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Abono casero con agua de arroz: la mezcla barata que recupera plantas en un par de días

Un abono con agua de arroz, calcio de cáscara de huevo, azúcar morena y un toque de vinagre se consolida como alternativa económica para devolver vigor y color.

Este abono casero se prepara a base de agua a de arroz.

Este abono casero se prepara a base de agua a de arroz.

En balcones, patios y huertas urbanas se repite la escena: hojas que palidecen, puntas caídas y crecimiento que no avanza. La respuesta habitual suele ser un abono caro. Pero hay otra vía, doméstica y sostenible, que aprovecha lo que suele terminar en la pileta o en la basura.

Se trata de un abono líquido hecho con insumos de cocina y una fermentación breve. No promete milagros, pero ofrece un empujón real cuando el sustrato está pobre o la planta viene de un estrés leve. La preparación es rápida, el costo es mínimo y la aplicación no exige herramientas especiales.

Por qué sirve el agua de arroz

Ese líquido lechoso que queda al enjuagar o hervir el cereal concentra almidones y trazas minerales. En el suelo, alimenta la vida microbiana que rodea la raíz y mejora la disponibilidad de nutrientes. Cuando se combina con calcio de cáscaras de huevo, azúcares que activan la fermentación y una pequeña dosis de vinagre para ajustar el pH, se obtiene un abono suave, estable y de liberación gradual.

El objetivo no es acelerar a cualquier precio. Es favorecer brotaciones parejas, mejorar la turgencia del follaje y reducir pérdidas tras un trasplante. Con buenas prácticas de riego y luz, la mezcla marca una diferencia visible.

Mira esta receta precisa para hacer el abono casero

Mira cómo se prepara este abono casero a base de arroz

Mira cómo se prepara este abono casero a base de arroz

El paso a paso es claro. Tritura cinco cáscaras de huevo bien lavadas y secas hasta obtener un granulado. Coloca ese material en un frasco amplio y agrega 100 gramos de vinagre de mesa para solubilizar parte del calcio. Suma 50 gramos de azúcar morena, que brindan energía a los microorganismos. Completa con 5 litros de agua de arroz ya fría. Mezcla con una cuchara limpia y cubre con una tela o una tapa apenas apoyada, para que respiren los gases. Deja fermentar 48 horas en un sitio templado, sin sol directo. Al finalizar, cuela para retirar sólidos. Obtendrás un concentrado aromático, listo para diluir antes del uso.

Dilución y uso, paso final

La dosis orientativa es sencilla: una medida del concentrado por diez medidas de agua limpia. Esa rebaja evita excesos y mejora la tolerancia de hojas tiernas. Para riego, distribuí alrededor del cepellón hasta humedecer sin encharcar. Para aplicación foliar, usá una bruma fina sobre el anverso y el envés, siempre a primera hora o al atardecer. Probá antes en un sector pequeño y esperá 48 horas.

Si no hay manchas ni quemaduras, realizá dos aplicaciones separadas por una semana. En la mayoría de los casos, ese par de usos alcanza para recuperar color, firmeza y espesor del tejido.

Precauciones y compatibilidades

La seguridad está en la mesura. No incrementes el vinagre por encima de lo indicado: podrías bajar demasiado el pH y frenar la actividad del sustrato. Evitá recipientes metálicos durante la maceración para prevenir reacciones indeseadas. Guardá el preparado en heladera y usalo dentro de las 48 horas; pasado ese tiempo pierde cualidades. No mezcles este abono con lavandina ni con desinfectantes.

Si tu agua es muy dura, conviene diluir con agua filtrada o reposada. En suculentas y cactus, aplicá solo en el sustrato y con diluciones mayores. Las plantas con hoja vellosa agradecen riego al pie para evitar retención superficial.

Este método casero no reemplaza un plan nutricional completo ni arregla por sí solo errores de cultivo. Sí suma como complemento económico y sustentable. ¿Señales de avance? Verde más intenso, brotes nuevos, tallos firmes y raíces blancas cuando revisás un esqueje. ¿Alertas? Olor demasiado penetrante, sustrato siempre mojado o amarilleos que se aceleran.

Ante cualquier duda, suspendé, ajustá riego, revisá drenaje y verificá la luz. Con un entorno correcto, el preparado a base de agua de arroz, cáscaras, azúcar y vinagre se transforma en un aliado confiable. Una herramienta simple para devolver vigor sin gastos excesivos ni promesas imposibles.