Un basural, un presupuesto millonario y carreras entre los muertos
Luján tiene hace medio siglo un basural a cielo abierto que contamina los alrededores y recibe 100 toneladas de basura por día. MDZ investigó sus causas y los reclamos de los vecinos. El factor electoral y un presupuesto sin límite que ejecuta Sergio Federovisky.
Los gobiernos municipal, provincial y nacional no saben cómo salir de la encerrona. Las denuncias crecen y las sospechas también, todo pasa en Luján. Desde hace poco más de un mes se reanudó la polémica sobre el basural a cielo abierto ubicado en Open Door, Luján, a partir de la cautelar dictada por el juzgado federal de Mercedes que frenó el proyecto "Centro Ambiental Luján y Saneamiento del BCA" que busca sanear el basural y crear, a pocos kilómetros, una planta integral de tratamiento de residuos, un relleno sanitario.
Los camiones mortuorios tiran cuerpos y ataúdes en el basural, acción que es ilegal. Días más tarde, son los propios chicos del lugar los que se divierten usándolos de barquitos, juegan a las carreritas en el medio de la basura.

El proyecto está apoyado por un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que es manejado en su mayoría por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Más allá de esto, el dictamen del MICI, oficina reguladora e independiente del banco, es una de las pruebas de las irregularidades que existen.
En el dictamen aparecen algunos de los potenciales daños que pueden ocurrir a lo largo de la obra, entre ellos: la contaminación de aguas y suelos por el manejo de lixiviados, recicladores informales sin trabajo y el rechazo de los vecinos que viven alrededor.
MDZ le preguntó a los trabajadores del basural qué opinaban sobre el saneamiento de la montaña de basura, a lo que muchos respondieron que no estaban de acuerdo ya que si se cierra perderían su fuente de ingreso. Además, no conseguirán trabajo en el futuro relleno sanitario porque este va a contar con los trabajadores del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE).

Por otro lado, parte de la población no quiere saber nada con el proyecto porque no tuvieron acceso a la información antes de su inicio y saben que existen potenciales impactos ambientales y sociales, incluyendo daños a la salud. MDZ confirmó la situación durante tres recorridas por la zona.
Los vecinos desconfían sobre el tratamiento de los líquidos lixiviados y residuos peligrosos. Además, según los estudios privados que realizaron, no hay protección de napas, y la zona elegida no les parece apta, en términos de tamaño, para todos los componentes que requiere el proyecto, entre otros.
“En el aire y en el suelo existen los siguientes residuos peligrosos en concentración que excede los niveles permitidos por el decreto 831/93 reglamentario de la ley y normas provinciales aplicables. En el aire hay presencia de partículas de Fenantreno, Naftaleno, Ácido sulfúrico y Formaldehído. Hay presencia en el suelo de Dioxinas y Furanos, Benceno; Tolueno; Clora-benceno, Etilbenceno, Estireno, Trimetilbenceno, Bisfenol, Naftaleno, Antomonio, Cobre, Zinc,Fluoreno, Fenantreno, Antraceno, Fluoranteno, Pireno, Benzo antraceno y Criseno.”
Informe ambiental realizado por vecinos de forma privada en el BCA.
Cierto es que el impacto ambiental que hizo el MICI determina que el suelo del basural a cielo abierto presenta infiltración y que la empresa licitadora EVA.SA, propiedad de los hermanos Mauro ligados desde hace años a Hugo Moyano, pretende que el tratamiento de los lixiviados sea en una “laguna de evaporación”.
”El EIA identifica que durante la construcción del Proyecto existe un riesgo de medio a alto relacionado con potenciales derrames de sustancias o residuos peligrosos, mientras que en la fase de operación se considera un riesgo medio”.
Extracto del dictamen del MICI.
Hay otro tema que genera dudas entre los habitantes del lugar: el pozo para el relleno sanitario. Esta excavación se encuentra en el Predio de la antigua estación de ferrocarril Sucre- zona rural y patrimonio histórico- que fue rezonificado por el Consejo Deliberante como “Área Complementaria de Uso Específico” a través de la Ordenanza N° 7505/21 para que el BID habilite allí la instalación de plantas de tratamiento de residuos-. El pozo busca tener una profundidad de 9 metros, medida que llega a contaminar el agua subterránea y salió 80 veces más de lo que los especialistas en movimientos de suelo presupuestaron para las medidas que posee.
Es así como, a partir del reclamo de los vecinos (Asociación Civil Nuevo Ambiente y Fundación Banco de Bosques) que no están en contra de la idea de proyecto sino de las falencias que presenta, la cautelar prohibió innovar en el basural de Luján- no permite realizar ninguna actividad, ni siquiera tirar basura allí- y frenó las obras del nuevo predio basándose en el artículo 41 de la Constitución Nacional y en la información aportada por los vecinos que demuestra que se produce un riesgo “cierto e inminente que extiende la contaminación existente, creando un doble pasivo ambiental”. Ya existía el antiguo vertedero de residuos y ahora el relleno puede expandir el daño que este genera.
La respuesta a la cautelar, realizada por el Concejo Deliberante de la municipalidad local, apunta a que la "mayor falencia socio-ambiental comprende la persistencia del basural a cielo abierto, que el proyecto del Centro Ambiental de Luján apunta a revertir". Ellos se apoyan en la "no objeción técnica" que tuvo el plan por parte del BID y en la "desconocida" trayectoria científica de las personas que pidieron la cautelar que va en contra de las aprobaciones técnicas realizadas por el Ministerio de Ambiente bonaerense.