Pascual Di Tella, el multifacético esgrimista argentino que se clasificó a los Juegos Olímpicos

Hace un par de días, Pascual Di Tella logró lo que sueña todo deportista: sellar su pasaje a los Juegos Olímpicos de París 2024. A poco menos de cuatro meses para el inicio de la gran cita deportiva, el esgrimista aseguró su plaza, tras ser el el atleta americano mejor ubicado en el ranking (sacando a los estadounidenses y canadienses que ya habían logrado su clasificación) y se adjudicó la plaza continental.

El tirador es el 36° del ranking mundial y por ahora es el único clasificado a París en su disciplina, aunque en el clasificatorio olímpico de Costa Rica, que se disputará el 6 y 7 de abril, pueden sumarse: Belén Pérez Maurice en sable, Isabel Di Tella en espada, Athina González Ciavarella en florete, Jesús Lugones en espada y Augusto Servello en florete.

Pascual Di Tella vive en Estados Unidos y además del deporte, su vida está atravesada por la música. Trabajó con productores musicales, tuvo bandas y hasta se presentó como solista. “Siempre dije que se puede ir por varias cosas cuando hay pasión y responsabilidad. Así como en 2018 alcancé la doble titulación universitaria y diariamente trabajo en la música con productores de grandes como J. Balvin, Juanes, Molotov y Farruko; hoy estoy abocado a la esgrima y en estos Juegos que están por venir. Llevo una vida intensa y quiero hacer algo lindo en París”, comentó.

El esgrima llegó a su vida como una herencia familiar y tiene un referente como su padre Rafael, que participó en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 y Barcelona 1992. “Con mi padre suelo charlar y se aprende; tanto él como mi mamá estaban más nerviosos que yo. Ya demostré que puedo ganarle a cualquiera, ahora será clave el entrenamiento y llegar a Francia con tiempo para hacer una buena preparación junto a mi entrenador Lucas Salcedo”, expresó.

Por último, recordó el paso por otro deporte en su juventud y cómo vivió el momento de la clasificación a la cita olímpica. “Estuve todo el año buscando esta posibilidad, la venía palpitando y por eso más que sorpresa me causó alivio, pero lo viví con mucha ansiedad. Recuerdo cuando a mis 11 años había dejado la esgrima para jugar al básquetbol y cómo volví como sablista cuatro años después”, cerró.