Por qué Kevin Bacon es de los más odiados en Hollywood
¿Cómo jugar con los personajes antagónicos o ser un protagonista sin tanto vuelo? El actor de 64 tiene un masterclass en saber jugar al límite en su postura de mantenerse alejado a la fama máxima.
No caben dudas que Kevin Bacon es uno de los actores más destacados del mundo Hollywood. Muchas veces con personajes un tanto controversiales pero con un talento comprobado y una carrera ejemplar, el artista de 64 años es uno de los grandes íconos de la industria cinematográfica.
Tuvo todo para triunfar y ser una grandísima estrella, estar mucho más por encima del lugar en el que hoy se encuentra. Sin embargo Bacon rechazó esta posibilidad, se frustró con los flashes y decidió alejarse de eso, cambiando el foco hacia un lugar en el que no termine de explotar ni brillar demasiado. ¿Cuál fue el motivo? La misma fama que en un momento, de muy joven, lo inundó.
“La gente se sorprende cuando lo admito, pero es así: me llamaban la fama, el dinero y las mujeres. Quería mis tapas de revistas, soñaba con ver mi nombre en carteles gigantes”, admitió tiempo atrás sobre sus inicios, como parte de una versión muy diferente a la que resultó ser con el paso de los años.
Kevin logró el salto a la fama con la recordada película Footloose de 1984, siendo el protagonista del aclamado musical. El film fue un éxito, recaudando más de 80 millones de dólares en Estados Unidos, convirtiéndose en un boom de taquilla. Tenía apenas 24 años en ese momento, y esa fama que tanto pedía de más joven terminó llegando pero no de la forma que esperaba.
Como todo gran suceso, la fama terminó colmándolo y lo agobió. Cada vez que salía a bailar, en la disco ponían el clásico tema de la película y la gente le pedía a Bacon que lo baile como en el film. Lo saturaron, negoció con los DJs para que quitaran esa canción del repertorio pero la vida iba a tenerle preparado un nuevo revés.
Tratando de despegarse del rol de galán, grabó Quicksilver en 1986, un drama sobre el cual había grandes expectativas pero terminó fracasando. Las siguientes producciones fueron por la misma sintonía, y de hecho comenzó a interpretar personajes más oscuros con el fin de salirse de la popularidad. Quería evitar el acoso, el asedio de los fanáticos, los constantes pedidos de autógrafos y todo lo que conlleva ser una gran estrella.
“No hay forma de describir la fama, ni toda esa atención, a alguien que no lo haya experimentado. No es solo el hecho de que todo el mundo te conozca, es algo distinto. Una pesadilla. Me rebelé contra las grandes producciones. Quizás no estaba preparado aún, aunque ya tenía 24 años cuando lo decidí. No me arrepiento de haberlo rechazado todo… Es parte del proceso, de todo se aprende”, reflexionó.
Empezó a inclinarse a papeles más sombríos, con El hombre sin sombra (2000), Río Místico (2003) y El hombre del bosque (2004). En los últimos años realizó interpretaciones siempre al límite, que no generaban el encanto total del público por el personaje en cuestión, provocando incluso odio en los espectadores por los roles que encarnó, pero que en definitiva jamás pusieron en duda su excelente y sobrada capacidad.