Presenta:

Cruzando el desierto con el Dr. Chinaski

Crónica de viaje por el desierto de San Rafael a Mendoza con Dr. Chinaski, invitado a Feria del Libro para difundir sus ideas sobre literatura y psicoanálisis.

Crónica del tránsito de Dr Chinaski entre San Rafael y Mendoza para Feria del Libro 2025.

Crónica del tránsito de Dr Chinaski entre San Rafael y Mendoza para Feria del Libro 2025.

La crónica de cruzar el desierto entre San Rafael y Mendoza con el Dr. Chinaski es una especie de road movie psico, un subgénero que bien podría ser típicamente argentino e incluso más porteño que gritar en lugar de hablar.

Mucho Chinaski, pero de maldito buen escritor Charles Bukowski no tanto. Es que estamos recién despiertos un domingo a las 9 de la mañana, una región de la vida y el tiempo que el viejo escritor norteamericano jamás conoció, solo cuando debe haber transitado sus eternas y extremas borracheras (más reales que las que podría fabricar el marketing).

Los domingos a la mañana son muy parecidos en todos los lugares del mundo. Habría que cotejar en Japón o en alguno de esos países, donde todo es distinto. Acá, ahora, a cuadras de la plaza principal de San Rafael somos los únicos con alguna clase de destino doméstico: llegar a Mendoza al mediodía.

Lo miro en silencio. Dudo en decirle Doctor. Lo es, claro. Pero me da la impresión de que es un doctor en otras varias cosas. Sin embargo, varios pacientes suyos me desmentirían y con razón. Es casi unánime que Javier Pérez (su identidad civil) es un muy buen clínico de la mente.

En TikTok lo siguen casi 12 mil personas. Y sus habituales Podcast en Spotify a modo de consultorio reportan casi 15 mil oyentes mensuales. En Instagram tiene 343 mil seguidores. Un fenómeno.

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Sábado a la noche en San Rafael, ante un auditorio de 500 personas. Hecho inusual.

Sábado a la noche en San Rafael, ante un auditorio de 500 personas. Hecho inusual.

Henri Chinaski

Hasta hace 3 meses no sabía ni siquiera de su existencia. Un gran amigo o hermano una noche me contó que venía de una charla o show que había ofrecido el mentado psicoanalista.

Yo le prestaba atención porque recordé a Henri Chinaski, alter ego del escritor Charles Bukowski, el Emilio Renzi de Piglia en términos más argentinos. Se me vino la imagen del actor Mickey Rourke en una película bastante bien que aquí se llamó "Mariposas de la noche" pero que en inglés es Barfly, mosca de bar, mucho más adecuado pero así son los traductores o los que pagan a los traductores.

Lo que escribió Bukowski nunca me pareció gran cosa, pero sí el personaje a su alrededor: hay escritores que son mejores actores. Bukowski no es tampoco poca cosa, pero tampoco, para mi gusto, es la gran cosa. Queda aclarado.

Mi amigo hermano me ilustró aquella noche en su relato sobre el Chinaski argentino nacido en Rosario. Dijo varias cosas, entre ellas "peronista". Y eso me atrajo. Fui hasta YouTube y así supe que era un peronista raro: citas de Freud y Lacan, ideas de filosofía francesa contemporánea y no tanto (Althusser) y un poder de síntesis, entre la literatura minimalista y el psicoanálisis en tono de humor, cinismo, franqueza y simpleza.

A los tres reportajes que asistí lo de "peronista" ya era una anécdota. Me hizo reír, pensar, ratificar, dudar y olvidar. Soy uno de los miles y miles y miles de admiradores suyos en redes, tanto como se lo puede permitir un millennial de 55 años. Hay varias cosas suyas que en dosis semejantes me inquietan como me tranqulizan.

Chinaski me parece un tipo con ideas sexys y ásperas y hasta dotadas de sensatez. No sería paciente suyo, ya que me resulta más cómodo una impaciencia crónica.

El Dr tiene algo que me entusiasma: palabras, oraciones, una estructura de pensamiento que resume una experiencia y mucho de estudio. Y, además, no es un escritor clásico.

san rafael dr chinaski

Escritor

La palabra puede curar, reparar o hacer casi cualquier cosa. El lenguaje es uno de los hilos de la historia de la humanidad. Chinaski lo sabe, pero tampoco exagera. Él sabe muy bien lo que narra en cualquiera de sus formas. Sus reflexiones se parecen a lo que hacía Borges cuando lo invitaban a dar charlas sobre escritores que no le interesaban (cierta vez, en la embajada de Rusia, la cita era sobre la obra del escritor Dostoievski, pero como a Borges no le atraía como literato dijo que hablaría sobre Dante y La Divina Comedia. Y lo hizo).

Chinaski se las arregla muy bien para hablar de lo que a él le interesa. Es infrecuente en días de forzada corrección política que alguien imponga esa lógica, la propia. Todavía pienso si esta modalidad es parte de su formación peronista.

El doctor no suelta ni dice verdades. Pero, lo más importante, no se relaciona con la mentira. Y eso es un montón. Es un convencido pero no un fanático.

Tiene 40 y desde los 12 años, cuando los niños aspiran a ser bomberos o astronautas, el psicoanalista soñaba con ser psicoanalista. Lo consiguió. Pero ahora está achicando esa actividad, no toma nuevos pacientes. "A mí me gusta leer", suelta, en algún diálogo casual.

dr chinaski redes sociales

Preguntas sin formular

Tenía varias preguntas para hacerle. Las que, al mismo tiempo, dispararían otras según el viento de la conversación.

Hay una ética peronista (de algún modo hay que llamarla), una liturgia, hasta un credo. ¿Hay un sexo peronista? ¿Y cómo sería?

¿Por qué asegura que si Lacan hubiera nacido en Olivos, Fisherton o Chacras de Coria, sería peronista?

¿Qué puede aprender el psicoanálisis de la robótica?

¿Qué puede aprender el peronismo del psicoanálisis?

¿Se nace o se hace peronista?

¿Cuáles canciones del rock en Argentina le hubera gustado escribir?

¿Cómo quién te gustaría morir?

Contestó, cuando le pregunté si Argentina estaba preparada para vivir sin Charly García: "Nunca vamos a estar preparados para la muerte de un ser querido. Menos la de Charly".

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Javier Pérez, el Dr. Chinaski, en La Consulta, parada obligatoria para combustible.

Javier Pérez, el Dr. Chinaski, en La Consulta, parada obligatoria para combustible.

San Rafael a Mendoza

El sábado a las 23 horas, luego de finalizar su participación en la Feria del Libro, ante un público que lo siguió con enorme concentración, quedamos para regresar a Mendoza al día siguiente, ayer a las 9. Nos conduciría Alexis. Los tres leprosos, aunque Chinaski de Newell's Old Boys.

"La juventud está en el porvenir", había dicho ante los sanrafelinos. Fue una charla que confesó estaba "medio improvisada", con citas a Charly, Fito, Pitty Álvarez, Fogwill y Piglia, el Che Guevara, Jack London e, incluso, CFK. "El psicoanálisis vive de covers; no tiene temas propios", bromeó (¿bromeó?).

En un capítulo sobre "el viaje" de su charla en San Rafael contó sobre el único libro de Freud existente en el género: uno emprendido con su hermano a la isla de Corfú, para terminar en Atenas. Una convocatoria para las almas curiosas.

chinaski feria del libro mendoza

Domingo

Emprendemos regreso a Mendoza a las 9:30. No desayuna. Le preguntó cómo fue la noche. Cuenta que fueron a comer, que se acostó tipo 3 de la mañana, "medio en pedo". Ok. Por algo se llama Dr. Chinaski. A las 10 cuadras, primera parada. Compro agua con gas, fresca, bálsamo de los domingos.

Encaramos hacia la salida. Todo medio monosilábico. En Las Paredes se impone en el camino la bodega Bianchi. El psicoanalista se muestra gratamente sorprendido. Recuerda aquel clásico de los 80, el Borgogna de etiqueta amarilla.

Atravesamos el Arco que indica la llegada del desierto y Chinaski mira la montaña, nevada, Y se acomoda en la parte posterior del vehículo. Dice que va a dormir un rato. Alexis ha puesto al grupo Amar Azul desde que salimos. Muy buena onda Chinaski pide si puede bajar un toque el volumen.

Todo ese desierto es nuestro. Nada de tráfico, esporádico. Al rato aparece La Tosca, un paraje cinematográfico que sirve como límite entre San Rafael y San Carlos. David Lynch hubiera filmado 7 películas allí. Chinaski sigue durmiendo, allá atrás.

El coche perfora el Divisadero de las Águilas, el punto más alto en el trayecto hacia Mendoza. La radio sigue en baja frecuencia sonora. No sabemos cómo es el humor de un Chinaski despertado por una música que siempre parece la misma música. El sol sobre la cordillera permite que el blanco de la nieve sea casi como una pintura. El arte imita la vida, nunca al revés.

En Pareditas el chofer pasa el santo y seña de un control policial. Chinaski se incorpora como un resorte, de modo automático. Pasamos el retén, todo en orden. ¿Adivinen qué hizo Chinaski, acto seguido?

Decenas de kilómetros más tarde, parada obligatoria. Cargar combustible en estación de servicio en Eugenio Bustos. Gas de quinta generación, me apunta Alexis. Estaciona. Debemos abandonar momentáneamente la unidad motora. Chinaski baja descalzo.

Cuando volvemos al coche para retomar el ritmo de la ruta, Alexis le propone a Chinaski tomar un café. El psicoanalista agradece. Y acota: "No quisiera importunar al sueño".

Atravesamos La Consulta, Me quedo con ganas de ídem. No todo está perdido: restan 100 kilómetros de viaje.

Al rato diviso el primer caserío de Tunuyán, en la Ruta 40. Alexis ha cambiado el repertorio. Pone radio. Afuera hay sol. Es domingo. Casi 11:20 horas. Qué buen momento para charlar, hacer preguntas. Estiro el cuello como una jirafa zondeada y nada ha cambiado allá atrás. Bueno, sí, la posición en que Chinaski sigue durmiendo.

Ya vamos por el centro de Tunuyán. Al menos agarramos la onda verde de los semáforos. No todo está perdido. Adiós, Tunuyán, volveremos a pasar por aquí en otra ocasión.

La vegetación del camino, muy linda. Unos paisajes macanudos.

Entramos a la Doble Vía. Se cuelan los olores de los cultivos de verduras. Empieza la aridez de Zapata, control policial. Chinaski vuelve a responder como un suizo o japonés en su comportamiento vial.

A la altura de la Cruz Negra nos servimos agua con gas con Alexis. Asoma la voz de Chinaski: también quiere. Pese al bamboleo del coche no derramamos ni una gota.

Encaamos el tramo de un nuevo desierto sin voz, como afónicos de tanto hablar, como si las gargantas estuviesen secas por gritar un gol eterno.

Qué bien vendría una lluvia por acá, pienso.

Al cruzar el desvío a El Carrizal, hago la plancha.

Aparecen esos puestos de ruta ofertando jamón crudo. Es admirable: un comercio de personas que desafían la soledad, el mutismo de la flora. Se funden con altares religiosos populares, depósitos de petróleo y señales viales que avisan tarde.

De pronto, crece el tráfico en concordancia con la proximidad del Acceso Sur. Aquí empieza el degradé de comunas que surcan la autopista. Esta autopista podría llamarse "Combate de los Pozos" y no estaría mal.

Chinaski Mendoza

Al inicio de la Triple Vía la panorámica de las laterales es dominada por las rejas, el enrejado más variopinto. Los árboles heroicos que crecen allí lo hacen casi sin darnos crédito.

En el tramo final de la Triple Vía parecen haber sorteado durante toda la semana licencias de conducir. Pasamos el Nudo Vial a las 12:15. Me bajo en Avenida Colón y 9 de Julio. Antes le deseo suerte a Chinaski con su charla prevista para las 17 horas.

Sobran las Palabras. Y las Cosas.