Conmocionada

La cocinera de Maradona rompió el silencio y reveló espeluznantes detalles

Romina Milagros Rodríguez, apodada por el ídolo del fútbol como "Monona", habló sobre el triste final del Diez y también se refirió a su rutina en sus últimos días de vida y su vínculo con el entorno familiar. También habló del último sueño incumplido del astro.

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MDZ Show lunes, 1 de febrero de 2021 · 18:52 hs
La cocinera de Maradona rompió el silencio y reveló espeluznantes detalles
Diego Maradona

Romina Milagros Rodríguez, apodada por Diego Maradona como "Monona", fue la encargada de cocina durante el último año de vida del astro del fútbol. La mujer en cuestión lanzó un conmovedor testimonio en los programas "El show de los escandalones" e "Intrusos", y dio detalles sobre el ídolo y su entorno.

Romina contó que quienes acompañaron al Diez en los últimos días eran el personal de seguridad, su sobrino, el secretario y el masajista. “Había que llevar su malhumor. Si no quería comer no comía, tenía sus horarios, era todo como él quería. Si no comía él, no comía nadie: quería poner a dieta a todos, lechuga y tomate para todos, me decía”. La cocinera también expuso el costado más vulnerable del Diez: “A él más que todo le faltaba una mamá. Extrañaba mucho a su madre. Cuando planchaba venía a la cocina a contarme sus anécdotas de chico. Que viajaba en tren, sobre sus hermanas... Amaba a su familia”.

Con respecto a la rutina diaria de Maradona,  Monona detalló: “Desayunaba un cafecito con tostada con queso de untar y mermelada de arándanos. El mate le gustaba para compartir. Siempre quería sopa, de verdurita, con pollo. Era sencillo, iba de un extremo al otro, por ahí me pedía de comer osobuco y otro día rana. Y el pescado le encantaba. Le gustaba bailar y escuchaba todos los días a Rodrigo Tapari. Tenía sus momentos de bajón, de tristeza”.

Sobre la relación con las hijas, remarcó con énfasis: “Ellas estuvieron siempre. Gianinna, cuando la llamaba, estaba. Con Jana era otro vínculo, no era lo mismo que con las otras. Era paternal pero no tan pegado como con los otros chicos. Eran todos iguales pero era distinto. Dalma también, pero se hablaba mucho por teléfono. Todos los hijos estuvieron presentes”.

Con respecto a Rocío Oliva, Monona señaló: “No fue más a la casa. Terminaron bien. Después empezó a ir más Verónica con Dieguito, lo adoraba. Entraba el nene y le cambiaba el humor automáticamente. A lo último se llevaba re bien, un lazo hermoso tuvo con su hijo. Jugaban, iban al patio”.

Además, la mujer reveló que no la indemnizaron y que piensa hacer ningún tipo de reclamo legal: “Porque me quedo con lo que conocí de Diego, que me enseñó mucho. Un tipo bueno, sabio, humilde. Las hermanas son divinas. Tiene una familia grande y hermosa, lástima que no se lleven bien entre ellos. El sueño de Diego era juntar a toda su familia en una mesa. Podrían haberle dado el gusto y caretearla”.

Monona también reveló espeluznantes detalles del final del ídolo: “No se despertaba, yo estaba como loca. Lo retaba, le decía ‘vamos Diego’. Les decía a los médicos que siguieran intentando, que él no se iba a dejar morir. Nadie podía creerlo. Fue re duro. Estábamos todos tratando de revivirlo. Estaba la enfermera con el de seguridad pero es mentira que la psiquiatra le hacía el RCP, porque no sabía ni cómo se hacía. Me decían a mí que le hiciera respiración boca a boca, y no podía. Era una locura, ese conteo quedó en mi cabeza por días. En el medio vino un médico vecino y nos dijo que siguiéramos haciendo eso. Estábamos todos afuera y salió una médica y dijo ‘ya está’. Para mí él dijo ‘basta de todo’. Diego hacía milagros, era un marciano. Podría estar vivo. Para mí que estaba cansado. Gianinna llegó cuando estaban las ambulancias. Yo no sabía si ir a calmarla o dejarla sola. Después llegaron todos, todo el mundo. Claudia, Verónica, Gianinna, Dalma, todos”.

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