Escándalo: la NBA testigo del romance oculto de dos figuras

La mejor liga de baloncesto del mundo es mucho más que eso, porque lo que ocurre dentro y fuera del parqué ni se queda allí ni tiene poco recorrido mediático. A las grandes estrellas, el ruido deportivo y del faranduleo que levantan –léase por ejemplo el romance tortuoso de Tristan Thompson y Khloe Kardashian- se une el de los personajes más conocidos del cine, la canción o el espectáculo que son fanáticos de la NBA y se dejan ver por los partidos. Allí mismo, en pleno pabellón, han surgido cuchicheos de época, uno de los más sonados el de Bad Bunny.
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Y es que el rapero puertorriqueño apareció en un choque de Dallas Mavericks y Miami Heat junto a su nueva novia, acaramelado y besándose, es decir, de forma oficial, ante la atenta mirada de los seguidores que presenciaban el choque de los de Luka Doncic contra los de Jimmy Butler y André Iguodala, ex compañeros de Pau Gasol y Stephen Curry en Chicago Bulls y Golden State Warriors, respectivamente. También se le vio en el Staples Center de Los Ángeles con ella, y al final ha confesado que la relación está viva desde hace tres años. La chica en cuestión es una fan de su trabajo y su nombre es Gabriela Berlingeri. A los dos les encanta el baloncesto y desde entonces se sigue su relación desde las RRSS.
El reggetonero no es la única celebridad ligada a la NBA que hace uso de sus redes sociales para llamar la atención, ya que no son pocos los escándalos que han estado emparentados con deslices de cracks sobre la pintura a los que se les ha ido de las manos el uso de sus cuentas. Un click de más, y ya está el escándalo listo. El último ha sido el del jugador franquicia de Denver Nuggets –junto a Nikola Jokic-, Jamal Murray, que pasa sus primeros días de cuarentena reportando que han hackeado su cuenta y pidiendo disculpas.
Y es que en el muro de Instagram del base del equipo de Colorado apareció un vídeo muy subido de tono (e íntimo) del jugador junto a su novia, Harper Hempel, que todavía trae mucha cola por las consecuencias públicas del mismo y por las que Murray ha pedido perdón a sus seguidores. El deportista clama a los cuatro vientos que no ha tenido nada que ver con esa publicación, que le han robado la identidad para publicarla, mientras que su pareja, avergonzada, suplica que el vídeo sea borrado por todo aquél que lo reciba. Otro escándalo más que ligar a la NBA, una liga que es una fuente inagotable de cuchicheos. Capítulos hay para aburrir.