SanCor en concurso de acreedores: ¿será la última oportunidad?
La empresa láctea SanCor, la segunda de importancia histórica del país, finalmente presentó su concurso preventivo de acreedores, la última oportunidad de cualquier sociedad para evitar su quiebra. La presentación se hizo ante el juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la Cuarta Nominación de la ciudad de Rafaela, provincia de Santa Fe, que ahora tendrá la responsabilidad de negociar entre la empresa y sus acreedores para encontrar una salida comercial y financiera que garantice la continuidad de la láctea.
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No será fácil. Se habla de una deuda estructural de más de 400 millones de dólares, y una operatividad complicada en la actividad corriente de la compañía.
Con esta decisión tomada ante una coyuntura desfavorable, se buscará pelear la continuidad, en una situación compleja. Todo dependerá de la voluntad de los acreedores. El pasivo se calcula en unos US$400 millones, que podrían sumar 100 millones de dólares más; en su mayoría entidades financieras y proveedores. Incluyendo miembros de la propia cooperativa que maneja la empresa.
Con esto se cierra un capítulo y comienza otro. El de la supervivencia. Si bien a esta situación se llegó por problemas financieros, comerciales, de costos y laborales de coyuntura, la crisis terminal viene desde comienzos de siglo.
En 2017 el gobierno de Mauricio Macri ya había apoyado un proceso de reestructuración, a partir de una deuda de casi 1.000 millones de dólares que mantenía con SanCor el gobierno venezolano. El Gobierno de entonces sabía que era una utopía la posibilidad de que Nicolás Maduro o cualquiera de sus colaboradores estén dispuestos a comenzar a pagar ese pasivo, como mecanismo de mejora del flujo financiero de SanCor en el país.
Pasaron los años y Maduro nunca siquiera insinuó discutir esa deuda. Menos ahora con un gobierno enemigo a la visión bolivariana, y con ese Estado ingresando en una etapa de dictadura.
La deuda de SanCor asusta. Según fuentes del mercado financiero que accedieron a los papeles contables de la compañía, la deuda supera los 400 millones de dólares. Y podría incrementarse más allá de los 500 millones.
En el mercado lácteo se asegura que la constante caída en la producción de leche fresca en el país a un ritmo de más de 10% anual desde hace años, sumado a descenso constante de la producción en tambos de entre 8% y 10%, provocaron que la espiral de pasivo operativo se profundice y que generará las pérdidas operativas de los últimos tres años.
Desde la empresa se responsabiliza a los vaivenes de los precios internacionales de las materias primas, que se vienen sufriendo desde 2009; el atraso cambiario profundizado durante el 2024 y la falta de competitividad del sector lácteo en el país; el incremento de los costos de producción; los problemas económicos estructurales y la falta de financiamientos con tasas flexibles para bajar el pasivo financiero.
En el mercado se reconocen todas estas realidades, pero se recuerda que la crisis de SanCor no es nueva, sino crónica desde hace más de una década, y que sólo el acuerdo con Venezuela logró darle en 2006 cierto aire a la compañía. El tratado había sido firmado ese año en la Argentina en uno de los viajes de Hugo Chávez al país con Néstor Kirchner como presidente.
El país bolivariano le otorgaba un crédito directo a la cooperativa por unos US$135 millones, para que con ese dinero se pagara gran parte de la deuda financiera exigible y aumentara el capital de trabajo de la láctea. A cambio SanCor debía enviar leche en polvo a Venezuela, mientras que ese país enviaría petróleo a la Argentina.
El dinero fue girado por el Banco Nacional de Desarrollo de Venezuela y depositado en un fideicomiso que administrada el Banco Nación. Chávez cumplió su parte del contrato, hasta que estalló la crisis en el país caribeño, ya con Nicolás Maduro en el poder. El actual presidente venezolano acumuló pasivos hacia SanCor desde su asunción en abril de 2013, situación que era negociada casi personalmente por la presidenta Cristina de Kirchner cada vez que se veía cara a cara con el sucesor de Chávez.
En los últimos años del kirchnerismo en el poder, los retrasos en los pagos desde Venezuela no sólo afectaban a SanCor, sino también a Techint (por los pagos por la nacionalización de Sidor, Tavsa y Comsigua), y a Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa), por un pasivo de US$250 millones por la ejecución de la represa Tocoma.
Techint obtuvo una victoria contra el gobierno de Maduro ante el CIADI por unos US$185 millones. Enrique Pescarmona tuvo menos suerte y tuvo que dejar en julio del año pasado el control de su empresa por el abultado pasivo que le generaron los fallidos negocios con Venezuela.
En el caso de SanCor la situación fue más preocupante. Por cuestiones económico-financieras o políticas, Maduro dejó de cumplir su parte del contrato cinco meses antes de la finalización del gobierno de Cristina de Kirchner. Ya con Mauricio Macri en el poder, los responsables del fideicomiso en Caracas directamente no atendían los teléfonos con las llamadas desde Buenos Aires. El Gobierno argentino, desde enero de 2016, sólo contabiliza el pasivo que se va actualizando en las cuentas del Banco Nación y que a marzo de 2017 superaba los 1.100 millones de pesos.
Nuevos vientos
Una de las cuestiones que deberá resolver ahora la Justicia, es si finalmente los activos de la láctea pueden pasar por un proceso de venta para activar liquidez, dentro de un proceso de reestructuración. Éste podría incluir la presencia de un socio capitalista o directamente su venta. Mientras tanto, la responsabilidad de la cooperativa sería presentar los números finales en blanco sobre negro, incluyendo un informe detallado de los acreedores, los que en su mayoría serían proveedores.
Sólo cuando el informe llegue a los escritorios oficiales, habrá decisiones desde el Gobierno nacional para programar un plan serio de recuperación, el que, de todas maneras, no incluirá un rescate total de la empresa.
Durante la crisis de 2017, SanCor decidió cerrar cuatro de las 15 plantas de la compañía y con una reducción de 4.000 a 2.500 empleados. En ese momento, el gobierno de Mauricio Macri presionaba por un plan de rescate combinado de una disolución global y sustentable en el tiempo. No pudo ser. La empresa continuó con sus problemas financieros que, años después, llevaron a este concurso.
SanCor inició sus actividades en 1938, a partir de la unión de 16 cooperativas de las provincias de Santa Fe y Córdoba, fijando su sede en Sunchales. Hoy emplea alrededor de 4.500 trabajadores, procesa leche proveniente de unos 1.300 tambos y se estima que habría unas 25.000 personas involucradas en su proceso productivo.
Maneja las marcas SanCor, San Regim, Sancorito, Las Tres Niñas, SanCor Infantil, Bebé, Mamá y Prematuro, Tholem, SanCor Bio, Cabaña Santa Brígida, Angelita, Granja Blanca y Lechelita, SC, Aromito y Yógs.


