Los misterios que esconden estas tres mansiones emblemáticas de Buenos Aires
Conocer en profundidad las historias de Buenos Aires a través de su arquitectura puede ser una interesante alternativa en una visita a la gran ciudad. Una recorrida por el destino permite descubrir el eclecticismo porteño con sus influencias del neoclasicismo, art decó, art nouveau, neogótica, racionalista o art déco. En la nota tres mansiones que merecen ser exploradas.
Te Podría Interesar
Mansión Díaz Vélez (La Casa de los leones)
En el barrio de Barracas, el Palacio Díaz Vélez es una de las residencias aristocráticas más antiguas y tradicionales de Buenos Aires; también conocida como la “Casa de los leones”.
Esta enorme e impresionante joya arquitectónica se levantó a fines del siglo XIX y perteneció a Eustaquio Díaz Vélez, un hombre al que le fascinaban los leones, tanto era así que hizo traer a tres de esos animales desde África para tenerlos como mascotas.
Cuenta la leyenda que el día del casamiento de su hija, durante los festejos, uno de los leones escapó de la jaula, atacó al novio y lo mató. La joven no pudo soportar el dolor de su pérdida y al poco tiempo se quitó la vida. Díaz Vélez, solo y triste, decidió vender los leones y mandó a construir en su lugar estatuas de estos animales que hasta el día de hoy decoran la mansión y la convierten en uno de los edificios emblemáticos de Buenos Aires más bellos e interesantes.
Según el mito urbano, los fantasmas de la pareja divagan por el lugar, penando por su injusta muerte.
El Castillo de La Boca
El famoso Castillo de La Boca; ubicado en la esquina de Benito Pérez Galdós, Wenceslao Villafañe y Avenida Almirante Brown; se destaca por su auténtica belleza arquitectónica que deslumbra con su imponente torre. Esta pieza le dio origen a una leyenda urbana que lo envuelve y lo termina de convertir en uno de los edificios emblemáticos de Buenos Aires más visitados por turistas provenientes de diversas partes del mundo.
La historia de esta mansión comienza con María Luisa Auvert Aurnaud, una poderosa y acaudalada estanciera, ella le encargó al arquitecto Guillermo Álvarez la construcción de un edificio que, luego de vivir un tiempo, lo puso en alquiler.
Allí vivió una artista plástica llamada Clementina. Cuenta la leyenda que un día una periodista fue a entrevistarla y tomó varias fotografías de sus obras; al momento de revelarlas, encontró varias figuras de duendes que se asomaban por los cuadros y los muebles. Dicen que luego de que salieran a la luz esas fotos, los vecinos escucharon un disparo que provenía de la casa de Clementina, pero cuando entraron a la casa no encontraron a nadie. Quienes rondan la zona por las noches, sostienen que en el edificio se escuchan gritos.
La Abadía
En Gorostiaga y Luis María Campos, Belgrano, se encuentra este edificio que data de principios de siglo XX. Este sitio fue sinónimo de misterio para los habitantes del barrio, fue habitada hasta la década de los 70 por monjes benedictinos, que luego partieron de allí en la búsqueda de un lugar más tranquilo. Desde ese entonces, la construcción permaneció cerrada.
Un halo de misterio e historias increíbles rodea a La Abadía desde hace años. Tras cuarenta años de abandono, la casona fue restaurada y se habilitó allí un centro de arte al que se puede ingresar para recorrer y conocer en profundidad la historia de esta hermosa e histórica construcción.

