Massa espera que no lleguen malas noticias desde Nueva York
La justicia de Nueva York podría resolver embargos contra activos del Estado argentino en Estados Unidos por el juicio por la nacionalización de YPF.
Faltan 16 días y tanto Sergio Massa como Axel Kicillof prenden velas para que no lleguen malas noticias desde Nueva York.
La jueza Loretta Preska tiene que resolver el momento en que le pone punto final a su intervención, al menos en esta etapa, en el caso por la manera en que se renacionalizó YPF en 2012, y que derivó en el juicio que los fondos Burford Capital y Eton Park le ganó a la Argentina y que según el fallo de la magistrada que maneja el Juzgado de Primera Instancia del Segundo Distrito Sur de Nueva York; el país debería pagarle a los demandantes hasta unos U$S 16.500 millones.
Sólo resta una resolución de Preska: autorizar o rechazar el pedido de Burford y Eton de embargar bienes a nombre de la Nación, la única decisión que resta hasta cerrar el caso y permitirle al país avanzar en una apelación en segunda instancia de Nueva York.
En esto trabaja el estudio que representa al país, Sullivan & Cromwell (S&C), y que sabe que en ese nivel no habrá marcha atrás con el fallo en contra pero que, al menos, se determine que haya una caída o reducción en el monto del dinero que se le deberían pagar a los demandantes. Será un proceso que terminará en un período de entre 8 meses y un año y medio, según el promedio de demora en esta instancia de la justicia de los Estados Unidos. Argentina y el estudio S&C deben estar concentrados en las argumentaciones estratégicas para lograr algún resultado positivo (a los ojos de la realidad) en el tribunal de segunda instancia de Nueva York.
Sin embargo, hay una situación problemática a atender en estas horas: lo que resuelva Preska con respecto al pedido de embargos de bienes físicos y financieros contra el país. Todos suponen, por jurisprudencia de los Estados Unidos, que la jueza no avanzaría en estos reclamos; dado que hay una situación de normalidad en el pedido de apelación que hará S&C y que serían situaciones sólo compatibles con rebeldías judiciales y negativas a pagar sentencias firmes. Lo que no sería el caso, dado que incluso los abogados argentinos ya hicieron una oferta de liquidación de aproximadamente U$S 5.000 millones, la que obviamente fue rechazada por los abogados de Burford y Eton.
Si se recuerdan los argumentos del antecesor de Preska, el legendario Thomas Griessa, para autorizar embargos en los Estados Unidos y terceros países, la razón legal de estas habilitaciones para tomar bienes argentinos (que incluyeron la Fragata Libertad en Ghana y la sede de la Armada en Washington), era que el país se negaba a cumplir la sentencia de pago. Lo que según C&S no se cumpliría en este caso.
Igualmente, define Preska, quién no tiene la mejor opinión del país, sus abogados y, fundamentalmente, el gobierno argentino. Esto último es algo que siempre le jugó en contra al país en el juicio contra los Buitres; dado que Griessa siempre basó sus decisiones contra Argentina a partir de la interpretación de las leyes de los Estados Unidos en general y Wall Street en particular. Pero con un condimento que empeoró siempre la situación: las frases y posiciones públicas en su contra de funcionarios, abogados y representantes varios del país. También ahora se habla mal de Preska. Seguramente en la decisión de la jueza sobre si habilitar o no embargos, se sabrá si también se molesta por las frases negativas contra su gestión; las que en algunos casos importantes locales incluyen referencias sobre su ética.
Localmente, la causa por la manera en que el país renacionalizó YPF en 2012 está en un terreno político. Casi electoral. El gobernador y candidato a su reelección, Axel Kicillof, señalado como el responsable máximo de la operación (y en consecuencia del fallo adverso), relacionó toda su mala hora con el período electoral pos paso y afirmó que todo se trata de una condena contra el paso de YPF a empresa estatal durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
La oposición se subió al tren denunciante, poniendo a Kicillof en el centro de la escena y contabilizando como el máximo responsable del fallo en contra. Lo que se especula en el oficialismo, es que el inevitable fallo final de Preska se demore al menos hasta después del 22 de octubre. Es una espada de damocles. Y todo depende de lo que decida una jueza de Nueva York, la que, se sabe, conoce mucho de la política argentina y sus momentos. Pero a la que no le interesan las consecuencias de sus fallos.