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Marcela Campagnoli: "La ley de salud mental abandonó a pacientes, familiares y médicos"

La diputada nacional Marcela Campagnoli impulsa una reforma urgente de la Ley de Salud Mental y reclama que el Congreso asuma el debate postergado.

Marcela Campagnoli, diputada nacional por la Coalición Cívica

Marcela Campagnoli, diputada nacional por la Coalición Cívica

Agustin Tubio / MDZ

La Ley Nacional de Salud Mental fue sancionada en 2010 con el objetivo de promover una mirada más humanizada sobre los tratamientos. Para la diputada nacional Marcela Campagnoli, sin embargo, la norma dejó desprotegidos a pacientes y familias, y a 15 años de su aprobación, sus efectos negativos son cada vez más visibles.

En ese marco, Campagnoli presentó un proyecto para declarar la emergencia en salud mental. Con el respaldo de legisladores de distintos espacios, busca visibilizar una crisis que —según sostiene en una nueva edición de entrevistas MDZ— no sólo afecta a pacientes, sino también a familiares, profesionales y comunidades enteras. La iniciativa plantea, entre otros puntos, crear unidades móviles de atención y adecuar la infraestructura hospitalaria para poder responder a los casos más graves.

Las estadísticas alertan sobre el problema: faltan psiquiatras, no hay camas suficientes para internaciones, y los hospitales generales no cuentan con personal especializado. Además, cada vez más familias denuncian situaciones en las que no pueden intervenir ante un brote o una adicción severa porque la ley impide internaciones involuntarias. Campagnoli considera que la norma se redactó desde una perspectiva ideológica y reclama una reforma integral que equilibre el respeto por los derechos humanos con el resguardo de la vida.

—Actualmente contamos con una Ley de Salud Mental que se sancionó en 2010. ¿Qué dificultades tiene en la práctica esta ley que actualmente tenemos?
—Mirá, esta ley tiene varias cosas para mí. Principalmente es una ley que ha sido no consultada por los órganos especializados, como es la Asociación Argentina de Psiquiatría, ni la Academia de Medicina, ni la Facultad de Medicina. Solamente se han consultado organismos de derechos humanos para una cosa tan importante como es la salud mental. Yo entiendo las buenas intenciones que deben haber tenido los que la promulgaron, pero a ya 15 años que está vigente esta ley, no ha dado los resultados que pretendían y, lejos de dar, ha abandonado a pacientes, familiares y médicos también.

¿Por qué te digo médicos también? Porque, por ejemplo, uno de los artículos de la ley dice que la medicación nunca puede ser utilizada como tortura. ¿Qué estás queriendo decir que un psiquiatra, que es el único que puede medicar, es un torturador? Por eso te hablo de que tiene muchos componentes ideológicos, como el artículo tres que te define el enfermo mental como una construcción social con componentes económicos, históricos. Un esquizofrénico es esquizofrénico toda su vida; no hay ningún componente social.

Entonces, ¿cuáles son las tres cosas puntuales que yo le digo al presidente de la Comisión, a Pablo Yedlin?: "Por favor, Pablo, tenemos que hablar de salud mental, tenemos que modificar la ley", y él me empieza a reconocer de que tengo razón, porque se resistía siempre kirchnerismo a modificar esta ley.

Los que defienden la ley te dicen: "Bueno, pero nunca se aplicó el presupuesto", porque la ley, es cierto, dice que el 10% del presupuesto de salud nacional deberá dirigirse a salud mental para acondicionar los hospitales generales con sectores para... Nunca se aplicó, ni siquiera el kirchnerismo, que es el que promulgó esta ley, le dio más del 1,8% del presupuesto, así que nunca...Pero la ley se aplicó igual, que es lo que yo les digo: "Está bien, no tuvieron el presupuesto, pero la ley le aplicaron igual porque prohibieron las internaciones involuntarias, porque prohibieron que haya hospitales monovalentes, que son los neuropsiquiátricos, los especializados y todos los que estaban tuvieron que deshacerse. Entonces la ley se aplicó, sin el presupuesto, pero se aplicó igual".

Entonces hay tres cosas que yo creo fundamental principalmente modificar. Una es la internación involuntaria. Yo trabajé muchos años en la Justicia, y antes que existiera esta ley en la asesoría de incapaces, de menores, incapaces, venían a veces vecinos o familiares a decir: "Tal persona está en el balcón, grita toda la noche, se cortó una vez las venas, amenaza con tirarse". Entonces el defensor de incapaces enviaba una ambulancia, se le hacía una evaluación en un nosocomio. Hay veces que tenía que quedar internado, hay veces que se lo estabilizaba y volvía a su casa por el tiempo que fuera necesario la internación.

Hoy no se puede hacer eso; hoy no lo puede hacer ni un marido ni una madre puede hacer eso por su hijo. Por eso es que las madres muchas veces dicen: "Esta ley deja a mi hijo adicto con el único camino que es la cárcel o el cementerio. La cárcel porque roba para poder consumir o la cárcel porque le pegan un balazo. Es decir, no hay espacio para un tratamiento para mi hijo". Y vos te acordarás hace poco el papá de Kim Gómez, la chiquita que fue arrastrada por el auto, el papá de uno de los asesinos decía: "Mi hijo es adicto y jamás he podido internarlo porque él no quiere internarse".

Entonces, ¿qué hace un padre si ve que su hijo se está matando en vida y no puede internarlo? Nada puede hacer. Esta ley no le deja hacer nada al padre, al familiar. Y lo vimos con la tragedia de Villa Crespo. Ese marido mudó su oficina a su casa porque se daba cuenta que su mujer no estaba bien, que no estaba tomando la medicación, que estaba agresiva, porque eso lo dicen los conocidos que han tenido ellos, e intentó internarla, la llevó al Hospital Italiano. En el Hospital Italiano evaluaron el equipo interdisciplinario que no había un riesgo cierto e inminente como exige la ley. El riesgo nunca es cierto, sino no sería riesgo. El riesgo es potencial, nunca es cierto. Entonces, como no había un riesgo cierto e inminente, que valdría tener el cuchillo en la mano el riesgo cierto e inminente. Le dieron turno para fines de junio y pasó lo que pasó.

Esta Ley deja a mi hijo entre la cárcel y el cementerio

Entonces, por un lado, permitir las internaciones involuntarias. Por otro lado, modificar que el riesgo no sea cierto e inminente, que el riesgo sea potencial, que el riesgo sea grave, que vos tengas que evaluar un riesgo grave, porque aparte hay estándares internacionales para que vos puedas evaluar, vos psiquiatra, vos equipo interdisciplinario, evaluar si es una persona por cómo se viste, si abandonó su higiene, si vive solo, si no tiene familiares, cómo es su carácter, si puede ser una persona con intento suicida.

Entonces, cambiar por riesgo grave, permitir las internaciones involuntarias con asistencia de familiares, jerarquizar al psiquiatra dentro del equipo interdisciplinario. ¿Por qué? Porque la ley dice que todos los que integran el equipo disciplinario, el profesor de Educación Física, el terapista ocupacional, el kinesiólogo, la enfermera, el psicólogo, el psiquiatra, todos tienen el mismo rango. Yo celebro que haya un equipo interdisciplinario porque es muy rico escuchar de distintas profesiones y de experiencias de cada uno, pero sí o sí el psiquiatra es el que tiene que comandar el equipo.

¿Por qué? Porque es el único que es médico y es el único que tal vez viendo tu historia clínica se va a poder dar cuenta que si estás tomando un medicamento para la infección, un antibiótico para la infección urinaria, tal vez te puede haber derivado una depresión o algunos medicamentos para el colesterol también pueden derivar en una depresión. Es él único que si vos estás en el medio de un brote te va a poder medicar porque los demás no pueden medicar. Entonces es necesario que el comando lo vuelva a tomar el psiquiatra.

¿Y por qué te digo esto? Porque la vez pasada, hablando con la doctora Liliana González, que es psiquiatra y es la que dirige la carrera de Psiquiatría en la UBA, yo le preguntaba: "¿Dónde se estudia, es decir, dónde se hace la especialidad de psiquiatría?". Entonces me explicó que había 14 sedes, que hay 14 sedes en la UBA, 14 hospitales donde se hace la residencia de psiquiatría. Y yo le digo: "¿Cuántos residentes se anotan para estudiar, para hacer psiquiatría?". Bueno, antes de esta ley vos tenías por sede más o menos un promedio de diez médicos que se anotaban para ser psiquiatras. Eso te daba 140 intentos de ser psiquiatra por año. Bueno, en los últimos años se anotaron seis en total, de 140 bajamos a seis.

Por eso vos vas a la provincia de Buenos Aires, a comunidades, por ejemplo, en la comunidad de San Pedro, que durante el 2022 tuvo 38 suicidios en una comunidad en un año. Te dicen que no hay psiquiatra en su comunidad, que viene un psiquiatra infantojuvenil una vez al mes para atender a todos los jóvenes que hoy con la ludopatía, que ese es otro temón, están con crisis graves que los ha llevado al suicidio.

Aspirantes a psiquiatría

Entonces, jerarquizar al psiquiatra, el riesgo cierto e inminente cambiarlo por riesgo grave, permitir las internaciones involuntarias. Y lo otro es los institutos monovalente, es decir, están prohibidos por la ley. No puede haber neuropsiquiátricos. Sí puede haber un instituto de oftalmología, que es un monovalente, uno de diabetología, uno de traumatología, pero no puede haber algo del cerebro. Es como que le bajáramos el precio al cerebro. Y para cerebro no puede haber un instituto monovalente.

¿Y por qué te digo que es importante esto? Porque la ley qué te dice, cuando la ley dice que se deben cerrar todos y que al 2020 no puede existir ninguno, la ciudad de Buenos Aires tenía 26 entre públicos y privados, 26 hospitales, clínicas de internación psiquiátrica, hoy tiene seis. Esas seis han logrado, por algún vericueto de la ley, poder sostenerse. Seis de 26, seis. Y estamos hablando de la Ciudad de Buenos Aires, que es donde más población y oferta de salud de calidad hay. Imaginate en el interior del país, olvidate. Directamente la provincia de Río Negro, donde uno de los impulsores de esta ley, el doctor Cohen, era médico, era ministro de Salud en aquella época ahí, y prohibió todo. ¿Dónde se internan los rionegrinos que necesitan internarse? En la provincia de Buenos Aires, es decir, le perjudicaste al paciente el traslado, a los familiares el traslado. Es decir, es una ley que no se pensó integralmente, se pensó en un escritorio y no en un territorio.

¿Y por qué te hago tanto hincapié en la necesidad de los monovalentes? Porque en el 2014, en el Hospital Posadas, que es un hospital general, donde deberían ir internados todas las personas que necesitan internarse por cuestiones psiquiátricas o por adicciones. ¿Vos cómo hacés para tener quieto a un enfermo vertical —como le llamo yo— versus el enfermo horizontal, que son los que tienen que estar en cama, un infartado, una parturienta, alguien que tiene una fractura? Y al enfermo vertical o lo atás a la cama o lo medicás hasta que esté dopado todo el día. Esto es lo que logra esta ley, que dice defender los derechos del paciente.

¿Qué pasó en 2014 en el Hospital General Posadas? El enfermo, cuando se despierta y se ve atado en la cama, con la fuerza que tiene y en medio del brote, se incorpora, viene el camillero, camillero de un hospital general, no de un hospital especializado en neuropsiquiatría. Evidentemente, lo abordó por donde no debía abordarlo. Se incorporó, se enfureció más. Vino la enfermera, que era una enfermera de un hospital general, no de un hospital especializado en neuropsiquiatría. Evidentemente dijo la palabra que no debía decir porque no conocía el vocabulario adecuado. El paciente se enfurece y se tira por la ventana y mueren el camillero y el paciente.

Entonces la especialidad es necesaria porque va a estar acondicionado, porque va a estar con el recurso humano, ya sea desde la medicina como desde el asistencialismo, también va a ser especializado en neuropsiquiatría y eso hoy no lo tenés, porque el Hospital General qué pasa, rechaza a todo aquel que se quiere internar, lo rechaza porque no tiene, ni está adecuado ediliciamente, ni tiene el personal suficiente.

¿Y qué es lo que pasa con esta ley? Esta ley puso en cabeza del paciente, del enfermo, toda la responsabilidad en si se quiere internar, en el tratamiento que quiere seguir, y si se quiere dar de alta, lo cual es gravísimo porque una persona que está consumiendo tiene su voluntad viciada, una persona que está en medio de un brote psiquiátrico, de un brote psicótico o de un ataque por esquizofrenia, tiene su voluntad viciada, no puede decidir por sí.

Y la vez pasada, porque yo me he juntado con muchísima gente por este tema, la vez pasada el papá de una enferma psiquiátrica por esquizofrenia —su hija tiene esquizofrenia desde los 15 años— me decía que él, cuando su hija se brota, él llama a la ambulancia y la ambulancia le dice:

—No, no... ¿pero su hija se quiere internar?

—No, no, mi hija no puede ni responderme.

—Bueno, entonces usted tiene que traerla y agarrarla.

—Pero yo tengo 70 años. ¿Cómo piensa que yo puedo agarrar a mi hija y llevársela si además ella no quiere?

Entonces, ¿qué es lo que te dicen los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires? El censo de la gente en situación de calle de la Ciudad de Buenos Aires del 2019, antes de la pandemia, dio que el 60% de las personas en situación de calle tiene trastornos mentales. Y cuando vos decís: "Bueno, pero por qué no la llevan al Borda o al Moyano". Llaman, los vecinos llaman, al Borda o al Moyano cuando ven una persona desnuda, gritando en medio de la calle. ¿Y qué le dicen en el Borda o en el Moyano?

—¿Ella se quiere internar?

—No, no sé, no me contesta.

—No la puedo internar.

¿Entendés por qué es importante modificar esta ley, que esta ley no ha resuelto el problema y lo ha agudizado?

—Y quienes se oponen a esta reforma de la ley, ¿cuáles son sus argumentos de por qué mantener esta ley y no reformarla?
—Yo tengo muchas críticas que me hacen en redes las organizaciones de derechos humanos. Porque ellos dicen que esta ley impide que alguien se quiera aprovechar del paciente y quedarse con todos sus bienes. Mirá, hubo un solo caso que yo recuerde famoso, una tal paciente Kohen, que pasó eso y que después fue dada de alta. Pero uno legisla para la generalidad, no para la excepción. Y la generalidad es que siempre va a haber un juez de familia, que son los que se ocupan en estos temas, controlando la internación involuntaria, es decir, siempre va a estar resguardado el derecho del paciente.

Lo que no podemos seguir impidiendo es que familiares que saben que sus hijos están al borde del suicidio, porque se han suicidado, muchas madres que yo conozco... Desgraciadamente, el otro día me llamó un papá de Gualeguaychú, sus dos hijos se suicidaron. Llorando me llamó, hijos adictos. Entonces lo que no podemos seguir impidiendo es que haya establecimientos adecuados para recibirlos, personal especializado para recibirlos y lugares, camas disponibles para recibir. Porque no tienen cama, ni siquiera para aquel que sí quiere internarse, porque se da cuenta de que necesita internación.

—¿Y usted cree que hay voluntad política real para tratar esto en el Congreso o siente que hay trabas?
—Hay voluntad política desde el Ejecutivo. El Ejecutivo actual, cuando mandó la primera Ley Bases, estaba incorporada dentro de la Ley Bases la reforma de la Ley de Salud Mental; después en la segunda Ley Bases lo retiró. El presidente de la Comisión de Salud, Pablo Yedlin, que es pediatra, es muy reacio a tratarlo. Yo ya le he presentado dos 109, que son un artículo del Reglamento Interno del Congreso por el cual vos exigís con la firma de otros dos diputados de esa comisión al presidente que trate el tema y aún todavía no los ha tratado.

Hay muchos diputados... Yo soy una persona de diálogo, seas del espacio que seas, yo siempre voy a poder dialogar con vos y argumentarte por qué creo que esto, y muchos diputados kirchneristas que antes me decían: "No, la ley no se puede tocar", estos dos últimos años me ha dicho: "Marcela, tenés razón, tenemos que hablar de salud mental", y de hecho yo, tres días antes que pasara lo de Villa Crespo, presenté un proyecto para declarar la emergencia en salud mental y me lo firmaron diputados de todos los bloques, cuatro kirchneristas me lo firmaron.

—Y ese proyecto para declarar la emergencia en salud mental, ¿en la práctica qué conlleva?
—Y conlleva primero que se cumpla con el presupuesto que la ley ya dice. Segundo, establecer unidades móviles en lugares, en zonas rurales, en zonas de sectores más vulnerables, porque no en todos lados hay hospitales ni consultorios médicos. Tercero, establecer con la, digo mal el nombre, COFESA, que es la Confederación Federal de Salud, auditorías y seguimiento de esta emergencia que tiene que capacitarse personal, concientizar. Hubo una época, no sé ahora, que no se hablaba de suicidio, que era como que estaba prohibido en los medios hablar de suicidio.

Yo creo que hay que hablar de suicidio. Creo que la gente tiene que estar alerta porque tal vez vos no te suicidás, pero tu hijo sí, y vos tenés que estar atento a los signos que está dando tu hijo. Por eso creo que hay que concientizar. Y ahí también habla de eso la emergencia en salud mental. Habla de acondicionar los lugares que hoy existen, para que se pueda recibir hasta que se pueda volver a una normalidad en cuanto a construcción de lugares, qué sé yo, y habilitar a los lugares privados para que... Hay muchos privados que hoy podrían estar ofreciendo servicios, pero está prohibido por la ley.

Entonces es hablar de salud mental, es cumplir con el presupuesto que está acordado para salud mental, es ampliar los lugares para establecimiento y, obviamente, el gobierno tiene que cambiar las prioridades, porque lo mismo que está pasando con el Garrahan, no es que no hay plata, porque hay plata para la SIDE, hay plata para no cobrarle los 200 mil millones que debe el señor Tabaco. Hay que cambiar las prioridades, es decir, tenemos que tener una mirada más abarcativa de la salud pública.

—¿Usted cree que el Estado nacional no tiene como prioridad la salud mental?
—Totalmente. No lo tiene, no lo tiene este ni lo tuvo el anterior, ni lo tuvo tampoco. Bueno, se ha agravado todo mucho más después de la pandemia. Pero el gobierno anterior tampoco lo tuvo. De hecho, te lo demostraba que nunca cumplió con el presupuesto que estaba asignado por ley, por ley de ellos, una ley que dictó el kirchnerismo. El kirchnerismo nunca cumplió con ese 10% del presupuesto de salud que debía derivar para condicionar los lugares para salud mental. Y fue el que impuso la ley.

—Y también usted quiere en esta reforma hablar de los tratamientos prolongados.
—Sí, yo no me voy a meter en un tratamiento que tiene que ordenar un médico, que es el especialista. Pero esta ley le permite al paciente disponer su tratamiento y el tratamiento lo conoce, es decir, vos lo podés charlar con el especialista. De hecho, si vos tuvieses una enfermedad muy grave, vos lo vas a charlar con tu médico, obviamente, y tu médico te va a decir cuáles son las opciones, pero las opciones las da el psiquiatra, no las da el paciente. Entonces esta ley pone en cabeza del paciente todo. Y creo que acá hay que recuperar el rol de los que se especializaron y estudiaron más de 14 años. Porque es ser médico, es hacer la residencia, es cumplir con especialidades para poder atender.

Porque aparte, el psiquiatra tiene el beneficio para mí, tanto el médico clínico como el médico psiquiatra son dos profesiones, dos especialidades de la medicina que me enamoran porque son los que ven todo, porque ven la humanidad. Un psiquiatra no solamente te va a atender a vos, va a consultar a toda tu familia, va a conocer si vos estás yendo a la escuela a hablar con tu docente, es decir, tiene un espectro total de tu entorno para poder diagnosticarte y para poder entender qué es lo que vos estás atravesando. Entonces creo que hay que jerarquizar el rol del psiquiatra, que ha sido muy castigado con esta ley.

—Y en los últimos casos que se conocieron de familias donde un miembro asesinaba a ellos y después se suicidaba, en los dos casos coincide que habían dejado de tomar su medicación. En ese caso, esta reforma de la ley propone que si un miembro de la familia deja de tomar la medicación y vos como familiar no podés hacer que tome la medicación, ahí es donde vos llamás para internarlo.
—Exactamente. Y no solamente eso, porque vos, vos familiar, vos que convivís con él y que sos el primer lugar de agresión, tenés que poder ser oído y tenés que poder ser oído. Y tenés que poder hablar con el psiquiatra para que el psiquiatra... Suponete el caso, el último caso que manejaba un camión, peligrosísimo que una persona medicada, primero medicada maneje y segundo, habiendo abandonado la medicación, también que maneje porque es una persona que no está en su sano juicio, que está desequilibrada por lo que se demuestra después que pasó. Entonces me parece que no solamente la familia tiene que ser oída, sino que el psiquiatra debería tener la posibilidad de, a determinados organismos de control, advertirles: "Esta persona tiene su carnet habilitado para manejar y no debería estar manejando".

—Bueno, muchas gracias, Marcela, por acercarse acá a las oficinas de MDZ y conversar con nosotros.
—Gracias a ustedes y a todos los argentinos, le pido hablemos de salud mental. Nos lo están pidiendo los jóvenes, nos lo están pidiendo los adultos, nos lo están pidiendo los familiares. Es muy importante que hablemos de salud mental.

Mirá la entrevista completa a Marcela Campagnoli sobre salud mental:

Entrevista completa Marcela Campagnoli