Acuerdo con el FMI: el país logra el cierre del programa en 2023 y apunta al déficit cero para este año
Al Gobierno le urge mantener a flote el programa de Facilidades Extendidas y que el board del FMI dé luz verde. En la negociación se impone la idea de Javier Milei de eliminar el déficit y la emisión.
Las negociaciones entre los funcionarios argentinos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) continuarán, como mínimo, durante dos días más. Con la posibilidad de extenderlas durante otras dos jornadas adicionales. Luego, los dos responsables del caso argentino volverán a Washington este fin de semana y desde el próximo lunes se reunirán con sus dos jefes para resolver la manera de definir la primera misión del año: cerrar de alguna forma lógica el deprimente 2023 de la Argentina.
Para esto hoy volverán a encontrarse en Buenos Aires el ministro de Economía Luis "Toto" Caputo y el jefe de gabinete Nicolás Posse -eventualmente se sumará el presidente del Banco Central, Santiago Bausilli-, con el subdirector para el Hemisferio Occidental, Luis Cubeddu, y el flamante responsable del caso argentino, Ashvin Ahuja.
Pero en las últimas horas hubo avances relevantes. Ya estaría cerrado el programa correspondiente a 2023, y hay un principio de acuerdo para las metas que el país compromete para este año, en base a los postulados básicos e inamovibles de Javier Milei: déficit cero y emisión cero. A esto hay que sumar un incremento de las reservas internacionales del Banco Central entre US$ 3000 y 5000 millones.
Tras la ronda de reuniones de esta semana en Buenos Aires, el lunes esperan en la sede del organismo de la capital norteamericana la subgerente del FMI Gita Gopinath y el director gerente para el Hemisferio Occidental Rodrigo Valdes. Y entre todos se comprometieron a buscar la fórmula para que el 2023 argentino haya sido lo suficientemente malo como para habilitar el waiver (perdón), pero sin determinar que el manejo de la economía local haya sido tan malo y fuera de las reglas y normas de buenas costumbres del FMI, como para dar definitivamente por caído el programa de Facilidades Extendidas vigente desde marzo del 2022 pero suspendido por los incumplimientos locales.
Desde el Fondo, claramente sonríen frente a la voluntad del Gobierno de avanzar muy rápidamente hacia el déficit cero. Es una meta incluso mucho más ambiciosa que la que tenía el acuerdo firmado con el gobierno anterior para este año, que establecía un déficit fiscal de 0,9% del PBI.
Pese a ello, el Fondo está observando con detenimiento si los partidos representados en el Congreso acompañan este objetivo de eliminación de déficit. No solo lo que pueda hacer el justicialismo en sus diversas versiones, sino también Juntos por el Cambio, que todavía no se pronunció públicamente sobre el tema.
Impacto en las cuentas públicas
En relación con las metas incumplidas de 2023, la buena noticia que quedó en claro en el primer encuentro formal y oficial de funcionarios argentinos y del FMI en Buenos Aires, es que hay cierta comprensión de parte de los visitantes y que se encontraron dos argumentos para echar culpas por lo sucedido el año pasado: la sequía y el proceso electoral.
En el primer caso, el FMI reconoce que se generaron pérdidas en la economía argentina por más de 9.000 millones de dólares (el gobierno de Alberto Fernández buscaba que se contabilizaran más de U$S 20.000 millones). De todas maneras, la cifra servirá para explicar los incumplimientos monetarios y de pérdida de reservas en el Banco Central.
Por el lado electoral, y echando culpas al gobierno anterior, se anotaron los desvíos fiscales que llevaron a un déficit primario de más de 3% del PBI, cuando lo comprometido era promediar el 2% final.
En busca de plata fresca
Si las partes pueden ponerse de acuerdo en el cierre del 2023, y desde el lunes el organismo se muestra más flexible, podría cerrarse un waiver que luego llevaría a la posibilidad de un desembolso de unos U$S 3.000 millones durante enero o febrero. No más. Para más dinero, habrá que esperar a las próximas misiones, cuando lo que se discuta sea el 2024 y las nuevas metas y objetivos del programa de Facilidades Extendidas.
Igualmente, el dinero será más que bien recibido desde la Argentina. Esos 3.000 millones de dólares representan todos los desembolsos que el país debe hacerle al organismo en el primer mes del año, más los U$S 960 que se le pagaron al FMI en diciembre de 2023.
Para cuestiones más ambiciosas, habrá que esperar a que el board del FMI acepte el waiver y los programas económicos de Javier Milei tengan más vuelo en la realidad fiscal, financiera y económica de todos los días. Se considera que con la llegada del gobierno de Milei y a poco de andar su gestión (donde supuestamente más fuerza debería tener un Ejecutivo argentino), más posibilidades habrá de negociar.
Con el agregado además en el caso del presidente local, que su propuesta sobregira lo que el Fondo le pedía al país en el programa de Facilidades Extendidas original, firmado en marzo del 2022 y que ya tuvo una renegociación de metas (julio 2023) y dos caídas (marzo y septiembre 2023).
Técnicamente, el crédito de Facilidades Extendidas negociado y firmado en los tiempos de Martín Guzmán está hoy caído por la imposibilidad de Argentina de cumplir con las metas pactadas para el ejercicio anterior. El gobierno de Alberto Fernández, y lo que le corresponde en tiempos a Milei, tendría que haber llegado a un déficit fiscal de 1,9% del PBI, haber aumentado las reservas en unos 3.000 millones de dólares (aproximadamente) y haber emitido por nomás de 0,6% del PBI.
Aún no hay números finales del 2023, pero desde la gestión Milei suponen que el déficit primario superó el 3%, las reservas son negativas en números fantasmales estaría en unos 9.000 millones de dólares) y la emisión superó el 1,3% del PBI.
En cualquier acuerdo normal, esto hubiera significado para el FMI la caída definitiva del acuerdo y una sesión especial del Board del organismo donde se trataría algo parecido al rompimiento de las relaciones. Sin embargo, la causa argentina es particular para el organismo, ya que se trata por lejos del principal deudor.
Y, además, la llegada de Milei cambió la manera de analizar la situación desde Washington. Ahora lo que se espera es retornar el diálogo desde formal la próxima semana, volver a rehacer los números de punto de partida y firmar un nuevo acuerdo. No deberá entusiasmarse Argentina en una primera instancia.
Metas ambiciosas
Lo que se podrá conseguir es el waiver por no haber conseguido las metas propuestas originalmente, fijar nuevas para el 2024, cumplirlas, y mientras tanto, hablar de las nuevas cifras y porcentajes del próximo ejercicio. El FMI mantendrá inamovible lo que se firmó en marzo del 2022 para este año: un déficit de 0,9% del PBI, una emisión menor al 0,4% y reservas por arriba de los U$S 6.000 millones.
Aquí es donde Milei y su ministro Luis "Toto" Caputo hacen punta, se agrandan y hasta cancherean. Según las proyecciones propias, en el megaplan de ajuste que está implementando el Gobierno, este año ya habrá superávit fiscal, las reservas superarán los U$S 8.000 millones (se confía en una cosecha récord, sumando por el lado de las retenciones) y una emisión mínima y numéricamente concentrada en la ayuda a planes sociales y jubilaciones, algo que en las conversaciones previas entre Milei y el FMI, el propio Fondo había pedido.
La idea del Ejecutivo es cerrar rápidamente una nueva vida del programa de Facilidades Extendidas, sabiendo que es imposible en las actuales circunstancias pensar en una nueva generación de tratados. Y una vez estrechadas las manos y firmados los papeles, pensar en que el FMI replique el pago por unos U$S 960 millones liquidados en diciembre pasado con un crédito de la Corporación Andina de Fomento.
Además, se deberá liquidar en medio de las negociaciones los casi 1.900 millones de dólares que se le deben pagar al organismo en enero, dinero que desde el Banco Central de Santiago Bausilli se asegura que están gracias al incremento de reservas de algo más de U$S 3.500 millones de las últimas dos semanas y media de diciembre y lo que va de enero.