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Por qué tantas personas mayores de 35 eligen vestirse con ropa adolescente

La moda juvenil dejó de ser exclusiva de los más jóvenes y gana espacio entre adultos que buscan identidad, libertad y frescura.

Los adultos no buscan verse más jóvenes, sino disfrutar de vestir a su gusto.

Los adultos no buscan verse más jóvenes, sino disfrutar de vestir a su gusto.

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En décadas anteriores, las prendas ajustadas, llamativas o vinculadas a la rebeldía adolescente parecían reservadas a quienes transitaban sus primeros años de juventud. Minifaldas, crop tops o camisetas estampadas con dibujos animados eran símbolos de una etapa transitoria, que se dejaba atrás al ingresar a la adultez. Hoy, esa frontera resulta difusa: cada vez más personas mayores de 35 años se visten con un estilo considerado “adolescente”, desafiando antiguos mandatos sociales.

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El estilo adolescente

Este fenómeno es particularmente visible en la generación millennial, nacida entre 1980 y 1996. Para ellos, la ropa no representa únicamente un código etario, sino una herramienta de expresión personal. Desde shorts de mezclilla hasta jeans con tachas o camisetas gráficas, la moda dejó de estar condicionada por la edad y se convirtió en un espacio de libertad.

Una de las hipótesis que explican este cambio apunta a que muchos adultos de entre 30 y 40 años recién ahora se sienten a gusto con su imagen. En comparación con generaciones más jóvenes que crecieron con acceso temprano a productos cosméticos, asesoría estética o rutinas de autocuidado, los millennials vivieron una adolescencia marcada por la improvisación en lo relativo a la belleza. Recién en su madurez, muchos han encontrado confianza en sí mismos gracias al deporte, mejores hábitos y, en algunos casos, la popularización de los retoques estéticos.

Qué dice la psicología

La psicología también ofrece una mirada interesante. El uso de ropa juvenil puede estar vinculado a la necesidad de prolongar la sensación de juventud. En culturas donde la adultez suele asociarse con responsabilidades, monotonía o incluso con la pérdida de atractivo, vestirse de manera más juvenil puede convertirse en un recurso simbólico para resistirse a ese imaginario. Según especialistas, estas elecciones no solo modifican la apariencia externa, sino también la manera en que la persona se percibe a sí misma y se relaciona con su entorno.

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Otro aspecto a considerar es el impacto de las crisis globales que atravesó la generación millennial en momentos clave de su desarrollo. Atentados, recesiones, pandemias y conflictos bélicos interrumpieron o postergaron procesos de maduración personal. En este contexto, algunos adultos de hoy podrían sentir que se les “robó” parte de su juventud, y buscan recuperarla a través de actitudes, experiencias y, por supuesto, en la moda.

La influencia cultural también es determinante. Redes sociales como TikTok o Instagram han borrado las fronteras etarias en la vestimenta, al normalizar estilos que circulan sin restricciones de edad. Allí, lo que prima no es la fecha de nacimiento, sino la capacidad de generar tendencias y transmitir autenticidad.

Lejos de tratarse solo de una elección estética, el uso de ropa considerada “adolescente” en adultos puede leerse como un signo de empoderamiento. Vestirse con prendas que históricamente estuvieron ligadas a la juventud ya no implica inmadurez, sino una declaración de autonomía frente a los cánones tradicionales de la adultez.

Los adultos que eligen shorts, crop tops o camisetas estampadas no buscan necesariamente aparentar menos edad, sino expresar que la moda es una herramienta de identidad y disfrute. El límite entre lo que se supone que “corresponde” y lo que realmente se desea vestir parece haberse disuelto, dando lugar a un nuevo paradigma donde la autenticidad prevalece sobre las normas sociales.