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Aumento del boleto en Mendoza: radiografía técnica de un sistema que no resiste el análisis

El reciente aumento del boleto urbano a $1.000 exige un análisis integral, técnico y documentado sobre la formación de la tarifa, el peso de los subsidios y la verdadera estructura de costos.
Foto: Santiago Tagua/MDZ
Foto: Santiago Tagua/MDZ

El reciente aumento del boleto urbano a $1.000 en Mendoza exige un análisis integral, técnico y documentado sobre la formación de la tarifa, el peso de los subsidios y la verdadera estructura de costos del transporte público de pasajeros. Este texto se propone exponer los datos duros, contrastarlos con la normativa vigente y con la evolución real de los insumos principales, para aportar transparencia a un debate muchas veces distorsionado.

Evolución comparada de variables clave (Julio 2023 – Abril 2025)

  • Boleto: $70 ? $1.000 (+1.328%)
  • Salario básico chofer: $354.259 ? $1.406.858 (+297%)
  • Diésel: $219,80 ? $1.200 (+446%)
  • Inflación (INDEC): Índice 100 ? 389,4 (+289%)

En sólo 21 meses, el boleto urbano creció a un ritmo cinco veces mayor que la inflación y más de tres veces el salario del chofer, principal componente de la estructura de costos. Esta disparidad es el punto de partida para cualquier análisis serio del sistema.

Estructura de costos por kilómetro según el Ente de la Movilidad Provincial (EMOP)

Los estudios técnicos publicados por el EMOP detallan el siguiente desglose del costo operativo:

  • Personal (salarios y cargas sociales): 38,02%
  • Combustible, electricidad y lubricantes: 20,44%
  • Mantenimiento del parque móvil: 15,57%
  • Amortización, inversión y rentabilidad: 9,88%
  • IVA y crédito fiscal: 7,49%
  • Impuestos menores: 4,34%
  • Otros gastos operativos: 4,26%

En resumen, el 58,5% del costo por kilómetro está explicado por variables perfectamente medibles y auditables: salarios y combustibles. El resto, si bien es relevante, responde a variables contables y a gastos administrativos y de mantenimiento cuyo control debería ser permanente.

El valor técnico real del viaje y la política de subsidios

Según la última resolución publicada en el Boletín Oficial, el costo técnico del viaje por pasajero asciende a $2.912,43 (EMOP). El usuario paga hoy $1.000 por boleto, y la diferencia —unos $1.900 por cada viaje— es cubierta por el Fondo Compensador del Transporte, nutrido de impuestos provinciales como automotor, inmobiliario, ingresos brutos y hasta cargos en la boleta de electricidad.

Esto implica que cada pasajero paga su viaje dos veces: una, en efectivo al subir al colectivo; otra, con sus impuestos, independientemente de que use o no el servicio. En términos presupuestarios, el sistema consumirá más de $200.000 millones en subsidios estatales en 2025.

Análisis de la justificación del aumento

La narrativa oficial suele apelar al crecimiento de los insumos básicos. Sin embargo, los datos son concluyentes:

  • El boleto sube un 1.328%, pero los salarios y el diésel —que representan el 60% de los costos— crecen muy por debajo de ese nivel.
  • La inflación reconocida por INDEC tampoco explica la magnitud del aumento tarifario.

Si los dos componentes que concentran la mayor parte del gasto no justifican el ajuste, la diferencia debe buscarse en otras variables que, o bien no están siendo gestionadas con eficiencia, o bien incluyen márgenes de rentabilidad y transferencias internas difíciles de transparentar.

Renovación de flota y cumplimiento normativo

El Decreto Reglamentario Nº 1512/18 de la Ley Nº 9086 exige una antigüedad máxima de 10 años para los colectivos urbanos. Sin embargo, persiste la circulación de unidades fuera de norma, sin que existan sanciones visibles ni una auditoría de cumplimiento publicada. La falta de inversiones se muestra de la manera más cruda, con los graves accidentes (incluso faltales), incendios de micros y las roturas cotidianas que viven los pasajeros, a más de la contaminación y falta de eficiencia de los motores.

La renovación de la flota debería ser obligatoria y verificable, ya que incide directamente en los costos de mantenimiento, consumo de combustible y seguridad del usuario. Su omisión, además de ser ilegal, representa un perjuicio adicional para el sistema.

Doble pago del usuario y transparencia ausente

El pasajero mendocino asume un doble costo: paga el boleto y también financia, vía impuestos, la mayor parte del costo real del viaje. Este esquema no solo carece de transparencia, sino que también diluye la responsabilidad sobre el uso eficiente de los recursos. La falta de auditorías públicas periódicas y accesibles sobre la utilización de los subsidios perpetúa un sistema opaco.

El ciclo de los subsidios y la falta de control

Año tras año, los subsidios aumentan en montos que superan los ajustes de cualquier variable económica relevante. La sustentabilidad del sistema no puede estar atada indefinidamente a transferencias fiscales crecientes, sin exigencias de eficiencia, modernización o, al menos, rendición de cuentas efectiva.

El control sobre el cumplimiento de los pliegos de concesión, la evolución patrimonial de los concesionarios y el rol de quienes hoy dirigen y controlan el sistema —muchas veces los mismos desde hace décadas— es otra deuda pendiente.

Preguntas para el debate serio y la toma de decisiones

  • ¿Por qué el boleto sube a una velocidad varias veces mayor que sus principales insumos?
  • ¿Quién audita el uso y distribución de los subsidios, y con qué periodicidad?
  • ¿Cómo se verifica la antigüedad real y el recambio del parque móvil?
  • ¿Qué mecanismos existen para transparentar la contabilidad de las empresas y el verdadero margen de rentabilidad?
  • ¿Existe una estrategia provincial para reducir la dependencia estructural de subsidios vía eficiencia, nuevas tecnologías o rediseño de recorridos?

Recomendaciones técnicas y de gestión

  • Establecer auditorías públicas y periódicas sobre los subsidios y los costos por kilómetro.
  • Publicar, en formatos accesibles, los informes técnicos completos del EMOP y los balances auditados de cada empresa.
  • Exigir y controlar el recambio de unidades según normativa vigente.
  • Rediseñar el sistema de subsidios para premiar eficiencia y penalizar la falta de inversión o incumplimientos de pliego.
  • Promover la participación ciudadana y técnica en el seguimiento del sistema, para romper con la opacidad estructural.

Transparencia y control: el desafío pendiente

El sistema de transporte público mendocino atraviesa una crisis de credibilidad y eficiencia cuya raíz está en la falta de correlación entre costos reales y tarifas, y en la ausencia de control efectivo sobre el uso de recursos públicos. Los números hablan por sí solos y marcan la urgencia de una reforma estructural basada en transparencia, eficiencia y responsabilidad en la gestión.