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Menem y los Rolling Stones: una foto que caló hondo el imaginario argentino

En la actualidad, una serie sobre la vida del presidente Carlos Menem invadió las pantallas argentinas y rebalsó de comentarios todos los ámbitos.

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Una canción de Ismael Serrano en su álbum “Atrapasueños” (1997), llamada “Papá, cuéntame otra vez” nos motivaba a recordar. En dicha canción, el cantante y compositor español a través de la voz de un joven, le pedía a su padre que le contase sobre los años 60. La composición criticaba la falta de progreso y la persistencia de los problemas sociales y políticos a pesar de los movimientos de protesta y las promesas de cambio. El eje del tema era una reflexión sobre la desilusión generacional y la repetición de la historia.

En la actualidad, una serie sobre la vida del presidente Carlos Menem invadió las pantallas argentinas y rebalsó de comentarios todos los ámbitos: el hogareño, político, académico, farandulero, el de los fans de Carlos y el de sus detractores, etc., y como en aquella canción de Serrano, también la serie sobre Menem sería un buen pretexto que nos invitará a recordar. A contarlo de nuevo.

Pero no será nuestra intención realizar un juicio artístico sobre la saga, y menos aún detenernos a establecer sobre lo que fue verídico, novelado, exagerado o las posibles ausencias. Es más, no hablaremos de la serie. Mostraremos solo una foto. Lo que si buscaremos es resaltar aquellos años 90 en la Argentina, en tiempos de Menem, sobre un solo hecho representativo y que todavía hoy marca el imaginario social y simbólico argentino de lo que fue un costado de la gestión de Carlos Menem. “Para muestra basta un botón”, dirá el dicho. En el fondo, ese era Menem. Más allá de lo que muestre, o no, la serie que originalmente se iba a llamar: ¡Síganme!

Viejo, ¿Menem estuvo con los Rolling Stones?

No solo estuvo con los míticos Rolligs, sino que Mick Jager, el legendario líder de la banda quedó fascinado con “el riojano más famoso, después de Facundo Quiroga”, como en broma le gustaba autodefinirse a Menem. Lo cierto fue que, en febrero de 1995, los históricos Rollings Stones llegaron a Argentina en el marco de una gira por América Latina. La banda estaba presentando su álbum “Voodoo Lounge” (Salón Vudú) desde el 1 de agosto de 1994, cuando dieron un show inicial en el estadio Kennedy de Washington.

Esta era la primera gira tras cuatro años de los Stones. Se había iniciado en México y continuado por Brasil y Chile. La próxima parada sería Argentina, donde ofrecerían cinco shows en la cancha de River Plate, reuniendo más de 300.000 personas.

Los Stones se alojaron en Hotel Hyatt de Buenos Aires. Mick Jagger ocupó la habitación 1209. La misma suite que ya habían ocupado Axl Rose (líder de Guns n’ Roses) y Luis Miguel.

El protocolo determinó que hubiera una recepción de bienvenida para los Stones en los jardines de la embajada británica. Al día siguiente de su llegada, los Rolling Stones darían una conferencia de prensa en el mismo hotel. La sala estaba repleta de periodistas de todo el mundo. Paralelamente, Juan Bautista “Tata” Yofre, asesor presidencial y ex Secretario de Inteligencia del Estado (SIDE) durante el primer gobierno de Menem (reconocido fanático de los Stones y amigo del embajador británico, Sir Peter Hall, que había oficiado de anfitrión del mencionado ágape a los Stones, donde Yofre fue uno de los selectos invitados) se sentó en el despacho presidencial y sostuvo ante el mandatario: “Carlos; están los Rolling en Argentina y vienen amparados por la Corona Británica. Van a hacer cinco recitales en River: los necesitamos para la campaña electoral. Tienes que recibirlos”. “¡Pero qué bárbaro, Tata!, Metele”, le respondió rápidamente el Presidente. “Hablame más de los Rolling; aunque todos saben que soy un fan de los muchachos”, agregó Menem, ante la complicidad del asesor.

El mandatario no conocía mucho sobre rock (más bien poco; y seguro casi nada de los “yolin”, como les decía con su característica tonada) pero estaba en plena campaña electoral y sabía que su encuentro generaría una fuerte repercusión. “Se lo iba a ver como un presidente abierto, al lado de la cultura, y que podía recibir británicos”, explicó en algunos reportajes, posteriormente Yofre. Así, Menem y los Rolling Stones fijaron una cita para el viernes 10 de febrero. Al día siguiente del primer recital.

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Guillermo Vilas y la previa del encuentro

Otro protagonista de aquella visita de los Stones fue Guillermo Vilas. Había estado en la recepción de la embajada y tenía una excelente relación con el grupo, sobre todo era amigo personal del famoso guitarrista Keith Richards y de Ronnie Wood.

Cuenta también “Tata” Yofre, que previo a que Menem los esperara en Olivos, recibió un llamado de Vilas: “(…) los muchachos están preocupados porque les dijeron que pueden revisar sus habitaciones”. Luego agregará Vilas, que alguien les contó lo que había sucedido con Guns N’ Roses, cuando frente a la denuncia de un cualquiera allanaron sus habitaciones. Solo le dije a Guillermo: “Entendí la cuestión, déjame que me ocupe”. El destino quiso que en ese momento me encontrara con el Ministro del Interior, Carlos Corach, a quien le conté el problema de la manera más brutal: “Encontrar un raviol en uno de esos cuartos es como encontrar un libro de derecho constitucional en tu casa o un compact disc en la mía. Estos muchachos vienen bajo el paraguas de la Reina y estamos en medio de una campaña”. Corach me pidió que lo siguiera y entramos a su despacho, mientras pedía que lo comunicaran con el jefe de la Policía Federal. Luego de un corto diálogo entendí que el problema no se iba a salir de su curso. Cuando salí de su despacho lo llamé a Vilas y le dije: “Decile a los muchachos que duerman sin frazadas. Nadie va a molestar su intimidad”. (Juan Bautista Yofre. INFOBAE - 25 de diciembre de 2020).

"Me siento un quinto Stone"

Esa tarde de febrero, Menem recibió a los Rollings en la Quinta de Olivos. Fiel a su fresco estilo, inmediatamente que los vio, gritó: “¡Follow me!” (Síganme), mientras consagraba para la inmortalidad una foto histórica. De flamante traje crema y rodeado por el grupo, todos se abrazaron en medio de risas. Fue precisamente ahí, cuando vertió la icónica frase: “Me siento un quinto Stone”.

La cena transcurrió entre bromas y algunos temas políticos que Menem manejó con su carisma y astucia. Malvinas, Maradona, Thatcher, fueron parte de la charla, donde las pizzas, champagne, empanadas y vino tinto de las bodegas Menem, dijeron presente.

“Ustedes tocan en el estadio más importante del mundo”, bromeó después el presidente, conocido hincha de River, mientras Jagger confesó: “La gente estuvo increíble. Fue uno de los recibimientos más importantes que vivimos”, dejando en claro la pasión “rolinga” de los argentinos.

El final marcó una batería de chanzas al mejor “estilo Menem”. Abrazos, risas, fotos, hacían que la reunión protocolar que iba a durar un rato se extendiera por horas. Le regaló a cada uno de los integrantes del grupo una caja de habanos. “Fúmenlos tranquilos, son los que me manda mi íntimo amigo Fidel Castro”, sostuvo ante el asombro de los visitantes.

La crónica del encuentro fue cubierta por la prensa del mundo. Las elecciones presidenciales en donde buscaba su reelección se aproximaban y ese tema no estuvo ausente. “Mañana debo viajar a Mendoza. Ustedes están de gira y yo en campaña. Tengo un rival difícil, que es de Mendoza”. Y así fue.

Tras el abrazo final, recibió el mejor de los comentarios que pudo haber escuchado un político (presidente y candidato) en medio de una contienda electoral, y que inmediatamente se hizo viral. Jagger le dijo: “Quienes gobiernan bien merecen la chance de una reelección”. El encuentro había sido un “golazo” político para Menem.

Al día siguiente, 11 de febrero, Menem viajó a Cuyo en pos de continuar la campaña proselitista. En meses, un 14 de mayo de 1995, vencería a José Octavio Bordón, consagrándose nuevamente presidente. En tanto, Mick Jagger no dudó en enviarle un saludo por el triunfo con la dedicatoria: “Congratulations friend president” (felicitaciones amigo presidente). Ellos (Los Stones) volverían para una nueva gira al país en 1998. Para ese entonces, el escenario social y político argentino estaba cambiando vertiginosamente. La suerte de Menem, también.