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Marcela Furlani: la artista que convierte el arte en resistencia, memoria y territorio

La artista visual mendocina habló con MDZ sobre su trayectoria, su vínculo con Egar Murillo, el poder simbólico del arte y la belleza como un acto de subversión.

Desde los cuatro años, Marcela Furlani supo que el arte sería su camino.

Desde los cuatro años, Marcela Furlani supo que el arte sería su camino.

Marcos Garcia / MDZ

La escena artística mendocina vibró recientemente con la exposición “Tripa - Cobijo”, de la reconocida artista visual Marcela Furlani, una de las creadoras más consistentes y singulares del arte contemporáneo en la región. La muestra, que se presentó en la sala de arte de Hipercerámico, entre abril y principios de este mes, fue mucho más que una exposición individual: fue un homenaje al arte como memoria viva, al trabajo colectivo y a las preguntas que aún no tienen respuesta.

Cocurada junto al recordado artista Egar Murillo, la propuesta convirtió el espacio en un territorio sensible que conecta historia, biografía, paisaje y resiliencia. En diálogo con MDZ Estilo, Furlani compartió su visión del arte como forma de conocimiento, resistencia y expresión crítica y repasó los sentidos que atraviesan su extensa trayectoria.

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El arte como destino de Marcela Furlani

Desde los cuatro años, Marcela supo que el arte sería su camino. “A los cuatro años gané mi primer concurso de dibujo con el estímulo de mis padres, que me acompañaron en todo el camino. Y realmente me siento muy afortunada por eso”, recuerda.

Su obra se caracteriza por ser interdisciplinar, resultado de una formación académica sólida, la experiencia profesional y el intercambio constante con sus pares. El grabado, taller que transitó en la universidad, le aportó una “disciplina de trabajo y proyectual muy fuerte”, que luego expandió a otras técnicas y lenguajes.

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“Tripa – Cobijo”: un espacio de memoria y transformación

La muestra nació a partir de una invitación de Daniel Rueda, director de la sala ArteH, y se fue gestando durante más de dos años. Incluyó obras recientes, instalaciones y piezas clave de la artista, muchas de ellas realizadas en el último tiempo.

"Tripa - Cobijo" propuso una mirada amplia sobre el territorio y la identidad, desde la fragilidad de la jarilla -planta autóctona en peligro de extinción-, hasta autorretratos donde la artista se representa a través de juguetes, animales o símbolos cargados de historia. La exposición interpeló al espectador a través de múltiples lenguajes visuales, invitándolo a hacer “scroll con el cuerpo” y recorrer una narrativa profunda.

Entre quienes dieron forma a la exposición, estuvieron Mónica Canto y Sol Delgado, Victoria Díaz, Julia Posadas. En las tareas de asistencia: Poli Castillo, Facundo Ledesma, Lorena Jorge, Emilia Sánchez, Nicolás y José Rivas. Asimismo, se sumaron con su aporte Vivian Magis, Sonia López, Marcos Roca, Mariana Barón y Blas Aranguren. La propuesta es un homenaje sentido a figuras como: Eduardo Tejón, Luis Quesada, Eduardo Médici, su abuela Flora, la India Magdalena, Blas Aranguren -su actual compañero-, Quino y, de manera más amplia, a la historia del arte.

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Símbolos, materiales y un universo propio

Furlani trabajó con un equipo de colaboradores, como Victoria Díaz en cerámica, y puso en el centro el poder conceptual de los materiales: carbón, madera, textiles, juguetes antiguos. Cada elemento tiene una función simbólica. El mono tejido al crochet es un autorretrato, el pato con cuchillo evoca la pérdida y la resiliencia, y la canaleta centenaria junto a un laurel se convierten en metáforas del paso del tiempo y la recuperación.

La artista tiene una formación sólida en diseño de montaje, lo que se traduce en un recorrido cuidadoso por cada instalación. "Hay una tensión permanente entre lo que me conmueve, me provoca, me hace dudar, y eso que me da respuestas inciertas, pero que me dice: hay cosas que valen la pena", resume.

“El arte es un modo de conocimiento y de autoconocimiento”, sostiene Furlani. Por eso su obra muta, se transforma y se abre a nuevas búsquedas. En “Tripa -Cobijo” volvió a la pintura, el primer lenguaje que la conquistó, con una serie de autorretratos, uno de ellos compartido con Murillo, que funciona como homenaje.

"Egar Murillo es un referente absoluto del arte mendocino, del arte de la región y creo que también de la Argentina. Para mí ha sido un amigo, un maestro, un verdadero ser generoso en su hacer y en su saber", expresa Furlani con profunda emoción. La artista subraya la trascendencia de la obra de Murillo, destacando su "sentido político y poético" y la importancia de la "conciencia y la memoria", pilares de su legado.

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Vivir del arte en Argentina: un desafío compartido

Sobre el clásico dilema de vivir del arte, Furlani es clara: “Sigue siendo difícil. La mayor parte de los artistas vivimos de actividades concomitantes con el arte, como la docencia o trabajos vinculados a la gestión cultural”.

Sin embargo, destaca que el arte genera trabajo en red: “Detrás de una muestra hay montajistas, transportistas, diseñadores, electricistas. Es un ecosistema que genera empleo y movimiento”. También valora el rol de las ferias de autogestión y los espacios alternativos que permiten sostener la práctica artística.

Marcela Furlani construye una obra que no busca respuestas fáciles. En cambio, habilita preguntas, sacude sentidos comunes y pone al arte en su lugar más potente: el de un espacio para pensar, resistir y volver a empezar.

Furlani y su obra, en primera persona

Marcela Furlani