Cómo podar arbustos: 8 pasos para que se vean saludables y florecientes
Podar los arbustos ayuda a mantener sanas a las plantas y a que luzcan prolijas.
Podar los arbustos del jardín es una tarea muy importante en cualquier calendario de jardinería, pero puede resultar abrumador para algunas personas. Pero la realidad es que la poda de arbustos no debería ser una tarea intimidante. ¿Cómo hacerlo bien según lo que aconsejan los jardineros?
Lo más importante: por qué y para qué hacerlo
La poda se puede realizar por muchas razones, entre ellas, para mejorar la apariencia y la floración de un arbusto; para mantener las plantas sanas, por razones de seguridad, como también para rejuvenecer arbustos viejos y demasiado crecidos.
Tener el equipo adecuado para hacerlo
Las tijeras de podar y las podaderas son generalmente las mejores herramientas para podar arbustos, mientras que una sierra de podar puede ser necesaria para arbustos viejos que necesitan regeneración. Además de las herramientas, también se debe considerar el equipo de protección adecuado, sobre todo si se trabaja con arbustos espinosos o con púas. Y también un par de guantes de calidad.
Elegir el momento adecuado para podar
Una regla general es podar los arbustos que florecen en primavera después de que hayan florecido y los arbustos que florecen en verano a fines del invierno o principios de la primavera. Los arbustos de hoja perenne se pueden podar a principios de la primavera o a fines del verano.
Primeros pasos
- Quitar los tallos o ramas que estén muertos, enfermos o dañados (porque ayuda a mejorar la salud del arbusto a largo plazo) del arbusto.
- Podar los tallos débiles o desgarbados, así como los que se cruzan y se rozan (porque pueden convertirse en puntos de entrada para enfermedades).
- Eliminar los tallos débiles que pueden comenzar a cruzarse y frotarse en los próximos 12 meses.
Abrir el centro del arbusto
¿Qué significa ésto? Significa que la poda no debe centrarse únicamente en el exterior de la planta, ya que también hay que podar el centro de la planta para mantener una buena circulación del aire y evitar enfermedades. ¿Por qué? Porque si se presta demasiada atención a la forma exterior del arbusto, el centro quedará congestionado o desnudo con el tiempo. Por lo tanto el centro de la planta necesita abrirse para que también reciba luz natural y pueda desarrollarse.
Hacer los cortes correctos
Para así preservar la salud del arbusto. Las ramas deben podarse en un ángulo que mire hacia abajo para que la lluvia se escurra fácilmente (un ángulo de 45 grados suele funcionar bien). En cambio cortar las ramas en ángulo recto favorecerá la acumulación de agua, lo que aumentará las posibilidades de infecciones en la planta. Es que los cortes inadecuados o irregulares exponen al arbusto a las plagas y enfermedades.
No cortar demasiado
Si un arbusto ha crecido demasiado y necesita rejuvenecimiento es mejor hacer el trabajo por etapas, en lugar de podarlo de forma agresiva. En los casos en que se necesita hacer una poda fuerte en cualquier tipo de arbusto, lo mejor es podar un tercio del arbusto y dejar que se regenere. Al año siguiente podar el otro tercio y así sucesivamente. Este proceso que es más largo -porque lleva tres años- logra una mejor floración de las plantas. Plantas que requieren este tipo de poda son, por ejemplo, las azaleas y las lilas.
¿Qué es lo que no se debe hacer?
Algunos de los principales errores que se deben evitar al podar arbustos y matorrales son podar en exceso, hacerlo en la época incorrecta del año, usar herramientas desafiladas o sucias y podar sin un objetivo final específico que alcanzar. Podar en la época incorrecta del año, como durante el frío o en calores extremos, puede poner en riesgo la salud a largo plazo del arbusto. Más información.