Opinión

El sagrado testamento: la liturgia del subidón

El elenco que conquistó un enorme suceso con SorPresas vuelve a las andanzas con este desopilante sexteto de monjas. A puro motor del talento de sus protagonistas, esta comedia musical que es un rotundo éxito de taquilla, conquista la inmediata comunión entre actores y espectadores, todos a bordo de una propuesta colmada de un humor tan generoso como irresistible.

sábado, 15 de junio de 2019 · 15:13 hs

Hayespectáculosqueponenprimeradesdequearrancanynoparanhastaelfinal. ¡Un momento! Las palabras aquí se están atropellando. Demasiada adrenalina. Pues bien, ese es el efecto de la obra El sagrado testamento, el éxito más grande de la cartelera teatral mendocina en lo que va de este año.

Hace un par de temporadas, el mismo elenco que forma parte de esta comedia musical, a excepción de Adrián Sorrentino que ahora no es de la partida, conquistó un gran suceso con SorPresas, una adaptación del legendario texto del norteamericano Dan Goggin. Esta vez, el autor, actor y director Aníbal Villa toma como punto de partida a las mismas monjas del mencionado espectáculo para dar con una auténtica liturgia del subidón.

Desde el comienzo, Sor Soledad (Villa) ingresa entre las butacas de la sala Tajamar interactuando con el público. La ruptura de la cuarta pared en el mimísimo inicio de la obra marca un sello de comunión entre actores y espectadores que se extiende durante toda la puesta. Sin forzar a la platea, ni mucho menos "hacerse el show" con ella, los integrantes del elenco de El sagrado testamento generan de manera inmediata un lazo de empatía que lleva a que todos participen con palmas, cantos y hasta sacándose selfies con los protagonistas en plena función. Alguno podrá suponer que para conquistar esta situación de desbordante misticismo solo alcanza con poner en marcha un juego con suculentas dosis de desparpajo. Pues no, también hace falta una contundente cuota de talento y oficio. Y esa síntesis en absoluto estado de gracia es lo que podemos encontrar cuando estas hermanas del convento de los Santos Lugares cuelgan cada sábado el cartel de "localidades agotadas". De hecho, para esta noche hay que destacar que ya no hay entradas disponibles.

El sagrado testamento, una comedia musical irresistible

La propuesta argumental es apenas una excusa para que los protagonistas den rienda suelta a un arsenal de recursos que incluyen gags físicos, escenas musicales y acrobacias. Las monjas se predisponen a presentar una cena show cuando imprevistamente la Madre Superiora (Rodrigo Navarro Sardá) muere antes de que se abra el telón. A partir de ahí, comienza una tensa disputa por la herencia del codiciado cargo y Sor Roberta (Darío Martínez), se aferra con uñas y dientes a ser la nueva mandamás del convento.

Sor Amnesia (David Páez), Sor Leo (David Laguna) y la inclusión de una hermana rumana, Sor Nadia (Cristian Coria); le agregan al combo una paleta de matices que van del absurdo a la ternura. Pero quienes definitivamente brillan y se sacan chispas son Rodrigo Navarro Sardá, que tuvo un sueño con estas religiosas que derivó en el desopilante texto de Aníbal Villa, y el descomunal Darío Martínez; tal vez el actor más afilado para la comedia que pisa las tablas de la escena local.

Pocas veces en la historia del teatro mendocino, un espectáculo ha generado desde el más suculento desmadre estos niveles de fervor de taquilla. Dada la falta de concisión narrativa, en los primeros cuadros flota la sensación de un bólido que no va a ningún lugar definido y el peligro de que la saturación termine por arrasar a la platea. Sin embargo, pasados los minutos iniciales la obra genera una adictiva adhesión, a puro motor de un humor tan generoso como irresistible. Los actores lo dan todo en el escenario, y el público agradece con una ovación por ser parte de este festín.