Opinión

Alquileres: fuerte golpe a la economía inquilina e impacto emocional

La situación para alquilar en nuestro país sigue siendo una incertidumbre. Desde la Asociación Civil Inquilinos Argentinos por un Techo Digno, Glenda Gómez pone la mirada en este tema y analiza para MDZ las alternativas que hoy tienen los inquilinos.

Glenda Gómez martes, 9 de mayo de 2023 · 16:34 hs
Alquileres: fuerte golpe a la economía inquilina e impacto emocional
Cómo se vive la inflación en un hogar de inquilinos y con una economía difícil de manejar. Foto: Foto: MDZ

Mientras se dispara la inflación en Argentina y el nivel general del Índice de precios al consumidor registró un alza mensual de
7,7% en marzo de 2023, y acumuló en el primer trimestre del año una variación de 21,7%, una canasta básica total que
llega a los $191.000 para no ser pobre sin contar el gasto de alquiler por los que atraviesa a 9 millones de familias inquilinas.

La jubilación mínima toca los $73.655 con el incremento de bonos, los sueldos de comercio que cierran paritarias con un
aumento en 3 cuotas por debajo de la inflación mensual con un 6,5%, los hogares siguen haciendo recortes en salud,
alimentación, educación y vestimenta.

De esta manera, la actual crisis económica remarca el posicionamiento de clases, donde el trabajador queda por debajo del límite de la pobreza y un jubilado por debajo del límite de indigencia, si alquila.

Como se vive la inflación en un hogar inquilinos, una economía difícil de manejar, ya que el 60% de los ingresos del hogar están destinados al pago de la renta, siendo casi imposible el ahorro para los trabajadores, el desempleo y la falta de equidad salarial, en muchos hogares monomarentales (SIC) se refleja aún más la crisis económica, donde la madre en la encargada de la economía, el trabajo, la educación y el resto de los cuidados de los menores a cargo.

Comienza la rueda de los préstamos para el ingreso a un alquiler. Esta cuota se suma al pago del alquiler mensual durante un largo proceso dos años aproximadamente, según el banco y/o prestamista, los intereses sobre los préstamos incrementan al pago del alquiler, continúa con el pago de servicios que implica la electricidad, el agua, el gas, internet, telefonía, ABL.

Y luego queda repartir como puntos muy importantes en alimentación, salud, educación y la vestimenta y recreación son lujos que cuestan financiar con tarjetas de crédito, para quien las conservan.

Un jubilado que alquila queda por debajo de la línea de indigencia. Foto: MDZ

De esta manera, se vive la economía inquilina, muy naturalizada por lo visto, y anclada en la deuda constante, que a lo largo
de la historia arrastra consecuencias emocionales como el estrés financiero, uno de los grandes emergentes sociales de las
que no se suele hablar.

También el hacinamiento producido por el alto costo de alquilar, uno de los ejemplos más claros es la comparativa de una jubilación mínima y un monoambiente, que en provincia de Buenos Aires no baja de los $50.000.

El estrés financiero es definido como la angustia, ansiedad y presión ante una situación económica llena de incertidumbre y
dificultades, que roba energía y tiempo de las personas. Sumamos que en los hogares afectados por la crisis económica, el tiempo y el espacio de disfrute entre sus miembros se acorta, una de las preocupaciones de las jefas y jefes de familia, quienes en la búsqueda de la mejorar la calidad de vida del hogar incrementas las horas de trabajo para poder cumplir con el alquiler.

El médico psiquiatra y padre de la psicología social, Enrique Pichón Rivière, plantea que “el sujeto no es solo un sujeto relacionado,
es un sujeto producido".

No hay nada en él que no sea la resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases”. Entonces ¿por qué no ponemos el foco en la salud emocional de la familia, siendo uno de los grupos primarios de la sociedad, el seno de las relaciones humanas y sociales más importantes?

Cuál es el sujeto producido cuando tenemos jefas y jefes de familia agobiados por el estrés económico, que no sólo golpea el bolsillo y en los inquilinos, no sólo es un ladrillo ausente, sino que es el deporte de un niño que se suprime, es el quiebre a recibir mejor educación, falta de atención a la salud, ajustes en la alimentación, que esto lleva a deterioros de salud y mala nutrición, ausencia de espacios para las relaciones sociales tanto en adultos mayores como en el resto del grupo familiar y
muchas otras situaciones por las cuales debemos estar atentos.

En 10 años muchos inquilinos que hoy están endeudados van a ser jubilados inquilinos, los niños que no se alimenten correctamente y no puedan educarse van a ser los profesores, médicos y profesionales ausentes.

Tengamos presente que la salud emocional está también atada a la economía de un país.

* Glenda Gómez, presidente de la Asociación Civil Inquilinos Argentinos por un Techo Digno.

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