Vendimia 2019

María Laura Micames es la Reina Nacional de la Vendimia 2019

Es San Carlos el departamento que celebra que una nueva representante quedará inscripta en la historia vendimial. Luz Martina Mercol Pelandino, de Lavalle, fue coronada Virreina.  

domingo, 10 de marzo de 2019 · 03:16 hs

El atípico frío que se adueñó de la noche habitualmente veraniega de esta época no pudo con el calor de la emoción de María Laura Micames, de San Carlos, cuando su nombre resonó entre los cerros mendocinos. 

?La bella joven, de 20 años, fue coronada luego de la representación de "Tejido en tiempo de vendimia", el Acto Central de la Vendimia 2019. Fueron 44 votos los que bastaron para que conquiste la corona.

María Laura Micames.

?"Tengo una estrella en el cielo. Mi reinado es para mi hermana María Luján, a quien se lo dedico. Prometo representarlos de la mejor manera. Es inexplicable el sentimiento de alegría que tengo. Muchas gracias a todos los que hacen posible esta fiesta", dijo la nueva Reina vendimial al acercarse al micrófono. Por supuesto, agradeció a familiares y a autoridades de su departamento.

Ella fue coronada el 27 de enero en su San Carlos natal. Lala, como todos la llaman, estudia Trabajo Social en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo; carrera que eligió por su vocación de servicio. Hace más de tres años que está de novia con Raziel. Cada fin de semana vuelve al Valle de Uco, lugar que ama con locura.

La Virreina, con 31 votos, es Luz Mercol Pelandino, de Lavalle; que dio la nota al rezar a viva voz y para todo el Teatro Griego Frank Romero Day en el momento en que le habilitaron el micrófono una oración de la grey católica hacia la Virgen María: "Bendita sea tu pureza".

La fiesta

Tejido en Tiempo de Vendimia representó un día de cosecha en Mendoza; en donde apenas despuntó el amanecer, se inició una trama cuyos principales motivos son el amor y el trabajo vitivinícola.

El conflicto comenzó cuando, el “Tejedor de Destinos”, decidió jugar entre los protagonistas y plantearles desafíos. Mientras él realizó todos los pasos de un tejido en telar andino y se divirtió entre los cosechadores, un amplio abanico de escenas mostró la vida de Mendoza en tiempo de vendimia: el trayecto de los trabajadores a la finca, la potencia de la cosecha, la dinámica de una bodega, el universo sensorial del vino, los sonidos del descanso, el festejo entre cosechadores y viñateros, la protección de la Virgen de la Carrodilla, el romance entre Mariela y José.

El cuestionamiento fue: ¿hay posibilidad de cambiar los dibujos del destino?

La mayor tensión se dio cuando, después de una fallida estrategia de la joven cosechadora para engañar al Tejedor de destinos y próximos al nuevo amanecer, ella decidió enfrentarlo directamente en su propio tapiz. A esa contienda se sumó el enamorado y hasta el narrador resultó involucrado en la pelea.

Finalmente, triunfaron las decisiones por el amor. Y la vida que perdura, siempre, en el tejido de todos los tiempos.

La fiesta en números

La puesta contó con 852 artistas en escena: 208 bailarines contemporáneos, 344 bailarines folclóricos, 30 bailarines con discapacidad, 185 actores, 15 acróbatas aéreos, 18 acróbatas de piso y un ensamble integrado por 52 músicos y cantantes.

Fueron 17 los cuadros que compusieron esta fiesta, en la que se entretejió el romance entre Mariela y José, un joven peón golondrina, con la constante intromisión del Tejedor de Destinos, un personaje atrevido y desenfadado que a veces enreda los hilos del hado y a veces colabora con los amantes. Todo ello transcurrió en una finca, bajo la atenta mirada del Narrador y durante una jornada de cosecha en la que todos los personajes vivieron intensamente la experiencia de la recolección en tiempos de vendimia. La historia presentó dos planos, el primero fue el de la cotidianidad del trabajo de los cosechadores; el otro, el representado por un gran tapiz andino en el que se tejen los hilos del universo.

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