Solsticio de invierno: rituales ancestrales para recibir el nuevo ciclo solar
El solsticio de invierno invita a hacer una pausa introspectiva, a soltar lo que ya no sirve, a cuidarse en tiempos de quietud y a sembrar nuevos propósitos.

Hay una serie de rituales tradicionales y contemporáneos para recibir el invierno.
CanvaCada 20 o 21 de junio, el Hemisferio Sur atraviesa el solsticio de invierno, el momento exacto en que el Sol alcanza su punto más bajo en el cielo y da lugar a la noche más larga del año. Este fenómeno astronómico, que marca el inicio oficial del invierno, ha sido observado y celebrado por diversas culturas desde tiempos ancestrales. Lejos de ser solo un evento climático, el solsticio tiene un profundo significado espiritual, simbólico y energético.
En diferentes regiones de América del Sur, el solsticio de invierno representa un momento de cierre y renovación, una instancia propicia para conectar con la naturaleza, agradecer los aprendizajes del ciclo que termina y preparar el cuerpo y el espíritu para lo nuevo que comienza.
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Solsticio de invierno: una celebración de esperanza
En términos astronómicos, el solsticio ocurre cuando uno de los hemisferios de la Tierra está inclinado en su punto más alejado o más cercano del Sol. En el sur, el solsticio de invierno traduce en la jornada con menos horas de luz solar del año. A partir de ese momento, los días comienzan a alargarse progresivamente, lo que fue interpretado por muchos pueblos originarios como el renacer del Sol, el retorno de la luz y la vida.
En este sentido, muchos rituales realizados durante esta fecha tienen como eje central la renovación, la purificación y la preparación para un nuevo ciclo vital.
Rituales ancestrales y prácticas contemporáneas
En comunidades indígenas como los pueblos mapuches, quechuas, aymaras y diaguitas, el solsticio de invierno tiene una connotación profundamente espiritual. Cada cultura le otorga un nombre distinto y lo celebra según sus costumbres, pero el denominador común es la reconexión con la tierra, el agradecimiento y la armonía con los ciclos naturales.
Entre los rituales más representativos se encuentran:
- Inti Raymi (Perú y parte del norte argentino): celebrado por los pueblos quechuas, el Inti Raymi -“Fiesta del Sol” en lengua quechua- es una ceremonia ancestral que honra al dios Inti, divinidad solar del Imperio Inca. Tradicionalmente se realiza en Cusco, pero su influencia se extiende a comunidades andinas de Argentina, Bolivia y Ecuador. Incluye ofrendas a la tierra (pachamama), música, danzas, procesiones y agradecimientos por las cosechas.
- We Tripantu (Chile y Patagonia argentina): en la cosmovisión mapuche, el We Tripantu es el Año Nuevo Mapuche, que simboliza el renacer de la naturaleza tras la época de oscuridad. En este día se realizan ceremonias con agua, fuego y cantos sagrados, en donde las familias purifican sus cuerpos, limpian sus casas y comparten alimentos típicos para recibir el nuevo ciclo con energía renovada.
- Fuegos de solsticio y ceremonias urbanas: En muchas ciudades del sur de América, personas sin filiación con pueblos originarios también eligen vivir el solsticio con rituales simbólicos. Encender una fogata, escribir intenciones, realizar prácticas de meditación o yoga, limpiar los espacios con sahumos y participar en círculos de canto o danza, son algunas de las formas contemporáneas de honrar esta transición estacional.