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Sustituido en el minuto 3, así fue la historia del humilde debut de Scaloni en España

Llegado de Estudiantes de La Plata con apenas 19 años, en muy poco tiempo transformó con su desenfadado liderazgo y su entusiasmo contagioso a un club moralmente hundido y al borde del descenso en un grande de España y Europa.
Jugó en el Deportivo de La Coruña de 1998 a 2005
Jugó en el Deportivo de La Coruña de 1998 a 2005

Dicen que todo lo verdaderamente grande nace pequeño y humilde. Esa fue la historia de Lionel Scaloni en el Real Club Deportivo de La Coruña, La Coruña, Deportivo o sencillamente Dépor, como todos prefieren llamarlo en aquella pequeña ciudad gallega del noroeste de España de apenas 300 mil habitantes, con los ojos frente al Atlántico.

Estadio de Riazor.

En enero de 1998 el Deportivo de La Coruña estaba en graves problemas. Quedaba toda la segunda rueda por delante, pero de haber terminado el torneo en esos momentos habría descendido a Segunda División. Entonces el Dépor puso los ojos en el sur del mundo buscando una salvación que todos daban por imposible: la vista en dos delanteros, “Manteca” Martínez y el “Loco” Abreu, pero la mirada solo en Lionel Scaloni, un amor mutuo que perdura.

El debut más breve del mundo

Era una muy fría y lluviosa tarde de invierno, el domingo 4 de enero de 1998, y tanto Abreu como Scaloni debutaban en el once titular ante los ojos expectantes de los “Riazor Blues”, una barra mucho menos famosa por brava que por divertida y hasta delirante en sus cantitos. Scaloni reemplazaba al lesionado Armando.

Corría el minuto 2 del encuentro entre La Coruña y el Sporting de Gijón cuando, en un clamoroso error, el defensor central, el marroquí Naybet, cedió demasiado despacio la pelota a su arquero, el titular indiscutible de la selección camerunesa, Jacques Songo’o, la arrebató el delantero ruso Dmitriy Cheryshev ya dentro del área y a Songo’o no le quedó más remedio que cometer penal. Arturo Daudén Ibáñez no dudo ni un instante: tarjeta roja y expulsión.

Al técnico José Manuel Corral tampoco le quedó otra alternativa que sustituir a un jugador de campo por el arquero suplente, el nigeriano Peter Rufai, que terminaría haciendo el partido de su vida.

Era el minuto 3 y Lionel Scaloni fue el elegido, cumpliendo tal vez el debut más breve de la historia del fútbol, saliendo de la cancha con lágrimas en los ojos por la impotencia de no poder contribuir al equipo en momentos en los que era tan necesario. Toda su familia estaba en la tribuna. Y Scaloni, aun en medio de la frustración, no dejó de alentar desde el banco.

Álex Fernández no perdonó. Minuto 6 y 0-1.

Bien avanzado el segundo tiempo, casi desesperada la afición, en el minuto 70 Naybet enmendó su error y de carambola empató el encuentro. Poco más tarde, ya en tiempo cumplido, el “Loco” Abreu desató una locura casi tan grande como la suya: recibió de espaldas la pelota a medio camino entre el área grande y la chica, hizo valer la envergadura de sus largos brazos para hacerse lugar, se giró en una fracción de segundo y en una baldosa y la clavó al ángulo.

El día que Scaloni debutó de manera tan humilde y breve en España su equipo venció agónicamente 2 a 1 a un rival directo en la lucha por la permanencia, un equipo, el Dépor, que apoyado en los goles de Abreu y el coraje de Scaloni fue el que ese 1998 más puntos obtuvo en toda la segunda rueda, goleó al Barcelona, empató épicamente al Real en Madrid en tan solo 5 minutos un partido que perdía 2-0 en la capital española y se salvó cómodamente del descenso. El Sporting de Gijón no. Abreu hizo los goles y un joven de tan solo 19 años revolucionó la moral destruida del vestuario. La mítica “furia española” era ahora argentina y venía de Pujato, un pequeño pueblo de la provincia de Santa Fe.

Los casi desconocidos títulos de Lionel en España

Dos años más tarde, tan solo dos años más tarde de pelear esa casi caída a la B, Scaloni lideró a un equipo que pasaba de la agonía a la gloria: uno de los más modestos conjuntos del fútbol español, un histórico nacido en 1906 y dotado de uno de los menores presupuestos, al que se le había escapado el campeonato en 1994 errando el serbio Miroslav Djukic un penal en el fatídico último minuto frente al Valencia, ganaba la Liga en la temporada 1999-2000 por delante de los súper poderosos Real Madrid y Barcelona.

El Dépor, con Scaloni como titular, líder e ídolo indiscutible de la afición gallega, valorado en la cancha por su bravura, y fuera de ella por su carisma de hombre sensible y siempre humilde, como hoy, encadenó con su juego una serie de éxitos que la ciudad de La Coruña jamás hubiera podido ni soñar: la Liga (2000), una segunda Copa del Rey (2002) y dos Supercopas de España (2000 y 2002), el torneo que disputan a doble partido el campeón de la Liga y el de la Copa del Rey.

En los 7 años de Scaloni en La Coruña antes de emigrar al West Ham inglés, de 1998 a 2005, el Dépor obtuvo cuatro títulos en cuatro años, de 1998 a 2002, un club que había obtenido solo dos en sus nueve décadas de historia (Copa del Rey y Supercopa en 1995). Pero de todos esos títulos la Copa del Rey de 2002 fue el más glorioso, un trofeo que Scaloni festejó más que nadie, y bien a la argentina, subiéndose al arco.

El “Centenariazo” de Scaloni

En 2002 el Real Madrid celebraba 100 años de historia y la Federación Española de Fútbol decidió sumarse al homenaje eligiendo el estadio madridista, el Santiago Bernabéu, como sede de la final.

Llegó a esa instancia el Madrid, como era de esperar, sufriendo de visitante en las eliminatorias, pero arrasando como local. Y la fiesta esperaba alguno de los grandes clásicos, o el Barcelona o el Atlético de Madrid. Sin embargo, fue el humilde Dépor de Scaloni el que se coló por la ventana, el que llegó, menospreciado en los días previos por los grandes diarios deportivos de la capital española, AS y Marca, y bien fiel a su estilo, sufriendo en las eliminatorias previas tanto de visitante como de local, incluso contra equipos de categorías inferiores. En resumen: el inevitable perdedor.

Y contra todo pronóstico, y ante 75.000 hinchas merengues enmudecidos, el Dépor ganó 1-2 aquel 6 de marzo, dando una lección de buen juego y dominio absoluto ante el que se rindieron todos los medios españoles hasta bautizar lo sucedido como el "Centenariazo".

¿Cómo fue posible? El factor Lionel

La batuta mágica del técnico vasco Javier “Jabo” Irureta, un grandísimo motivador, y ese otro hombre capaz de revolucionar la moral de cualquier vestuario, Lionel Scaloni, lo hicieron posible.

El Dépor vivió sus años más gloriosos con Javier "Jabo" Irureta y Lionel Scaloni.

Solo eso puede explicar que un club modesto, formado mayoritariamente por descartes de otros equipos que aquí sí brillaban, fuese capaz de doblegar -y en su propia cancha- al equipo de las estrellas, compuesto nada más ni nada menos que por el brasilero Roberto Carlos, el portugués Luis Figo, los franceses Claude Makélélé y Zinedine Zidane y el histórico 9 de España, Raúl González. Del once titular del Dépor solo eran conocidos internacionalmente el propio Scaloni y el mundialista brasilero Mauro Silva.

 

El Dépor conquista Europa

Después vinieron los impensados e increíbles años de gloria en Europa. Con 15 veces menos presupuesto que el Real Madrid o el Barcelona, el Dépor de Scaloni fue el primer club en la larga historia del fútbol español en doblegar en Múnich al mismísimo Bayern, 2-3; en Londres al Arsenal, 0-2, y de remontar con un 4-0 épico la derrota en Italia de 4-1 frente al AC Milán, hasta llegar en 2004 a la semifinal de la Champions ante el Oporto del por entonces muy joven José Mourinho. Nunca un equipo tan modesto había logrado tanto. Nunca un equipo tan modesto había tenido tanto a Scaloni.

Lionel nunca quiso irse del Dépor, uno de sus grandes amores. De hecho, su marcha al West Ham inglés en 2006 no fue el resultado de un fichaje sino de una insólita "cesión a préstamo" porque al nuevo técnico deportivista, Joaquín Caparrós, no le "gustaban los jugadores argentinos".

Scaloni siguió escribiendo grandes páginas para clubes humildes cuando se encontró con Carlitos Tévez y Javier Mascherano en tierras británicas. Y el Dépor no solo no volvió a ganar ningún título sino que ahora, muy lejos de sus días de gloria, deambula tristemente como un fantasma desde hace dos temporadas en el torneo Primera Federación, la antigua Segunda B, el equivalente al argentino Federal A, actualmente en el quinto puesto de uno de los dos grupos, lejos del líder, y en el play-off del año pasado perdió el ascenso en tiempo de descuento 1-2 contra el Albacete, un cuadro mucho más modesto todavía. Contaba con ventaja deportiva y le bastaba con empatar.

De aquel debut de escasos 3 minutos, de una camiseta número 12 que voló en la cancha corriendo el lateral durante 301 partidos, a dar nombre a la Scaloneta han transcurrido ya 24 años, mucho tiempo, pero en La Coruña nadie olvida a Lionel, todos lo quieren y todos desean más aun que se consagre campeón del mundo este domingo. Saben que cuando lo festeje recordará emocionado aquellos inviernos siempre lluviosos y de nubes grises en los que hizo felices a tantos. Y que aquellos 3 minutos sean ahora días de gloria.

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