La inteligencia artificial redefine el futuro de las fundiciones metálicas
La industria del aluminio compite por energía con gigantes tech. Solo la inteligencia artificial puede evitar cierres masivos en un mercado exigente.

En el nuevo mapa de la competencia industrial global, las fundiciones de aluminio y otros metales están en una encrucijada crítica. Estas plantas, muchas construidas hace décadas, son adictas a la electricidad. Mientras el precio del kilovatio-hora sube empujado por la demanda de centros de datos, inteligencia artificial(IA) y criptominería, las fundiciones compiten por el mismo recurso con jugadores que tienen márgenes operativos superiores y acceso directo a capital en abundancia. Una planta de fundición no puede pagar la electricidad como la paga Amazon o Nvidia.
En este contexto, la única vía de supervivencia es la eficiencia. La lógica es simple: si los costos de producción no bajan, el producto final no compite contra el aluminio chino, subsidiado y energéticamente más barato. Los aranceles proteccionistas en EE.UU. o Europa son, en el mejor de los casos, paliativos. Pero ningún sistema basado en barreras puede sostener indefinidamente una industria ineficiente. Si el precio final no es competitivo, el cierre es cuestión de tiempo.
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Por eso, las fundiciones que entienden el panorama ya comenzaron su transformación. Hydro Aluminium, en Noruega, implementó un sistema de control inteligente en su planta de Karmøy reduciendo el consumo energético en un 15% respecto al promedio global. Elysis, el proyecto conjunto de Alcoa y Rio Tinto, desarrolla un sistema completo de electrólisis sin emisiones de dióxido de carbono, con control digital automatizado. Rusal, en Rusia, experimenta con aprendizaje automático para modular en tiempo real la alimentación de alúmina y la temperatura de las celdas.
Cómo funciona el consumo
El impacto potencial es enorme. Una fundición promedio consume entre 13 y 15 MWh por tonelada de aluminio. Si la IA permite una mejora sistemática del 10 al 20% en eficiencia energética, el ahorro por tonelada podría ubicarse entre 1,3 y 3 MWh. Multiplicado por la producción anual de una sola planta —por ejemplo, 500.000 toneladas— estamos hablando de 650 a 1.500 GWh por año. Eso equivale al consumo anual de electricidad de una ciudad de 100.000 habitantes.
Pero la cuestión no es sólo el ahorro absoluto, sino el posicionamiento estratégico. El uso de IA en mantenimiento predictivo, diseño de procesos, visión artificial y optimización energética puede hacer la diferencia entre una fundición que sigue operando y otra que queda obsoleta en los próximos cinco años. No se trata de una moda ni de responsabilidad social, se trata de sobrevivir.
Los datos son claros: la fundición sin IA es una tecnología en extinción. Y nadie subsidia una especie muerta.
Las cosas como son
Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.