Análisis: el panorama de la minería en el posible destino del cobre mendocino

El cobre pone a Europa en una encrucijada estratégica. Mientras Estados Unidos implementa aranceles al cobre metálico refinado, buscando proteger su industria nacional, la Unión Europea enfrenta una realidad particular: la crítica escasez de concentrado y la urgencia por asegurar su provisión en este análisis.

En este contexto de demanda creciente y cadenas de suministro frágiles, el proyecto PSJ en Uspallata emerge como un potencial eslabón vital para el Viejo Continente, forzando una lectura que va más allá del rédito económico inmediato.

El desequilibrio en el mercado del cobre

Europa consume 5 millones de toneladas de cobre anualmente, un metal insustituible para sus ambiciosos planes de electrificación y energías renovables Sin embargo, el continente exhibe una fuerte vulnerabilidad en su cadena de suministro. Sus minas producen solo 1,1 millones de toneladas y refinan 2,7 millones de toneladas. Esta disparidad genera una dependencia fundamental de fuentes externas, tal como ocurre con Estados Unidos.

El panorama global del cobre explica el desafío europeo. Sudamérica, por ejemplo, domina la producción mundial, generando 8,8 millones de toneladas en 2023, con Chile y Perú a la cabeza. China e India, por su parte, aunque producen solo 1,8 millones de toneladas, refinan 11,9 millones de toneladas y consumen más de 17,8 millones de toneladas, acaparando una porción significativa del concentrado global. Esto obliga a Europa a competir por recursos.

De acuerdo a datos de MiningVisuals en esta dependencia, casi el 50% del concentrado de cobre europeo llega desde minas fuera de sus fronteras. El 14% proviene de Chile, a 10.000 kilómetros de distancia; el 10% de Perú, a 7.000 kilómetros; y un 9% de Brasil, también a 7.000 kilómetros. Incluso otra porción del 17% cruza hasta 12.000 kilómetros de océanos. Este extensísimo cordón expone a la UE a disrupciones geopolíticas y riesgos logísticos.

Mendoza: un socio estratégico para el futuro europeo

En este complejo escenario de competencia global y una demanda europea acuciante, Mendoza emerge como un actor potencial en todo este esquema. Las 40.000 toneladas de cobre fino anuales que proyecta PSJ Cobre Mendocino tendrían destino europeo. Más allá del volumen, frente a la demanda europea, representa un aporte significativo. No solo significa divisas y desarrollo local inmediato para la provincia; implica posicionar a Mendoza como un socio estratégico en la agenda geopolítica de la Unión Europea. El concentrado que se producirá en Uspallata, tal como ya hemos destacado, tiene un valor comercial lógico, pero que con una visión amplia es mucho más en este contexto

"Se da la situación que tenemos conversaciones avanzadas con refinerías que se encuentran en el continente europeo y que nos han ya manifestado su interés y hay un seguimiento del mismo. Para nosotros es importante esto porque son empresas comprometidas con altos estándares ambientales que, por supuesto, les son transmitidos a quienes suministran el cobre", dijo Fabián Gregorio, CEO de PSJ hace un par de meses a MDZ.

El ejecutivo destacó que "hay una trazabilidad que hace que el origen del cobre sea responsable. Esto es bueno para la refinería, pero se traduce en un beneficio para PSJ por su producto final, por la calidad de su producto final, pero también afecta a su reputación, la de la empresa y la del lugar donde se encuentra desarrollándose. Es decir, la provincia de Mendoza se beneficia por este tipo de compradores".

Materias primas críticas

La UE, impulsada por su Ley de Materias Primas Críticas, busca precisamente la diversificación y el aseguramiento del abastecimiento de metales esenciales para su independencia tecnológica y su "Pacto Verde". Un proyecto mendocino que demuestre cumplir con los más altos estándares ambientales y sociales -tal como el proceso de aprobación de su Informe de Impacto Ambiental y el aval legislativo exigen- no solo producirá cobre, sino que construirá una relación de confianza con un mercado que valora la estabilidad, la trazabilidad y la sostenibilidad.

Mendoza tiene la oportunidad histórica de trascender y tiene el potencial de consolidarse como un punto neurálgico en la cadena de valor global de un mineral estratégico. Esto eleva el cobre mendocino de un simple bien a un activo geopolítico innegable, un valor que supera cualquier balance económico anual y proyecta a la provincia en el mapa de las grandes ligas mundiales. La decisión de avanzar en la minería de cobre implica, entonces, una mirada de largo plazo, una visión de Argentina y Mendoza como proveedores de soluciones concretas para las demandas globales más urgentes.