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YPF y Shell cierran acuerdo por la planta de GNL, mientras se despide Petronas

Ahora comienza una etapa trascendental para captar inversiones, necesarias para financiar los más de 30.000 millones de dólares que saldrían las obras.
YPF y Shell sellaron un acuerdo clave para avanzar en el desarrollo de la planta de licuefacción de gas natural.
YPF y Shell sellaron un acuerdo clave para avanzar en el desarrollo de la planta de licuefacción de gas natural.

YPF encontró un nuevo socio para el proyecto más importante y relevante de la petrolera, y, quizá para el país, de las últimas décadas. La anglo-neerlandesa Shell será la que desarrolle la nueva planta de licuefacción de gas proveniente de Vaca Muerta, que definitivamente se levantará en Punta Colorada, Rio Negro.

A partir del proyecto anunciado este miércoles en La Haya, Países Bajos, entre YPF y Shell, ya no tendrá como partner a la malaya Petronas, que originalmente había traído la idea de la planta al país. La salida de los malayos del proyecto y su reemplazo por Shell es la primera definición importante que surgió con la novedad. La otra es que, ahora sí, definitivamente la radicación se ubicará en Río Negro. Y no en la provincia de Buenos Aires. 

Según lo que se anunció de manera conjunta, el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, y el vicepresidente Ejecutivo de GNL de Shell, Cederic Cremers, firmaron el acuerdo de compromiso final para el desarrollo del proyecto. EL PDA (Project Development Agreement, por su término en inglés) implica que Shell se incorporará a la operación, avanzando en una primera fase que implica una capacidad de licuefacción por 10.000 millones de toneladas por año, hasta llegar a una nueva etapa FEED (Front-End Engineering and Design). 

“Estamos orgullosos de que Shell, líder mundial en la producción de GNL, se una al proyecto. Como pionero en el mercado de GNL, el conocimiento y la experiencia de Shell serán fundamentales para ayudar a posicionar a Argentina como un proveedor de energía global confiable y competitivo", dijo Marín.

Finaliza así en forma definitiva la participación de Petronas, a la que YPF despidió con un mensaje diplomático: “Ambos continuarán trabajando en el desarrollo del área La Amarga Chica en Vaca Muerta. YPF reconoce el valioso aporte de Petronas durante los últimos dos años, compartiendo con los equipos de YPF su experiencia técnica y comercial en el mercado de GNL (Gas Natural Licuado). El trabajo conjunto ha contribuido al desarrollo del Proyecto ARG LNG hasta su etapa actual y permitirá dar nuevos pasos”. 

Según la presentación, “Argentina LNG” es un proyecto para la licuefacción de gas para su exportación a los mercados mundiales. Comprende desde la producción de gas en bloques dedicados en Vaca Muerta, su transporte a través de gasoductos dedicados de 580km de extensión hasta una terminal de procesamiento y licuefacción que será construida en Sierra Grande, Rio Negro, en las costas del Océano Atlántico. 

Cambio de jurisdicción

La decisión de radicar la planta en Rio Negro, y no en Bahía Blanca, se tomó el 30 de julio pasado por parte del directorio de YPF; que aprobó por unanimidad la radicación de la planta de licuefacción conjunta entre la petrolera argentina y, por entonces, la malaya Petronas.

La idea de instalarse en la Patagonia, según el directorio, se justificaba en el posible ahorro de unos U$S 600 millones. Ese sería el dinero que se ahorraría el proyecto por radicar la planta en Punta Colorada, en la localidad rionegrina de Sierra Grande y no en Bahía Blanca, según constaba en la idea original presentada en el país por Petronas en el segundo semestre del 2022.

El último capítulo para analizar fue la promesa del gobierno de la provincia de modernizar el puerto de aguas profundas de Punta Colorada, antiguamente utilizado hasta 1992 por la productora ferrominera Hierro Patagónico Sociedad Militar (HIPASAM), empresa dependiente a Fabricaciones Militares, cerrada en 1993.

El puerto hoy es una atracción turística y hasta hace algunos meses, sólo concentrado en la idea de reconvertirlo en alguna zona franca, pero lejano a lo necesario para el levantamiento de una infraestructura imprescindible para contener una inversión que, de piso, demandará unos 30.000 millones de dólares.

Informe clave

Aseguraba el gobierno provincial de Alberto Weretilneck que antes de los cuatro años que demandaría el levantamiento de la planta, ahora llamada Argentina LNG, el puerto estará 100% reconvertido y listo para comenzar a embarcar el gas con destino a Europa. En ese contexto, fue fundamental para la decisión el informe de la consultora Arthur D. Little, contratada especialmente para la ocasión, para que realice una evaluación de factibilidad, de recomendar la radicación en Río Negro y no en Bahía Blanca.

Aparentemente, el “paper” leído en esa reunión de directorio de julio fue lapidario con el puerto bonaerense, afirmando que tampoco contaba con la infraestructura necesaria. Y que, incluso, si era en esta provincia donde debía radicarse, la elección debía ser Zárate y no Bahía Blanca.

Con esta promesa, entre otras, el directorio de la petrolera votó así a favor de la radicación en Punta Colorada. Por unanimidad. Esto quiere decir que levantaron la mano todos los accionistas. Esto incluye al Estado nacional, titular del 51% del total del paquete, luego de la renacionalización de YPF que impulsó, curiosamente, Axel Kicillof en 2012.

Pero, además, votaron a favor los representantes de las provincias integrantes de la asamblea, que poseen el 49% del 51% que detenta el Estado. Las provincias que votaron a favor de la radicación en Rio Negro y no en Buenos Aires fueron, además de, obviamente, Río Negro, Tierra del Fuego, La Pampa, Santa Cruz, Chubut, Neuquén, Salta, Mendoza, Jujuy y Formosa. La lectura básica indica que hasta gobernadores peronistas como Gildo Insfrán votaron en contra de los intereses de Axel Kicillof.

También votaron a favor de la radicación en Punta Colorada accionistas privados como el fondo de inversión BlackRock, políticamente muy cercano a Javier Milei y, obviamente, lejano al kirchnerismo, pero también Pemex, empresa petrolera mexicana cercana ideológicamente a Andrés Manuel López Obrador. En teoría, más cercano a las fuerzas de Cristina Fernández de Kirchner que a las libertarias, y, en algún momento, defensor acérrimo de la nacionalización de la petrolera y la salida de los españoles de Repsol en el 2012.

También votaron en ese sentido, los representantes de los accionistas de cotización pública, en Buenos Aires y Wall Street y los trabajadores de la petrolera que también tienen representación minoritaria en la empresa. 

El proyecto original

Originalmente el proyecto fue traído por los propios malayos de Petronas. Los directivos habían presentado en sociedad la posibilidad de instalación de la planta en el país, directamente ante Cristina Fernández de Kirchner, cuando la exjefa de Estado era vicepresidenta. Sabiendo donde estaba el poder real, los visitantes negociaron con la titular del Senado.

Quiso el destino que el encuentro en las oficinas de CFK fueran el mismo día, el primero de septiembre de 2022, en que sufrió un intento de magnicidio en las puertas de su domicilio de Recoleta. En esa reunión en el Senado, donde además de CFK y los malayos estuvieron presentes Kicillof y la cúpula de YPF, se acordó la radicación de la planta en Bahía Blanca, una ley que le garantice a Petronas saltar el cepo y el compromiso de los inversores externos de conseguir los U$S 30.000 millones para levantar la planta.

El proyecto actual cambió los tres capítulos del acuerdo. Se radicará en Río Negro, se aplicará el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) con lo que no habrá problemas con el giro de dólares al exterior y la búsqueda de inversores internacionales será tarea conjunta. No sólo de Petronas, sino también de YPF. Al menos esto es lo que prometió ayer por la tarde Horacio Daniel Marín, director y presidente del directorio de YPF.

Próximos pasos

Su idea es ir por el mundo financiero con el proyecto bajo el brazo, vender por anticipado parte de la producción y conseguir fondos frescos para iniciar la megaobra lo más rápido posible. Hay algo seguro en esta política. Un puñado de fondos de inversión de primer nivel mundial, ya están dentro del directorio de la petrolera, desde antes de la renacionalización de 2012, y serían los primeros visitados para que se sumen a los inversores.

El primero será, obviamente, BlackRock, cuyo socio fundador y CEO, Larry Fink, tiene contacto directo con Javier Milei. Esto incluye una llamada personal al argentino, a pocas horas de haber sido electo presidente el 10 de diciembre del año pasado. No es el único. También está Citigroup, y otros como TT International Asset Management, Helikon Investments Ltd, Driehaus Capital Management Llc, Voloridge Investment Management y Millennium Management Llc.

Todos estos fondos y bancos están siendo invitados por Marín personalmente a recorrer los centros inversores internacionales para convencer a otros fondos para apostar por la planta. El argumento es simple: el proyecto tiene en Europa Occidental clientes seguros, que hasta febrero de 2022 compraban gas a Rusia pero que luego de la invasión de Vladimir Putin a Ucrania necesitan otros proveedores.

Aquel día de julio, Kicillof fue implacable. Sobre Marín dijo que “los directivos de YPF son 'funcionarios del presidente Milei' y lo que hicieron ayer fue acatar una decisión del primer mandatario. "Estamos ante un hecho de enorme gravedad, ante una verdadera irresponsabilidad por parte del presidente de la Nación porque como resultado de un capricho absolutamente guiado por cuestiones ideológicas, políticas, está poniendo en riesgo un proyecto muy pero muy importante para el país y para la provincia en el que estamos trabajando tal como conté la vez pasada y hoy voy a repasar, hace 10 años". 

Marín pudo ahora cerrar el proyecto de instalar la megaplanta en Vaca Muerta. Y con un socio histórico del petróleo argentino. En definitiva, Shell es un partner mas que atractivo ante el mundo. Y además está presente en Vaca Muerta desde, casi, el primer momento.