Esto dice la psicología sobre los que dejan todo para último momento
Evitar tareas importantes tiene raíces profundas en nuestra mente. Descubre cómo el cerebro se justifica para posponer lo inevitable. ¡Sigue leyendo!
La procrastinación, ese hábito universal de dejar todo para último momento, no siempre es tan simple como parece. Según la psicología, detrás de esta tendencia puede haber mucho más que mera flojera. Expertos en comportamiento explican que, en muchos casos, postergar nuestras tareas está vinculado a emociones como el miedo, la ansiedad o incluso una búsqueda inconsciente de perfección.
“Procrastinar no es solo retrasar actividades; es una estrategia emocional para evitar enfrentar sentimientos incómodos”, asegura Fuschia Sirois, profesora de Psicología en la Universidad de Sheffield. Por ejemplo, si alguien teme no cumplir con las expectativas, podría evitar empezar una tarea importante para no enfrentarse al riesgo de fracasar.
Además, investigaciones han mostrado que este hábito puede estar relacionado con la auto-imagen. Aquellos que se sienten inseguros de sus habilidades tienden a procrastinar como una manera de protegerse: si no lo intentan, no hay posibilidad de fallar. Irónicamente, esto solo refuerza el ciclo de evitación y estrés, ya que las responsabilidades no desaparecen mágicamente.
La clave para superar la procrastinación, según los psicólogos, es aprender a identificar esas emociones subyacentes. Técnicas como dividir las tareas en pasos más pequeños, practicar la auto-compasión y establecer plazos realistas pueden ayudar a romper con el ciclo. “Hay que recordar que no se trata de luchar contra la procrastinación, sino de entenderla”, concluye Sirois.
Así que la próxima vez que te encuentres dejando algo para más tarde, pregúntate: ¿qué estoy tratando de evitar realmente? Quizá la respuesta te sorprenda y te motive a actuar.