Opinión

De los vinos que toma la gente no se habla

En los medios, en las redes, en los grupos selectos aparecen nombres de muchas etiquetas de “tendencia”. Sin embargo, los vinos más tomados por el público no están allí.

Federico Lancia
Federico Lancia sábado, 11 de marzo de 2023 · 07:01 hs
De los vinos que toma la gente no se habla
Los vinos que toma la mayoría de los consumidores

Es probable que te haya pasado que veas que tu vino favorito, ese que te acompaña diariamente o ese que elegís para ocasiones especiales no esté nunca dentro de los mejores puntuados, o que nadie hable en las redes e incluso que ni conozcas a su enólogo.

Son como vinos invisibles para la comunicación y si ciertos consumidores en ciertas ocasiones esbozan algún buen comentario sobre ellos, rápidamente son devorados por ese “círculo rojo” que no deja que se hable a menos que sea de lo que ellos consideran. 

Sin embargo, y como resultado de lo que muestran los datos actuales, son los vinos más consumidos por el mercado argentino. Esos que están entre los 800 y 1200 pesos y donde hay grandes etiquetas, que al final del día son las que representan el estilo del vino argentino. Les puedo asegurar que la diferencia en litros vendidos con los otros vinos de “tendencia” es enorme. 

Uno dice, el otro vende

A la hora de encontrar algunas razones de que por qué suceden estas rarezas, podemos esbozar probablemente la principal: son vinos excelentes, con enorme calidad para el segmento y que el consumidor los puede pagar. 

Vinos simples y que representan al paladar argentino.

Es un segmento de vinos que no se pone colorado al hablar de aromas a chocolate provocado por el paso por madera, que deja muchas veces azúcar residual en sus productos para captar nuevos paladares y que busca identificarse de manera permanente con las necesidades del consumidor. Sin tantas vueltas ni cosas raras. 

No te hacen sentir que en una cena de un restaurante, primero algún integrante debe “testearlo”, ni que tengas que conocer la parcela este del condominio interior que da al cauce subyacente de esa quebrada especial para entenderlo. 

Simplemente te ofrecen un momento de gratitud y lo logran con creces. 

Gracias a ellos

Es lícito pensar que a medida que los consumidores van conociendo el mundo del vino, van demandado nuevas cosas y le piden más y más a la industria. Y eso está bien. 

Y se puede caer en la falacia de pensar que los otros ya no van. O lo que es más grave, que son de peor calidad. Nada más lejos. 

Porque aunque suenen en las radios los vinos con puntajes, o se hable de la mejor bodega del mundo o del enólogo que se mudó de casa, la ecuación sigue sin cambiar: los vinos que toma la gente no están allí. Y siguen siendo los mismos. 

Y ojo con ese discurso peligroso de denostarlos. Recuerden que están tomando vinos. Si. Es la misma industria que los denigra o incluso los vuelve invisible. Y allí se corre el riesgo de que esa gente no solamente no suba de “categoría”, sino que se vaya de la categoría. 

Por eso, no seamos necios ni tampoco nos dejemos obnubilar por ciertas cuestiones de la industria que son llamativas y simpáticas. Incluso folclóricas, pero que siguen perteneciendo a un grupo muy reducido de personas. 

Claro, son ruidosos, vistosos y hablan todo el tiempo. Por suerte, los vinos que toman la mayoría de los consumidores no necesitan de tanta alharaca. No juguemos con fuego. 

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