Luis Caputo ya apunta al vencimiento del 9 de enero y prepara el terreno para los pagos de 2026
Para Caputo el pago del vencimiento de enero es la bandera de largada de una carrera para colocar deuda en los mercados voluntarios.
El ministro de Economía Luis Caputo está terminando de definir cómo hará el pago de US$4.300 millones a los bonistas, pero su objetivo final es bajar el riesgo país para asegurarse el financiamiento futuro colocando nueva deuda.
Juan Mateo Aberastain/MDZEl ministro de Economía Luis Caputo está relativamente tranquilo. Sabe que el dinero, de una manera u otra, estará, y que tendrá disponibles unos 4.300 millones de dólares para cumplir con el primeros de los cuatro vencimientos de deuda de peso en los últimos dos años de gestión de Javier Milei.
Ese dinero saldrá de un “repo” (Repurchase Agreement o Acuerdo de Recompra), un aporte directo del swap pactado con los Estados Unidos, con dinero del acuerdo de Facilidades Extendidas firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), algo de ahorro (no mucho) o un mix de todo esto.
Un día después del 9 de enero cuando se pague este vencimiento, el ministro de Economía comenzará a delinear los próximos tres pagos importantes. El del 9 de julio, el 9 de enero 2027 y el 9 de julio del mismo año. En total, necesitará un total aproximado de 18.000 millones de dólares, con lo que cerrará los compromisos de pago de los Bonares y Globales, los títulos reestructurados por Martín Guzmán cuando ejercía como plenipotenciario ministro de Economía de Alberto Fernández y reestructuró la deuda con acreedores privados por unos U$S66.000 millones en agosto del 2020.
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Deuda y riesgo país
Quizá lo único que queda descartado para el vencimiento de enero, es que Argentina aún no está en condiciones de salir a incorporar deuda en los mercados financieros voluntarios internacionales, donde, con un riesgo país de 600 puntos básicos de promedio, habría que pagar una tasa de interés superior al 8% anual. Demasiado. Más teniendo en cuenta que los bonos reestructurados por Guzmán pagan interés del 3%.
Lo más importante del cronograma, es que Caputo no da por vencidas las negociaciones encaradas desde el banco de inversión JP Morgan, para que un grupo de bancos norteamericanos puedan instrumentar un mecanismo de financiamiento de rescate.
Carrera contra reloj
El problema para llegar a armar este esquema es el tiempo. No se llega hasta el 9 de enero (día del pago de los U$S4.300 millones), para armar la estrategia de garantías del préstamo, con el Tesoro de los Estados Unidos como resguardo máximo.
Este esquema necesita de, al menos, dos meses mas de negociaciones entre los bancos de Wall Street y la repartición norteamericana que maneja Scott Bessent. Para el Palacio de Hacienda, sería cuestión de tiempo. Mientras tanto, habrá que cumplir con el pago del 9 de enero.
Para más adelante, habrá que ver como continúa la sintonía fina que diseña el Palacio de Hacienda para ya entrado el 2026. A lo que habrá que sumar, como se contó en este espacio hace una semana, cómo le va al equipo económico en el examen que deberá dar en enero del próximo año ante la siempre difícil mesa examinadora del Fondo Monetario Internacional (FMI), que en el primer mes del año que viene estará presente en tierras locales para cerrar el cumplimiento de las metas correspondientes al 2025, del Facilidades Extendidas vigente. Con el inevitable waiver incluido de no haber conseguido aumentar las reservas del Banco Central en unos U$S 4.000 millones.
Club de bancos
La idea de Caputo era presentar en sociedad antes que cierre el año el acuerdo con los bancos privados, mostrar que el gran temor de potencial default para esta gestión de Milei estaba evaporado, y que llegaba el momento de volver triunfal al mercado financiero de deuda voluntaria internacional.
Sin embargo, no podrá ser. Y el pago de enero, en el mejor de los casos, se concretará con dinero que únicamente alcanzará para pagarles a los bonistas ese vencimiento. La estrategia del Ministerio de Economía era aún más optimista, y hablaba que, en realidad, tampoco hubiera sido necesario aceptar el préstamo de los bancos norteamericanos, securitizado por el Tesoro, ya que al momento de presentarlo en sociedad, automáticamente se le abrirían a la Secretaría de Finanzas criolla los cielos celestes de la colocación de deuda.
Los dólares de Donald
Y, en definitiva, los US$20.000 millones de los bancos privados, mas los 20.000 millones de dólares del swap con el Tesoro, serían unos U$S40.000 millones que Caputo pondría en la vidriera internacional, para garantizar un interés real y naturalmente bajo en una segura colocación de deuda voluntaria de bonos públicos, mejorando plazos y montos a aquella operación de reestructuración de Guzmán, donde el interés negociado fue de 3,07%. Para tener una idea qué tan lejos se está en estos tiempos de ese porcentaje, hoy la Argentina pagaría algo mas del 9% anual en dólares.
En conclusión, la estrategia de Caputo sufrió un impasse técnico, a la espera de cierres de negociaciones con fondistas privados. Lo que sucede es que el vencimiento se acerca y nadie lo puede ni podrá parar. Y con el nivel de reservas acumuladas en el BCRA, tampoco se podrá pagar.
El salvataje de Estados Unidos
Como los mercados continuarán cerrados se tendrá que cumplir con dólares prestados para la ocasión en el mecanismo de rescate, un término que desde la Casa Rosada y Economía se quiere ahuyentar lo antes posible. Pocas cosas molestan más a los escritorios importantes de la Casa de Gobierno y el edificio de enfrente (el Palacio de Hacienda), que se siga hablando de “salvatajes” o “rescates” por parte de Estados Unidos.
Si se le diera la posibilidad a Caputo de volver a los mercados internacionales, será con un fin concreto: pagar deuda corriente reestructurada o emitida para cumplir con los importadores (los Bopreales). Ni un solo dólar para otro destino, fue la orden de Javier Milei, que desde Economía se cumplirá. En este caso, coincidiendo con la estrategia planteada desde la Casa Rosada.
Acumulación de reservas
Para el primer semestre del 2026, se espera también un cambio radical en la política oficial. El abandono, sí o sí, de la muy fallida estrategia de este año de no comprar dólares hasta que la divisa llegue al piso, durante ese tiempo el Tesoro podría volver a sumar dólares a las reservas propias. Luego, enfrentar el vencimiento del 9 de julio por más de U$S4.000 millones, sin recurrir aún a la ayuda externa.
Si igualmente se necesitara de todo o parte del dinero de Donald Trump durante el 2026, para cumplir con el vencimiento de enero, el mecanismo podría tener dos opciones. O un simple swap de monedas (mecanismo de recambio de pesos por dólares sin registro en la cuenta de pasivos monetarios) o una recompra de bonos en poder del Estado nacional a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
Lo importante de las dos alternativas, es que, según la visión oficial (y la de la mayoría de los analistas del mercado) no necesitaría una ley que respalde la operación. Técnicamente, al menos, no se trata de incorporar nueva deuda, sino de recambiar vencimientos cortos por largos. Pero, para esto, hay que replicar la tasa de Guzmán. La de 3,07%. Si no, en términos reales, habría mayor endeudamiento. Salvo que el 9 de enero, se pague con reservas. Algo que no podrá ser.
