Mendoza amaneció con -4 °C y fue una de las mañanas más frías en varios años
Este 30 de junio, Mendoza vivió una de sus madrugadas más frías de la última década, con una mínima que sorprendió incluso a los expertos.

El invierno mendocino ya se instaló con fuerza y, si bien las temperaturas pueden moderarse en los próximos días, los expertos no descartan que se repitan episodios similares.
Alf Ponce Mercado/MDZEste lunes 30 de junio, Mendoza capital se despertó bajo una de las temperaturas más bajas que haya registrado en años: –4 °C. No hizo falta mirar el termómetro para sentirlo. Bastó con asomar la cara por la ventana o tocar el picaporte de una puerta para saber que la madrugada había sido gélida.
Calles con escarcha, autos cubiertos de hielo y un silencio apenas roto por el crujido de las hojas congeladas marcaron el arranque del día. El frío no solo sorprendió a quienes salían temprano, también llamó la atención de los especialistas que siguen de cerca la evolución del invierno.
Te Podría Interesar
Según los expertos, esta fue la mañana más fría en varios años. Y no se trata solo de una sensación: los registros muestran que alcanzar los –4 °C no es algo común. De hecho, solo en 57 oportunidades se llegó a temperaturas inferiores a –4,9 °C. Por eso, lo que se vivió en Mendoza no fue solo una helada fuerte más: fue un fenómeno que se suma al archivo de los inviernos más duros que recuerde la provincia.
Un dato que remueve la memoria climática
Para encontrar una jornada similar hay que retroceder hasta el 23 de julio de 2013, cuando el termómetro descendió a –5,8 °C, una de las marcas más bajas de las últimas décadas. Otro hito fue el 19 de julio de 2017, con una mínima de –4,9 °C. Desde entonces, la ciudad no había registrado una mañana tan intensa como la de este lunes. Incluso, hace apenas unos días, el 23 de junio, se había registrado –1 °C, una marca que en su momento ya parecía extrema. Pero ahora, con este nuevo descenso, el invierno mendocino se muestra en todo su rigor.
La mínima histórica absoluta sigue siendo la del 10 de julio de 1976, cuando la estación del aeropuerto de Mendoza anotó un estremecedor –7,8 °C. Aquella helada, que aún se recuerda entre los más memoriosos, quedó grabada como la referencia del frío extremo en la región. Si bien lo de este 30 de junio no llegó a tanto, fue suficiente para paralizar rutinas, obligar a reforzar calefacciones y movilizar a los equipos municipales de asistencia.
Cómo se vive una mañana así
Más allá de los números, lo cierto es que el frío se sintió con fuerza en todos los rincones de la ciudad. En las primeras horas, los autos tardaron en arrancar, muchos parabrisas amanecieron con una capa blanca de hielo y más de uno tuvo que esperar al sol para salir de casa. Para quienes trabajan al aire libre, como repartidores, personal de limpieza o agricultores, la jornada empezó con doble abrigo y manos entumecidas. Las escuelas, en algunos casos, retrasaron el ingreso de los chicos, y no faltó quién decidió hacer home office si el trabajo lo permitía.
Este tipo de mañanas también pone en alerta a los servicios de emergencia y asistencia social. Se intensifican los operativos para ayudar a personas en situación de calle, se revisan refugios y se distribuyen frazadas o viandas calientes. La Municipalidad y organizaciones sociales suelen reforzar estas tareas cuando el frío pega con esta intensidad, porque no se trata solo de una cuestión climática, sino también humana.
Un invierno que recién empieza
Lo vivido este lunes fue un aviso. El invierno mendocino ya se instaló con fuerza y, si bien las temperaturas pueden moderarse en los próximos días, los expertos no descartan que se repitan episodios similares. Por eso, conviene estar preparados: revisar calefactores, proteger caños de agua expuestos, ventilar los ambientes aunque haga frío y, sobre todo, estar atentos a quienes más lo necesitan. La escarcha se derrite con el sol, pero el abrigo compartido y la solidaridad quedan. Porque el frío, cuando se enfrenta acompañado, siempre pesa menos.