Consejos para recuperarte de una noche de mal sueño
La falta de sueño puede afectar tu salud y tu rendimiento diario. Te compartimos cinco estrategias para recuperarte de una mala noche y enfrentar el día con energía. ¡Tomá nota!
La falta de descanso impacta de muchas maneras en la salud, afectando funciones cognitivas esenciales como la atención, la concentración y la memoria, indispensables para nuestras actividades diarias.
¿Podemos compensar una mala noche de sueño?
Según la OMS, el 40% de la población duerme mal. Se recomienda entre 7 y 9 horas de sueño para adultos de 18 a 64 años, y de 7 a 8 horas para mayores de 65. Sin embargo, pocos logran cumplir con estas recomendaciones.
Estar despierto más de 17 horas puede reducir tu capacidad cognitiva al nivel de una persona con un 0,05% de alcohol en sangre. Esto te pone en riesgo de cometer errores y tener un mal día en general.
La falta de sueño nos deja cansados y malhumorados, afectando nuestra capacidad de concentración y provocando somnolencia. Esto no solo reduce nuestra productividad, sino que también deteriora nuestro humor.
Una sola noche de mal descanso puede disminuir la concentración, la toma de decisiones y la memoria. Esto afecta negativamente el rendimiento laboral y académico, y puede causar irritabilidad y cambios de humor.
¿Qué pasa cuando el déficit de sueño se vuelve crónico?
La falta de sueño prolongado puede debilitar el sistema inmunológico, aumentar el riesgo de enfermedades crónicas y afectar la salud mental, contribuyendo a la ansiedad y la depresión.
Para recuperar el sueño perdido, los expertos coinciden en que no es posible compensarlo completamente. Hacer siestas cortas puede ayudar en casos agudos, pero en situaciones crónicas, el daño es más severo y no se recuperan las horas perdidas.
Adoptar estas prácticas puede ayudarte a sobrellevar los días difíciles tras una noche de mal sueño y, a largo plazo, mejorar tu calidad de vida.
Estrategias para enfrentar un día después de una mala noche:
- Mantener una rutina de sueño regular: acostarse y levantarse a la misma hora todos los días.
- Hacer ejercicio y exponerse a la luz solar: la actividad física y la luz natural mejoran la calidad del sueño.
- Desayunar bien: empezar el día con un desayuno nutritivo para mantener la energía.
- Utilizar aromaterapia: aromas como menta y cítricos pueden ayudar a despertarse.
- Tener una buena higiene del sueño: crear un ambiente adecuado para dormir y mantener una rutina relajante antes de acostarse.