FMI: la letra chica del acuerdo y por qué ahora podría haber estabilidad en el dólar blue
El equipo económico logró destrabar un acuerdo complicado con base en la posibilidad de intervenir en los dólares financieros. Esto podría mejorar la oferta en el mercado cambiario y mantener en calma al billete verde durante la campaña.
El ministro de Economía Sergio Massa obtuvo dos logros políticos relevantes (más que económicos o financieros) en el acuerdo nivel Staff Agreement cerrado en negociaciones furiosas el miércoles por la noche, revisado por la tarde ayer y presentado en sociedad esta mañana, de manera conjunta entre Buenos Aires y Washington.
Por un lado, tendrá, como mínimo, la posibilidad de intervenir directamente en el mercado cambiario a través de la venta de títulos públicos emitidos durante el canje de deuda de agosto del 2020 y que están en poder de organismos públicos como Anses. Por otro, la negociación del Palacio de Hacienda con el FMI evitó tanto un ajuste fiscal extra (el déficit comprometido se mantendrá en 1,9%) y no habrá más misiones del Fondo hasta después de las elecciones presidenciales.
Con todo esto, Sergio Massa se garantiza quitar de la agenta electoral al organismo financiero que maneja Kristalina Georgieva; un activo físico inestimable en la relación del ministro de Economía con el kirchnerismo. Especialmente, el puro y duro.
Un aval clave
El Fondo le dio a Massa una venía fundamental para intervenir en el mercado cambiario. El organismo financiero descartará de la letra final del acuerdo que aún se negocia en Washington, la posibilidad de intervenir en los dólares financieros a través de la venta de títulos emitidos en dólares en el canje de deuda de agosto de 2020, en cartera de entes de jurisdicciones nacionales como Anses.
La operatoria había sido lanzada por el Ministerio de Economía en marzo pasado, y derivó en abril en la suspensión virtual del acuerdo vigente de Facilidades Extendidas, ya que lo firmado en marzo de 2022 prohibía la intervención directa en los mercados financieros con dólares indirectos en posesión de entes públicos y financieros.
La cuestión no derivó en una crisis mayor entre los negociadores argentinos y el staff técnico del Fondo, ya que las partes se encontraban iniciando discusiones que aún hoy están abiertas. Y que en las próximas horas generarían algún tipo de definición.
Ahora, las nuevas negociaciones abiertas cara a cara el martes de la semana pasada, derivaron en que el FMI quitara la prohibición de la intervención directa del nuevo Staff Agreemet, con lo que la Secretaría de Finanzas podrá operar vendiendo estos bonos en el mercado MEP, sin la censura del FMI.
El Ministerio de Economía viene aplicando la medida desde mayo, luego de que la UBA (a quien se le consultó sobre la aceptación o no del mecanismo de intervención) le diera también el visto bueno a Finanzas para que utilice los bonos de Anses. La UBA sólo hizo una aclaración sobre el uso que se le da al Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses.
"El FGS nunca fue utilizado para solventar las insuficiencias en el financiamiento del régimen previsional público, ni para preservar la cuantía de las prestaciones previsionales a cargo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). El fondo mencionado constituye un stock, que no debe confundirse con el flujo correspondiente al pago periódico de los haberes jubilatorios. En ese sentido, la operatoria bajo análisis no se corresponde con ningún impacto directo en el haber a percibir por los beneficiarios enmarcados en el SIPA", apuntó el informe de la UBA.
Dos porotos para Massa
Esta condición liberadora se suma a los otros dos capítulos positivos que los hombres de Massa lograron hacerle aceptar al staff técnico del Fondo, informados ayer por MDZ. El próximo acuerdo que el país mostrará en sociedad, firmado con el organismo financiero, no incluirá ajustes fiscales extras por unos U$S 2.000 millones (como se pidió desde el staff técnico hasta la semana pasada), como tampoco misiones fiscalizadoras del FMI para controlar si el país cumple o no metas trimestrales pactadas de antemano.
Estas misiones volverán recién a controlar el año vencido, con lo que el ojo crítico del Fondo retornará entre diciembre de 2023 o el período enero- febrero de 2024. Esto es, cuando otro presidente esté en la Casa Rosada.
Queda cajoneado el reclamo por un ajuste extra de unos 2.000 millones de dólares en el déficit fiscal, que el FMI había exigido hasta el jueves de la semana pasada, y que había sido definido por el ministro de Economía como "política y económicamente impracticable", ante los negociadores del Palacio de Hacienda que desde el martes pasado discuten en Washington.
A cambio del aumento en la presión impositiva, aplicada desde el lunes vía un nuevo anticipo de Ganancias y la aplicación del Impuesto PAIS a las importaciones de bienes (7,5%) y servicios (25%) considerados suntuarios (o no esenciales, en realidad), más los ingresos por el nuevo dólar agro o maíz, el FMI habría quedado satisfecho en que las cuentas podrían (levemente) ordenarse y hacia diciembre mantener un 1 porcentual por delante.
Saben las partes que es muy difícil de lograr, pero igualmente el FMI aceptó la propuesta, dejando de lado el reclamo del 1,5% de ajuste reclamado hasta el jueves pasado.
Por otra parte, y lo más importante que Massa podrá mostrar dentro de su frente político, es que el FMI desaparecerá de escena (al menos en cuanto a revisiones, negociaciones y fiscalizaciones) hasta diciembre, ya que las metas que se firmarán y aparecerán entre el miércoles y el jueves, incluirán la aceptación por parte del organismo de suspender las dos misiones comprometidas para el segundo semestre del año hasta el primer trimestre del 2024. O hasta que haya un nuevo presidente electo entre octubre y noviembre del 2023.
Según lo negociado, las metas que el país deba cumplir (algo que seguramente no sucederá), serán oficialmente controladas por el staff técnico en las habituales misiones del Fondo entre diciembre 2023 y enero/ febrero 2024, con lo que no formarán parte de la escena electoral.
Si bien es un simbolismo más que algo efectivo (en definitiva, los términos económicos a cumplir no varían), para el frente oficialista que encabeza Sergio Massa es un logro mostrable y palpable, ya que no es lo mismo hacer campaña en medio de reclamos del FMI, que mencionar al organismo como una cuestión donde el culpable es Mauricio Macri. Y que el frente de Unión por la Patria puede acusar de casi todos los males existentes en la economía argentina. Luego, será tarea del próximo jefe o jefa de Estado electo o electa encauzar la relación. Si le toca a Massa esa tarea, ya habrá tiempo para restablecer puentes sólidos con una gestión que mire a cuatro años en lugar de seis meses.