Con el vino, haga lo que usted quiera
Como ninguna otra bebida del mundo, el vino tiene características únicas. Es un líquido en donde uno nunca es igual a otro. Pero también pertenece a un mundo que está lleno de opiniones.
Voy a partir de una premisa que repito hasta el hartazgo en estos espacios semanales en los que nos encontramos: la base de calidad sobre la que nos asentamos en materia de vinos en la Argentina está cada vez más alta.
Como nunca antes en el país, se están haciendo los vinos con más calidad de la historia. Y hablo de todas la gamas y todos los segmentos de precios.
Si: es cierto que las variables macroeconómicas, las inclemencias climáticas, el ajuste económico interno y demás cuestiones externas a la industria están complicando el panorama. Pero las bodegas en general y los técnicos en particular nos están entregando lo mejor que ha dado este país en materia de vinos.
Mensajes cruzados
Ahora, la industria tiene un problemita que no puede resolver. Y lo digo en diminutivo porque al final de cuenta se trata de eso. Un problema pequeño en relación a todo lo que describimos en párrafos anteriores.

En la actualidad, su relación con el consumidor es por lo menos confusa. Verá usted que dentro de la misma industria y quizá para el mismo consumidor se habla de vinos “especiales”, con puntajes, elegidos por la crítica o venerados en un concurso, que si no haces un curso internacional es “muy probable que no lo disfrutes”. Y por otro lado, de ese mismo lugar salen frases como “el vino es para disfrutarlo. Tomalo como quieras”.
Es muy bonita la diversidad que hay en la industria. Ahora, entrar en conductas con disonancias cognitivas confunde a los consumidores. Es tanto el lío que se les produce que a la larga, no saben muy bien si ese vino que le gustaba, realmente le gustaba.
Quiero decir, y nunca mejor aplicado para aquellos responsables de hablar de un vino, o bodega o lo que sea: si no tenes nada que decir, mejor no digas nada.
El vino habla
Es evidentemente válido tomar guías y escuchar recomendaciones, sobre todo si estoy empezando a disfrutar de este mundo maravilloso. Seguir a las personas correctas, según tus gustos y tus sentimientos; es un acierto.
Pero dentro de esas posibles recomendaciones me animo a darte una que puede servirte para que no te embrolles: al final del día, la voz más fuerte, la que tiene más peso y sobre todo la que tiene verdad es la del vino.
Quiero decir que siempre, pero siempre tomá con “pinzas” lo que dice ese “especialista”. ¿Puede servirte? Probablemente si, quizá no. De lo que estoy seguro es que no sabe la verdad. Es una simple opinión como esta nota que estás leyendo.
Por eso, sólo vas a descubrir la verdad, cuando descorches la botella. Cuando la sirvas en tu copa, le veas ese color, le sientas su aroma, lo pruebes y disfrutes. Esa es la posta. Esa es la verdad. Todo lo demás es accesorio.