Duras negociaciones

Acordar con el FMI: la condición para activar el acuerdo con China

El Gobierno logró un alivio en la crítica situación de las reservas del Banco Central, pero por ahora "compró" tiempo. La clave está en avanzar en un nuevo acuerdo con el FMI, que deberá cerrarse en los próximos días.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño viernes, 2 de junio de 2023 · 15:54 hs
Acordar con el FMI: la condición para activar el acuerdo con China
Foto: Noticias Argentinas

Finalmente, llegó la paz en Beijing. También la tranquilidad al Palacio de Hacienda de Buenos Aires y al Banco Central de la República Argentina (BCRA). Pero habrá una condición innegociable que se deberá aceptar.

Los enviados al país asiático para discutir la renovación y ampliación del swap con ese país, obtuvieron la habilitación de parte del gobierno chino para incrementar en unos 130.000 millones de yuanes la disponibilidad de la moneda para operar con Argentina; lo que incrementará el monto acordado en unos U$S 10.000 millones.

Pero además, el ministro de Economía, Sergio Massa, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, negociaron que una parte de ese dinero (unos U$S 4.000 millones) queden bajo la categoría de libre disponibilidad, con lo que la secretaría de Finanzas podrá aplicarlo para ejecutar política cambiaria.

Intensas gestiones de Massa y Pesce en Shanghai para habilitar un nuevo capítulo del swap "salvador". (Fuente: Télam)

En otras palabras, para contener el dólar en un monto lo suficientemente importante como para que no haya corridas incendiarias, al menos hasta después de las PASO. Y quizá, renovación del acuerdo mediante, incluso para luego de las elecciones presidenciales.

Pero además se podrán utilizar otros 5.000 millones de dólares, para financiar importaciones chinas a la Argentina, a un ritmo de U$S 1.000 millones mensuales, en lo que representará la continuación del acuerdo que estuvo vigente hasta abril pasado y que resultó de bastante utilidad para el BCRA a la hora de resguardar reservas. 

El acuerdo podría definirse como más que importante y, ciertamente, provechoso para el país en general (en definitiva, siempre es bueno evitar corridas bravas) y el oficialismo en participar (no es lo mismo ir a votar mirando el precio del dólar blue que con cierta estabilidad cambiaria).

Los condicionamientos

Sin embargo, el gobierno chino impuso una restricción pétrea que ahora Argentina deberá cumplir, sí o sí. Para que el dinero se libere, habrá que cerrar antes un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el marco de la renovación del préstamo de Facilidades Extendidas, que desde hace cinco semanas se negocia vía Zoom entre Buenos Aires y Washington.

Según las propias cláusulas que imponen las autoridades monetarias y económicas chinas, para que un acuerdo de ampliación y profundización del swap se concrete, Argentina debe estar en paz con el FMI. Por lo que se sabe, esto fue aceptado por Sergio Massa, que ahora preparará un viaje a Washington para cerrar en persona, y cara a cara con Kristalina Georgieva las nuevas condiciones de Facilidades Extendidas, al menos hasta fin de año.

El vuelo del ministro de Economía será en junio, y se supone que se discutirá y llegará a una fumata blanca antes del 21 de este mes, cuando Argentina debería pagarle unos U$S 2.300 millones al organismo, como cumplimiento del cronograma de pagos pactado en el acuerdo cerrado el 25 de marzo del año pasado.

El Gobierno debe negociar con urgencia un nuevo acuerdo con el Fondo. Antes de fin de mes habrá un importante vencimiento.
(Foto: Prensa Ministerio de Economía).

Argentina nunca pagará ese dinero. Lo que se busca es cerrar una negociación por la cual el FMI libere dinero para la liquidación, pero no exija el pago, sino que se prorrogue para más alla del 2024. Será lo que desde este mismo fin de semana se negociará con los técnicos del FMI.

Estrategia de tres lustros

Comienza así una nueva etapa del swap firmado con China. El primer acuerdo de este tipo fue firmado en 2009, durante la presidencia de Martín Redrado en el BCRA, para reforzar los resguardos ante eventuales crisis internacionales y cuando las reservas alcanzaban el récord del 15% del PBI. En total, el acuerdo cerrado fue por unos US$ 10.200 millones a tres años, con la opción de extender el plazo.

Redrado lo negoció con su par chino, Zhou Xiaochuan, para acordar un intercambio de monedas que ambos países pudieran pedir uno de otro y que luego deberían ser repagados. Los permisos de operatoria para el BCRA eran amplios. Se podían convertir los yuanes en dólares en los mercados internacionales, o directamente utilizarlos para el intercambio bilateral.

O, en su defecto, mantenerlos como parte de las reservas nominadas en la moneda norteamericana. Sin embargo, con el tiempo, el instrumento comenzó a desdibujarse.

El segundo movimiento con China se activó en el tercer trimestre de 2014, durante la gestión de Axel Kiciloff en Economía y de Juan Carlos Fábrega en el BCRA, por unos US$3.800 millones, transferidos en el último trimestre de ese año.

La novedad de esa operación fue que se justificó bajo el comienzo de las obras para el levantamiento de la represa santacruceña Cepernic-Kirchner, que la constructora china Gezhouba Group había ganado en licitación, en sociedad con la local cordobesa Electroingeniería, de Gerardo Ferreyra.

El acuerdo total fue por unos US$11.000 millones, en liquidaciones sucesivas dependientes del avance de las obras. Durante el primer semestre de 2015 se concretó un nuevo desembolso por unos US$3.700 millones, completando hasta ese momento un total de US$6.500 millones.

En 2014 el swap estuvo atado a avances de las obras en las represas de Santa Cruz.

El dinero proveniente de China había llegado en un momento justo para apoyar los últimos tramos del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, cuando la falta de dólares y el ostracismo en los mercados internacionales ya era preocupante. Las reservas rondaban los US$30.000 millones, y las posibilidades de la Argentina de recurrir a los mercados financieros internacionales a tasas razonables eran nulas.

El acuerdo de renovación del swap con China, llegó en un momento ideal para poder sostener las reservas y hacer frente a eventuales corridas antes del final del Gobierno kirchnerista. Para finales de 2014, unos US$3.000 millones del acuerdo ya se habían utilizado. De hecho, unos US$2.000 millones provenientes de este financiamiento, se utilizaron para cancelar el pago final del Boden 2015.

Llegó entonces el cambio de gobierno, y la decisión de Mauricio Macri de revisar el contrato de Gezhouba para construir la represa aún llamada Cepernic- Kirchner. La primera y pública decisión del Gobierno fue la de congelar la obra, bajo sospechas de corrupción y de impacto ambiental negativo.

Sin embargo, hacia julio de 2016, desde Beijing le recordaron a Buenos Aires que parte del dinero para la obra ya había sido gastado -no precisamente para avanzar con la represa-, con lo que, de levantarse el proyecto, el dinero debía ser devuelto. Fue así que se “renegociaron” las condiciones del swap; la obra volvió a la vida con otro nombre (en adelante se llamaría Condor Cliff-La Barrancosa, los nombres originales), y el swap se reactivaría.

Se renovó el mecanismo por unos US$11.000 millones, con una vigencia de tres años más, con lo que las reservas en yuanes llegaron a unos US$8.000 millones.

Más adelante, en el tiempo volvió a negociarse, ya con Luis Caputo al frente del BCRA, con un nuevo desembolso sucesivo por unos US$10.000 millones, dinero que pasó a reforzar las reservas del BCRA.

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