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Santiago Manoukian: "De acá a un año seguro tendremos un salto cambiario importante"

El economista jefe de Ecolatina analiza la actualidad económica y los ejes de la agenda que tendrá que abordar el nuevo gobierno que surja de las urnas. Explica por qué la inflación difícilmente se modere en lo que resta del año y habla de una gran fragilidad de la economía argentina.

Carlos Boyadjian
Carlos Boyadjian domingo, 4 de junio de 2023 · 09:00 hs
Santiago Manoukian: "De acá a un año seguro tendremos un salto cambiario importante"
El economista Santiago Manoukian sostiene que es necesario avanzar en un programa de estabilización, pero cree que el salto cambiario vendrá más temprano que tarde. Foto: MDZ - Julián Volpe

En momentos en que la inflación la presión en el mercado cambiario dominan la agenda económica, el impacto comienza a sentirse en la actividad económica, que podría entrar en recesión en la segunda mitad del año. Santiago Manoukian, economista jefe de Ecolatina, una de las consultoras que sigue a diario las principales variables económicas, dialogó con MDZ para explicar qué puede pasar con la inflación, con el dólar, el empleo y las tarifas. 

También habló de las elecciones y de la agenda urgente que debe encarar el nuevo gobierno, que asumirá en diciembre, para entender lo que puede pasar con la economía, con el empleo y con el salario de los argentinos.  

- Seguramente la inflación es uno de las principales preocupaciones de los argentinos pero actividad empieza a mostrar signos de desaceleración. ¿Cuál es la foto actual de la economía argentina?
Sí, la economía se empezó a enfriar en la última parte del año. El año pasado se había dado una salida muy fuerte de la actividad después del freno por la pandemia. Hubo crecimiento, recuperación mucho mayor de la que se esperaba. Inicialmente, había comenzado el año con previsiones menores al 3% pero la actividad terminó creciendo más del 5% el año pasado. Pero fundamentalmente tuvimos una gran diferencia entre la primera mitad del año y la segunda.
Esta segunda parte, que es un poco lo que estamos viendo actualmente, se enfría fundamentalmente por tres factores. El primero fue, claramente, una aceleración inflacionaria que empezó a pegar un poco más en el salario real y los ingresos reales de la población, que le quitó ímpetu al consumo.
En segundo lugar, hay un sesgo más activo de la política fiscal y monetaria, sobre todo a partir de agosto, cuando asume Massa y empieza a subir fuertemente las tasas de interés y a hacer un ajuste del gasto público que fue histórico en la última parte de 2022.
También la sequía, primero con el trigo, sobre todo en diciembre y ahora este año empieza a tener un impacto que es no solo microeconómico del sector agrícola sino macroeconómico, que alteró completamente el panorama de las previsiones de actividad. Y eso lo hemos visto muy claramente en el mercado, presentando cada vez más un deterioro mayor la actividad económica, porque esos US$20.000 millones que te resta en exportaciones agrícolas la sequía son, ni más ni menos, que entre 3 y 4 meses de importaciones.
Es un impacto directo porque cae la producción agrícola cerca de 40%, pero también indirecto por las actividades asociadas a la actividad agrícola y porque es el principal sector que genera divisas en la economía. 

- ¿O sea la economía está frenada por falta de dólares?
- Estamos en una economía que tiene problemas de oferta por parte del agro y también por insumos y bienes finales importados. Entonces, la aceleración inflacionaria de mitad del año pasado, que se había moderado en noviembre y diciembre, volvió obviamente a tener lugar en esta primera parte del año, con ingresos que no están alcanzando para poder cubrir ese salario real que se viene deteriorando. El consumo que representa cerca del 70% del PBI, por lo que afecta a la actividad, que lentamente va entrando en negativo. Las proyecciones para los 12 meses son complejas.

- ¿Se puede esperar un año en recesión?
- La recesión no va a poder evitarse, el segundo y el tercer trimestre probablemente muestren lo peor de este impacto que comentaba. Y, además, con un gobierno que tiene pocas herramientas para suplir esos US$20.000 millones de dólares por sequía, cuyo impacto no solo es en la actividad, sino también la inflación, indirectamente, porque las medidas que intenta implementar para reconstituir el nivel de reservas, como por ejemplo el dólar agro, impacta también en precios. Restringir importaciones también impacta los precios y todo en un marco de fuerte incertidumbre en el marco de las elecciones. Es difícil coordinar expectativas de inflación. Probablemente, ésta sea la peor previa las PASO desde que comenzaron en 2011. El Gobierno tiene pocas herramientas, desde lo cambiario pero también desde la propia política preelectoral, que suele aplicar un gobierno para poder encender un poco la demanda, que tiene que ver con atrasar el tipo de cambio, congelar tarifas, aumentar el gasto público, bajar tasas de interés. Todas estas medidas que vimos en 2021, no se van a poder aplicar ahora.

- No se podrá por el acuerdo que se negocia con el FMI o poque la inflación se dispararía más?
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Un acuerdo con el FMI restringe tus márgenes de acción pero creemos que los principales limitantes aparecen en la realidad. Uno no puede tener una política fiscal más expansiva en este momento, aumentar fuertemente el gasto público porque no hay financiamiento para que eso ocurra. Lo mismo sucede con la posible búsqueda por congelar tarifas de servicios públicos, como se hizo en las elecciones 2021. La tarifa de transporte, por ejemplo, viene aumentando todos los meses y está indexada. En mayo tuvimos alzas en electricidad y de gas en un año de elecciones. Es una novedad absoluta para un gobierno peronista.
En ese sentido, encontrás claramente la disyuntiva que enfrenta el Gobierno, que sabe que tiene limitantes propios de la realidad y  también por el acuerdo con el FMI. No puede incurrir en un atraso cambiario mayor, pero tampoco bajar la tasa de interés implica que tengas menos incentivos a ahorrar en pesos, por ejemplo, y la brecha cambiaria se te puede disparar de vuelta.
De acá a las elecciones el Gobierno quiere evitar una devaluación, un discreto del tipo de cambio oficial. Bueno, todas estas medidas te llevarían más rápidamente el escenario disruptivo desde punto de vista. Entonces lo que uno sabe y más sabe que es desde que comenzó la gestión, recibió pocos buenas críticas. Te diría, como las que recibí de Guzmán, justamente porque el miedo a este escenario disruptivo alineó un poco en ese sentido dentro del frente de todos.

-¿La clave para explicar la recesión es que los salarios corren por detrás de la inflación?
- No solo el salario real, sino también el valor real adquisitivo de las asignaciones de los bonos se van a seguir otorgando muy probablemente. Venimos de cinco años consecutivos de caída de salario real en Argentina. Probablemente, este año tengamos un sexto año consecutivo. Hay un mercado laboral dual, por un lado el sector formal protegido por las paritarias, que mal que mal, se van ajustando con la inflación del pasado. Ya tenemos algunas que están ajustando a 120% anual, lo cual le permite a las personas mantener cierto poder adquisitivo, pero contribuye a retroalimentar el proceso de inflacionario. Y por otro lado, quienes están por fuera de la formalidad. Entre 2019 y 2022, cerca del 70% de los nuevos empleos nuevos fueron informales y cuentapropistas. El margen fiscal del Gobierno para poder robustecer las políticas sociales es muy reducido y ahí también es una complicación, con una pobreza que está creciendo.
Los alimentos subieron entre enero y abril 9 puntos por encima de la inflación, es un problema gigante, con márgenes de acción muy reducidos y que preocupa muchísimo para una Argentina que ya ha visto de 2012 para acá un empobrecimiento general de la de la población, que probablemente este año termine por encima del 40%. 

-Según los datos de Ecolatina ¿cómo va a terminar la inflación este año?
- Estamos viendo una inflación más elevada que la que teníamos hace 15 años. Argentina tiene una inflación de dos dígitos anuales desde 2007. Estamos viendo una inflación, no sólo cuantitativa sino también cualitativamente distinta a la que teníamos en años pasados. Eso porque tenemos una economía donde los contratos se han ido acortando cada vez más, se indexan según la inflación pasada. A eso se suma un marco de incertidumbre, donde el acceso al dólar oficial se va restringiendo cada vez más. Los importadores miran mucho más para sus estrategias de pricing lo que ocurre con los dólares paralelos, como un proxy de a dónde podría llegar el tipo de cambio. Un salto cambiario es cada vez más probable, ya sea con este gobierno o con el próximo.

- En la segunda mitad del año ¿puede esperarse un salto cambiario importante?
- De acá un año, lo vas a tener seguro. ¡Cuándo? Creo que no lo sabe Cristina, no lo sabe Massa, ni es Alberto. Es muy difícil anticipar en qué momento puede ocurrir la fragilidad. Hoy tenés reservas negativas del Banco Central en US$1700 millones. En este contexto tenés una inflación alimentada por una falta de anclaje, porque se suben tarifas, porque los salarios vienen corriendo atrás, pero intentan recuperar lo que perdieron, porque el tipo de cambio no puede atrasarse y además está restringiendo importaciones. Se restringe la oferta de bienes e insumos importados, tenés un dólar agro, que es una devaluación encubierta, que hace que tengamos hoy impacto en la canasta básica, porque le estás devaluando a ciertos productos que se venden obviamente en el mercado interno. Entonces una serie de contextos que te hacen pensar que la inflación no se va a mover en lo que resta del año. La mejor noticia que vamos a tener es que esta inflación no se espiralice mucho más. 

- O sea, que se mantenga en niveles del 7 u 8% mensual?
- Prevemos una inflación que tiene un piso de 130% para este año pero si alguien me dice 140%, le puedo creer y 150% también. Este es el problema, no hay anclaje de ningún punto de vista y eso es muy peligroso. 

- ¿Cómo ves la ampliación de los límites para pagos con tarjeta que anunció el Gobierno?
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Son medidas contradictorias. Por un lado, se intenta subir la tasa de interés para incentivar el ahorro en pesos y por otro lado, bajar las tasas de interés activas para incentivar el consumo. Lo mismo con Ahor 12. Tengamos en cuenta que si bien se intenta potenciar la demanda de ciertos bienes que se dice de producción nacional, todos tienen un componente importado. Entonces, eventualmente, si fuese un éxito ese programa, tendríamos un problema más importante. Y si no podés importar más, eso termina ajustando poco por precio. Lo mismo sucedió con la amenaza para disciplinar precios internos permitiendo que Mercado Central pueda importar alimentos directamente. ¿Con qué dólares lo vas a hacer? Y lo más importante es que las familias argentinas están muy endeudadas. El problema es la caída del salario real.

- Bueno pero la gente busca consumir porque le queman los pesos.
- C
ierto pero la contracara es un nivel de ahorro en mínimos históricos en Argentina. Estamos en una economía con muchas disfuncionalidades, que no puede seguir durante mucho más tiempo. Una vez que terminen las elecciones, el mundo va a cambiar tanto para el gobierno, como para quienes vengan, y ahí veremos un poco el impacto que tendrá.

- Sabemos que una economía sin ahorro y sin inversión no posibilidades de crecer.
- El PIB per cápita no crece desde 2011, en verdad estaría cayendo hasta 10%. Ni siquiera estás estancado, diría  que estamos viviendo una recesión con inflación elevada.

- ¿Cuáles son las tres medidas prioritarias que debería tomar el primer día el nuevo gobierno?
- Creo que la situación requiere de una gran concertación, no solo del partido político o la coalición que termine ganando, sino también que llamar a sindicatos, organizaciones sociales a la oposición. Va a ser muy relevante, porque creo que hace falta un programa de estabilización, que incluya una serie de medidas que tienen que estar coordinadas, articuladas para que tengan el mayor grado de efectividad posible. Eso incluye medidas de corte ortodoxo, reducir más fuertemente el déficit fiscal, porque no hay financiamiento para la transición. Tenés que corregir precios relativos, más que nada tipo de cambio y tarifas, porque después probablemente debas utilizar el tipo de cambio como ancla hacia adelante, o una reforma monetaria.

- ¿Sería una devaluación primero y ajuste de tarifas para después quedarte ahí?
Correcto, pero enlazado con una serie de medidas también de carácter heterodoxo, que tienen que ver con discutir ciertas cláusulas de indexación, con acuerdos de precios y salarios, porque hay que ver cómo distribuir los costos de esta mayor inflación que al principio vas a tener irremediablemente. Por eso, para 2024, en principio estamos esperando una inflación que se acelera, una economía que vuelve a caer también.
No va a ser un año fácil el 2024, pero este plan de estabilización que estamos previendo debe implementarse de la mejor manera posible, siendo técnicamente sólido, teniendo amplio respaldo político y siendo creíble para el mercado. Se va a requerir de mucha pericia, de acuerdos.
Argentina requiere un  programa de estabilización, porque esta inflación ya no puede afrontarse con medidas graduales o aisladas, se necesita un programa integral.

 

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