicar las medidas que crean necesarias ante el avance del coronavirus.

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MDZ Radio jueves, 15 de abril de 2021 · 12:09 hs
El verdadero motivo por el que Alberto Fernández sólo decide por Buenos Aires

Ayer el presidente, Alberto Fernández, anunció que ante el avance de la segunda ola de coronavirus en Argentina, aplicará restricciones sólo para el Amba y dejará que cada gobernador decida por su provincia. Esto generó el enfrentamiento y enfado de muchos gobernadores con la conducción Nacional.

En analista político Enrique Zuleta Puceiro describió el contenido político de los anuncios del primer mandatario, en una entrevista que brindó a Uno Nunca Sabe, el programa de MDZ Radio.

  • Ayer el Presidente hizo una aparición de altísimo contenido político.

Hubo datos políticos e institucionales fuertes. La parte política revela a un presidente sitiado, por sus propios problemas de heterogeneidad de la coalición que encabeza; por la gente que tiene una reacción entendible, ya que está fracasando con aspectos fundamentales de la política, testear y vacunar fueron anuncios importantes que no se hicieron. Eso se completa con las dificultades institucionales que tiene la política de salud argentina. Desde hace muchísimo tiempo tanto la política de salud como la de educación atraviesan por bloqueos, un mecanismo oxidado, donde no está muy claro lo que es de la Nación, lo que es de las provincias y lo que es de las municipalidades. En realidad hay algo que es de cada una.

A mi me parece que ese bloqueo institucional tiene que ver con instituciones que no están desarrolladas, que se han ido enmoheciendo con el tiempo, el propio esquema institucional está pensado para responder a otros desafíos. Hoy hay fenómenos totalmente nuevos que necesitan también normas, instituciones, reglas, procedimientos, principios y reflejos condicionados por parte de quienes gobiernan que sean diferentes.

Estos son problemas de fondo que parecen generalidades, pero no lo son. Cuando el Presidente dice que se va a hacer cargo en esta gestión de la Capital porque esa antes que CABA es la Capital Federal está diciendo una cosa muy cierta, porque el mecanismo del año 94 dejó pendientes muchísimos aspectos que quedaron como flecos sin resolver y ahora vemos la importancia. Está pendiente en la Corte una audiencia de conciliación por el tema de los recursos y ojalá que la misma tenga 10 o 20 temas más, porque no son sólo los porcentajes de la coparticipación los que están en juego. La política sanitaria funciona cuando es ultra local, pero necesita de un componente nacional, faltaría más que cada intentendente decidir por sí y ante sí cómo funcionan las instituciones y cómo se interpretan las reglas. Al principio de la pandemia el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, tomó una decisión de cortar un puente, decisión que fue recusada por decenas de juicios y amparos. Pero en realidad aplicó una medida muy sabia ante el problema porque focalizó un núcleo central del drama, que eran los médicos correntinos que se iban al Chaco, se contagiaban y volvían con coronavirus, por ejemplo.

Hay que focalizar, Argentina perdió la capacidad de hacerlo.  No lo hemos logrado en salud y tampoco en la economía, porque tenemos un país que está fundido. El Presidente está sitiado por la opinión pública, la falta de credibilidad y la dificultad para reactivar.

  • Alberto Fernández toma decisiones en base a la ciudad de Buenos Aires pero los deja al resto de los gobernadores actuar. ¿Esto implica sólo a lo sanitario o también hay también un dato político?

Hay un dato político. A la ciudad de Buenos Aires le puede volver a ganar la elección presidencial, ¿qué pasa si el gobierno es derrotado en la elección intermedia? No por los líderes de Cambiemos, sino por su incapacidad, que muestra las dificultades y las flaquezas de un gobierno nacional.

Tiene una dificultad política con Buenos Aires, que puede liderar a otras provincias. En marzo el Gobierno tenía datos terminales en la evaluación de desempeño de la política económica y de salud. Terminales en términos de un gobierno que se va. Sin embargo, en voto el frente gobernante le llevaba 8 puntos a la oposición, porque ésta estaba desconcertada, fragmentada, centrifugada.

Lo que pasa es que en estos 20 o 30 días ha cambiado muchísimo la situación. Sin candidatos y sin partidos de la oposición los gobiernos está ahogados electoralmente. ¿De dónde sale eso? De una usina de significaciones, propuestas y recusaciones que se llama Buenos Aires, porque en cada ciudad del país hay un núcleo de gente independiente, que no es de Cambiemos ni es peronista, donde se está produciendo una efervescencia.

Esto va a complicar tanto a Macri como a Cristina, porque la emergencia de los independientes significa un riesgo de la polarización, que es la clave para unos y otros. Eso es lo que se está rompiendo, entonces hay que polarizar y cómo lo hacen: exagerando, planteando cuestiones desmesuradas como todo o nada, ellos o nosotros, liberación o dependencia.

  • Ministros claves, de Salud y Educación, dijeron que no habrían restricciones y luego aparece Alberto Fernández y comunica todo lo contrario. Decide incluso descolocando a sus propios titulares de las carteras principales. ¿Por qué sucede eso?

Por eso, porque no es un presidente clarividente que se coloca objetivos superadores. La propia coalición de gobierno, como también la de oposición, son forzadas y obligadas por lo que fue la unidad propia del frente electoral. El frente electoral es exitoso pero después impide gobernar, porque para eso se necesita capacidad de unidad en la diversidad, de abarcar, de conciliar y de operar uniendo fragmentos distintos, que no son los del voto sino lo de los intereses, actitudes y expectativas de una sociedad inteligente, formada, preparada que además está harta. El 50% de los argentinos está fundido y hay entre un 60% y un 70% que no cree que vaya a poder repuntar aunque la cuestión mejorase, tiene miedo por sus hijos porque los ve en la casa, heridos, afectados e incapaces de poder superar esto, porque la educación es muchísimo más que ir a la escuela presencialmente.

Después los gobernadores, que con toda razón no están dispuestos, están contra la pared, en la última trinchera. Ayer fue notable la posición de Zamora (Santiago del Estero), que es un gobernador inteligente, ubicuo, que ha sabido lidiar con dificultades, y dijo que va a pensar qué va a hacer. Perotti de Santa Fe, en el otro extremo, con una provincia independiente que funciona con calidad, con exportación, con crecimiento tecnológico y científico, directamente anunció que va a continuar en la línea que están. Entonces, ¿quién va a quedar? A los patagónicos se les va la vida con que las cosas funcionen, con la educación, deben atender a los maestros y a los médicos y al mismo tiempo a las industrias del petróleo, gas, minería y las industrias extractivas, que requieren estar a full. No se puede perder ni un sólo aspecto de esta recuperación que está empezando a funcionar.

Entonces me parece que los gobernadores dicen: "basta de los 'espectáculos de los autitos chocadores', sigan chocando, esto no es lo nuestro".

  • ¿Cómo toma la actitud de las fuerzas armadas para controlar?

Creo que hay algo de retórico ahí. La idea de las fuerzas armadas en las calles ayudando en la política de salud...¿qué van a hacer los oficiales y suboficiales en las calles de Buenos Aires? ¿Cuál es la actividad de salud que van a desempeñar? ¿Van a entregar alcohol en gel los militares en las esquinas? Me parece que tiene que ver con esta idea de situar a Argentina en una posición crispada, porque políticamente la crispación es polarización. Considero que es excesiva.

Además, en la provincia de Buenos Aires hay 13 mil policías contagiados. Y no sabemos cómo están atendidos. Sabemos perfectamente que la enfermedad en esos sectores sociales y en esas ocupaciones tienen un efecto mucho más tremendo que la enfermedad en las clases medias urbanas de las grandes capitales.

  • ¿Cómo juega Kicillof?

Kicillof es un injerto, porque él no es un gobernador en el sentido cabal, es un economista audaz. Me parece que no representa a la fuerza extraordinaria de lo que es la fuerza productiva, tanto del trabajo como empresario. La provincia está en default y él quiere está en default y hace de eso una proyección casi personal. Todas las provincias han arreglado sus deudas pero Buenos Aires no y exhibe orgullosamente esta capacidad de no arreglar como una especie de rasgo de independencia personal.

Además, da la idea del niño terrible asistido por la madre solícita que le comprende y soporta todos los caprichos y que obliga de alguna manera al poder nacional a ponerse detrás de las necesidades políticas del gobierno de Buenos Aires. Porque Buenos Aires es una sociedad fuertísima, allí se produce más del 40% del PBI del país, hay industria, inversión. La clave de lo que le pase al país está en Buenos Aires.

  • ¿Quién es Alberto Fernández?

Alberto Fernández es un consultor político más que un político, tiene desarrolladas ciertas herramientas y sabe las fortalezas, debilidades, oportunidades y los riesgos. Otra cosa es que pueda actuar, porque su presencia como presidente es función de que no represente una fuerza política, él no tiene partido ni sectores propios, más allá de ese grupo que lo rodea, como ministros, de gente propia. Entonces, el Presidente intenta hacer un equilibrio y Kicillof lo lleva al borde todo el tiempo. Al borde de que se rompa la coalición y esto no puede pasar. Tenemos una historia en Argentina de qué sucede cuando el peronismo se divide: proyecta sus enfrentamientos a toda la sociedad. La coalición de gobierno no se debe fragmentar, porque no sólo le va la gobernabilidad sino también la legitimidad. 

Ayer vimos un ejemplo cabal de un presidente que está sitiado, cuando su legitimidad está mermada, los recursos de credibilidad y de confianza que dispone son cercanos a cero y cuando no tiene siquiera la capacidad de convocar a esa inmensa proporción de la ciudadanía independiente para hacer un esfuerzo que le obligue a la política a pasar en limpio sus visiones estratégicas, intereses, plazos y recursos.

  • Además, tomamos medidas iguales que Europa y nuestro contexto no es el mismo.

Es muy distinto. Porque no sólo el país está fundido, la mitad de los hogares argentinos lo están, los profesionales independientes, la inmensa proporción de gente que no tiene trabajo formal. No es que no tenga trabajo ni actividad, simplemente no está adaptada a los mecanismos de las regulaciones vigentes laborales que, como todo el mundo sabe, son directamente antitrabajo y anti producción. 

Si el Gobierno no afronta que las reformas tributarias y laborales son centrales y que tiene la oportunidad para hacerse cargo porque a eso lo obliga los más elementales principios de salud económica, si  no entiende eso, deberá lidiar con todos los problemas juntos en una tormenta perfecta.

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