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China: el arte de mandar sin hablar claro

El poder en China no siempre ordena: insinúa. El tifa es su lenguaje secreto, una brújula que guía sin explicar ni discutir.

China tiene uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Foto: EFE
China tiene uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Foto: EFE

En China existe una forma muy particular de comunicar las ideas del poder, una manera que no se parece exactamente a la de ningún otro país, ni siquiera a la de otras dictaduras o partidos comunistas. Se trata de algo llamado tifa, una palabra que, traducida de manera simple, significa “formulación” o “manera de decir las cosas”.

En realidad, el tifa es más que eso; es una técnica de gobierno. No es una frase pegadiza para que la repita el pueblo; es una herramienta interna que marca lo que se puede decir, cómo se puede decir y qué se espera que se entienda sin que se explique. China no necesita que todos entiendan el significado literal de una frase; basta con que los que deben obedecerla capten la dirección del mensaje. Es una manera de ordenar sin mandar, de corregir sin gritar. En lugar de leyes detalladas o discursos extensos, el poder chino lanza una expresión cuidadosamente elegida, y esa frase se convierte en brújula. Los ministros, los burócratas, los periodistas, los académicos, todos la leen y giran en torno a su sentido.

En otros países comunistas también se usaron frases fuertes: en Cuba, por ejemplo, se repitieron lemas como “Patria o Muerte”; en Corea del Norte se exaltan al líder con palabras que se graban en estatuas; en la Unión Soviética, la propaganda llenaba las calles con carteles que exaltaban al proletariado. Pero en todos esos casos, se trataba de impactar al pueblo, de encender el espíritu popular o de atemorizar a los enemigos.

En China, en cambio, el tifa no está dirigido necesariamente al pueblo, sino al aparato. Es como una contraseña interna que solo los iniciados saben interpretar y que cambia el curso de una política sin necesidad de reformas ni debates. Una frase como “armonía social” puede significar que hay que silenciar las protestas, redistribuir recursos o censurar internet. No hace falta explicitar nada más. Lo que parece vago es, en realidad, un programa de acción.

Por qué funciona el tifa en China

Este sistema funciona porque China tiene una estructura jerárquica, donde cada nivel del gobierno espera instrucciones del superior. Pero esas instrucciones no siempre vienen en forma de órdenes directas. A veces son insinuaciones en un discurso, un nuevo término que aparece en los diarios oficiales o en los documentos internos. En China existen dos niveles de información: uno público, para el consumo general, y otro interno, que circula solo entre funcionarios. Se les llama gongkai y neibu, respectivamente.

Cuando aparece un nuevo tifa, todos en el aparato lo reconocen como una señal. No hace falta explicar. Lo entienden porque saben que no es solo una frase: es una directiva. El Partido Comunista Chino gobierna de esta forma porque no quiere debate, ni sorpresas, ni errores de interpretación. Prefiere una sociedad que no discute, sino que intuye. Y en esa intuición, cada palabra nueva vale más que mil páginas de ley. El tifa es, en el fondo, la forma china de mantener el control sin levantar la voz.

Las cosas como son.

Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.