Alfredo Romano: "Hubo una falla conjunta de la política y del sector privado”
Alfredo Romano es uno de los fundadores del Consejo Empresario Mendocino y realiza un balance de estos 40 años. La institucionalidad de Mendoza y el doble filo para la atracción de inversiones.
Alfredo Romano, uno de los creadores del Consejo Empresario Mendocino (CEM), contó que cuando la economía se empezó a complicar, nació esta organización civil nació con el fin de realizar un aporte al sector público. En 1995, en momentos en que apenas empezaba a crujir el modelo neoliberal, un grupo de 12 dueños de empresas decidieron juntarse para aportar su granito de arena.
El primer presidente del CEM fue Enrique Pescarmona y el espíritu del espacio que hoy cuenta con más de 30 referentes de las empresas más importantes de Mendoza tuvo que ver con el desarrollo de la provincia. “Nuestro objetivo siempre fue tratar de colaborar con el crecimiento y el progreso de Mendoza a través de distintos estudios y planes estratégicos”, recordó el director de Romano Group, quien es un referente entre sus pares y aporta su visión de estos 40 años de democracia.
-¿Qué es lo más destacado que hizo el CEM durante estos años?
-Creo que fuimos pioneros en realizar el plan estratégico 2000-2010 ya que se plantearon muchas de las cosas que después sucedieron o se hicieron. Pero no porque nosotros lo dijimos sino porque fue un trabajo realizado en conjunto, con referentes de todos los sectores de la economía de Mendoza. Creo que eso fue un ejemplo del trabajo entre públicos, privados y sector educativo. Por eso también desde el gobierno de Francisco Pérez tenemos un programa para formar directores de escuela a cargo del CEM, pero con el apoyo de los Gobiernos siguientes hasta el día de hoy debido a que son cursos que otorgan puntaje así como están contemplados los tiempos para que el docente pueda asistir. Incluso ya hemos conversado con los funcionarios actuales y es algo que continuará y que es valorado por el sector público. Eso, además del Foro de Inversiones que ahora tendrá su cuarta edición.
-¿Qué diferencias hay entre la economía de Mendoza del 83 y la actual?
-En los 80, el PBG de la provincia se sustentaba en gran parte con el sector petrolero y eso ya no pasa. Hoy hay actividades que están en auge como el enoturismo (de la mano de las estrellas Michelin) y la economía del conocimiento. Con Impsa también había un liderazgo importante en la metalmecánica y aunque ahora es un sector clave, la magnitud no es la misma.
Algo que caracterizó a Mendoza fue el desarrollo y el crecimiento de la vitivinicultura hasta el 2010 ya que desde los 90 llegaron muchas inversiones y se hizo un importante plan estratégico que después muchos sectores imitaron. Creo que ahora se tendría que replantear ese plan en función de lo que sucede hoy para continuar con una política que fue innovadora.
-¿Cuál era el contexto en el 95, cuando decidieron armar el CEM?
-En 1995 nos reunimos informalmente ya que hacia el final del gobierno de (Rodolfo) Gabrielli Mendoza había quedado fuertemente endeudada y había recibido la compensación por la promoción industrial con lo que después se formó el Fondo para la Transformación y el Crecimiento. Hay que decir que la Convertibilidad fue buena hasta que, en el 97 comenzó un aumento desmesurado del gasto, lo que hizo que se perdiera el uno a uno.
-¿Cómo salió adelante Mendoza después de la crisis de 2001?
-Justo, y bajo la presidencia de Orlando Terranova, habíamos presentado el Plan Estratégico Mendoza 2000-2010, que hoy se puede leer y está bastante acorde con lo que pasó, con excepción de temáticas específicas de tecnología. Mucho sucedió porque lo hicimos entre 2000 mendocinos que participaron de todos los ámbitos: empresarios, sindicatos, docentes, estudiantes, etc. dirigido por el Instituto Tecnológico de Monterrey. Era un análisis muy global, pero muy estudiado con puntos y con acciones concretas debido a que veníamos de un decrecimiento.
Creo que esa es la principal deuda de la democracia ya que así como se ganó en institucionalidad, derechos y clima de negocios, no se cumplieron las expectativas para el desarrollo económico y de las personas. La pobreza actual, los resultados de las pruebas de educación y el abandono de la cultura del esfuerzo son prueba de ello. Creo que la dirigencia en general, y no solo la política, no estuvo a la altura y no se pudo lograr un crecimiento.
-¿Se tomó algo del Plan Estratégico del 2000?
-Las finanzas municipales se empezaron a ordenar, algo que antes no sucedía. Otra cosa fue el foco en la educación en general y en el programa del CEM en particular. Es algo que lleva tres gobiernos y esperamos que continúe.
-¿Qué cree que falta hoy?
-Ponerse de acuerdo para que haya una minería sustentable, como sucede en todos los países del mundo. En 2014 hicimos un trabajo con Fundación Vida Silvestre y el Cippec con el objetivo de mostrar que la minería no contamina y que nadie se muere por ella. En Chile, tenemos una prueba de eso. No es algo que sucede en Suiza sino acá al lado y que podría generar un crecimiento importante en la economía de Mendoza.
Creo que allí está el desafío del próximo gobernador: conciliar los intereses sociales con los económicos. Tenemos una riqueza importante que estamos perdiendo… toda la dirigencia también tiene parte de culpa de que la sociedad no termine de confiar.
-La promoción industrial, ¿funcionó como excusa para el bajo crecimiento de Mendoza?
-Creo que ha habido una falla de la política y de la parte privada. De la primera porque muchas leyes para favorecer inversiones no salieron en Mendoza por falta de consenso y peleas entre los tres partidos. Así los privados no tuvimos ni promoción ni los instrumentos para desarrollarnos como hubiéramos querido.
Nunca hay un único culpable y todo se puede ver desde diferente óptica ya que en San Luis y en San Juan hubo gobiernos más unidireccionales que bajaron líneas y lograron cosas que nosotros no pudimos. Eso, más la ayuda del Gobierno nacional. En ese sentido, Cornejo tuvo mayoría en la Legislatura y pudo plasmar en hechos diversas políticas. Por eso también comenzamos con los foros de inversión, porque vimos a Mendoza como un lugar que podía generar inversiones.
-¿Cuáles fueron las políticas que destacaría por buenas?
-Creo que lo más importante de la democracia fue la institucionalidad que se dio especialmente en Mendoza. Los tres poderes fueron independientes y lo mostró el hecho de que muchas veces no se aprobaron leyes más allá del color del Ejecutivo, por eso decía que era una cuestión de perspectiva.
Lo otro que hemos logrado es el clima de negocios. La gente nos ve distintos a otras provincias del país, con códigos de convivencia, la ley de ficha limpia y eso se ha alcanzado gracias a triangulación ente los sectores de público, privado y educativo.
-¿Cuál es la deuda de la democracia?
-Creo que hay que cambiar la mentalidad, pasar de ser gallinas a ser águilas. La gallina come poquito y solo mira hacia abajo en un espacio pequeño de tierra, mientras que el águila posee un visión amplia, mira su objetivo y se adapta en función de la información y de los cambios. El águila ve más allá al tiempo que la gallina se queda ahí. Creo que nos hemos quedado con una visión cortoplacista, chiquita, en la que solo pensamos en el propio metro cuadrado y no en la grandeza de un país que tiene todo para ser crecer. Pensar en el bien común y en el de la sociedad que hace bien para todos es tener visión de águila y no de gallina y tal vez esa sea la deuda de la democracia.